Esa idea que comentas es muy bonita, @GROUCHO. La de los entes que caminan por separado, o esa es la sensación que parece transmitirnos la película.
Yo también lo creo, y es algo que su cine evidencia desde The Master, además de suponer uno de los puntos de ruptura que lo separan de otros cineastas de su generación. Un cine donde somos capaces de sentir, en bruto, cada elemento por separado. Me parece algo muy valioso. La maquinaria de Hollywood y del cine europeo más académico está tan engrasada y es tan mecánica que todos los elementos de la película terminan por invisibilizarse, ya que ninguno existe realmente con entidad propia.
En el último cine de Paul Thomas Anderson, los elementos que forman la película parecen luchar entre ellos. Algunos planos son introducidos de manera violenta en el montaje, los movimientos de cámara poseen una gran fisicidad... Hay una constante evidencia del dispositivo cinematográfico, de la tensión que surge entre la posición de la cámara y el desplazamiento de un personaje. Y de estas luchas se crean quiebres y rupturas, que son las que creo que nos transmiten esa sensación.
Las películas están vivas, en perpetuo movimiento. Son rugosas, ásperas, instintivas y temperamentales. Todo esto no sirve para matar el misterio, sino para acrecentarlo.
Yo también lo creo, y es algo que su cine evidencia desde The Master, además de suponer uno de los puntos de ruptura que lo separan de otros cineastas de su generación. Un cine donde somos capaces de sentir, en bruto, cada elemento por separado. Me parece algo muy valioso. La maquinaria de Hollywood y del cine europeo más académico está tan engrasada y es tan mecánica que todos los elementos de la película terminan por invisibilizarse, ya que ninguno existe realmente con entidad propia.
En el último cine de Paul Thomas Anderson, los elementos que forman la película parecen luchar entre ellos. Algunos planos son introducidos de manera violenta en el montaje, los movimientos de cámara poseen una gran fisicidad... Hay una constante evidencia del dispositivo cinematográfico, de la tensión que surge entre la posición de la cámara y el desplazamiento de un personaje. Y de estas luchas se crean quiebres y rupturas, que son las que creo que nos transmiten esa sensación.
Las películas están vivas, en perpetuo movimiento. Son rugosas, ásperas, instintivas y temperamentales. Todo esto no sirve para matar el misterio, sino para acrecentarlo.
Última edición: