Respuesta: Quentin Tarantino. The post.
Por fin, una espina menos... ya he completado toda la filmo de Tarantino.
Hay un momento en la película, antes de que se abra la caja de Pandora (metafóricamente hablando), donde "El especialista" Mike (un Kurt Russell impagable), mira hacia cámara después de ver su futura presa (en forma de chicas dentro del coche) y sonríe. Tarantino demuestra de esta forma que puede hacer lo que quiera con el género y las modas que quiera que acabará haciéndolo suyo y convirtiéndolo en algo "made in Tarantino".
Película dividida en dos partes muy diferenciadas aún siendo muy similares, donde las maneras del Grindhouse quedan patentes con esos quemados, esos cortes, esos saltos y retrocesos, esos tonos desgastados y cambios de color pero que no aparcan el estilo del director. Desde luego, él es un maestro en ese aspecto. Y lo cierto es que no queda como guiño sino como muestra de respeto a un cine que quedó muerto hace tiempo y que tanto Quentin como Robert decidieron resucitar a modo de honra.
Regodeándose en lo que más le gusta: diálogos eternos sobre nada en concreto, dándoles ese cariz de conversaciones importantes para cosas sencillas. Si bien es cierto que este apartado Tarantino lo domina como nadie y es un as en el asunto, esta vez me ha parecido que se relaja demasiado y lo que se había convertido en uno de sus puntos fuertes aquí se transforma en algo bastante dilatado que se me ha hecho, por momentos, casi innecesario y porqué no decirlo: irritante en más de una ocasión. Siendo la primera parte la que más se asemeja a su estilo (quizás recordando a Reservoir Dogs o Pulp Fiction), la más contemplativa mientras que la segunda correría más por los campos que ya corrió Kill Bill.
Pero quitando ese apartado, donde las actrices no me convencen (lástima), lo demás es todo un acierto. Desde la aparición de ese "monstruo" anónimo, ese psicópata serial killer, envuelto en un monster movie cuando va transformado en el coche (todo un icono del nuevo siglo), con una planificación digna de un maestro, una puesta en escena realmente brillante, unas persecuciones raudas, veloces, como antaño y convirtiéndose en algo más que simples carreras.
Es más, Tarantino convierte al asesino en alguien, que por extraño que parezca, cae simpático y nos provoca mal estar que las tornas se cambien: que sea el malo el perseguido y la víctima el verdugo sin compasión (con una pelea final digna de la mejor carcajada cómplice). Con violencia seca, bruta / brusca, pero en menor medida de lo que yo imaginaba, fetichismo por los pies en casi todos los planos posibles, cameos de Tarantino y Roth, un elenco femenino no tan acertado como podría parecer a simple vista hacen que la película no sea de las mejores pero desde luego no desmerece su visionado.