Quentin Tarantino. The post.

Tiene mucho sentido. Es obvio que no hay directores mayores que él que hagan mejores películas que las suyas.

Y Esteban tendría que haberse prejubilado después de "Amistad", qué duda cabe.
 
De todas formas es Tarantino... tres pelis mas le cubren otra década o así y ya es un señor que pasa de los 50.
 
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Revisadas las 2 Kill Bill en glorioso Blu-Ray. No es nada difícil concebirlas como un todo pese al "continuará ..." de la primera y el "... en la anterior entrega vimos ...", porque una se refleja en la otra, descubrimos de verdad los mitos de Bill y la Novia creados en la primera a través del prólogo de la segunda y su glorioso anticlímax, que es por lo que pasará a la historia el conjunto.

Es una propuesta feliz, como todo Tarantino, un soplo de aire fresco ya desde su concepción narrativa, con ese over-the-top con el que concluye el primer volumen y lo reflexiva y pausada que es la segunda. Dicho esto, se trata de la película de Tarantino más fragmentada, más hecha a cachos, no sólo en sus capítulos sino, incluso, dentro de cada capítulo. Por lo tanto, se presta a un análisis fragmentado de esos cachos de película y, especialmente, en el primer volumen tengo pegas (a lo Emurion) con algunos.

- La secuencia pre-créditos + los créditos bang-bang impecables, sientan perfectamente la solemnidad de algo épico.
- El primer episodio es mejorable, me gusta la idea de entrar a todo trapo y la acción está muy bien rodada, pero me parecen insuficientes las interpretaciones en las pausas, a la actriz negra le falta carisma y, en general, falla la empatía con las 2 mujeres en su instinto materno para que la irrupción de niña tenga más efecto.
- El segundo empieza fantástico con la escena del sheriff (puro Tarantino con música 70's + presentación de personaje) y el giallo/De Palma + silbido de Daryl Hanna, sigue bien con el despertar y el recuerdo de la bala, pero se vuelve excesivamente trash con lubricantes, coñonetas y el tramo a silla de ruedas.
- El animé es una cima de todo, con Bacalov a todo trapo, impecable.
- El cuarto es una pasada, la metamorfosis de tono (cómico, dramático, trágico, poético) en la conversación con Hattori Hanzo y la forja de la katana con la mejor pieza musical del volumen.
- El quinto, el más largo, en general es un hallazgo audiovisual, la llegada a Tokyo, la entrada de O-ren con sus secuaces, el plano secuencia depalmiano de dentro del local, los previos de la matanza, el poético final sobre la nieve y la planificación de toda la matanza. Sin embargo tengo problemas con Gogo Yubari, su inserto flashback me sobra, en cambio el de la cabeza del jefe Tanaka es fantástico. Y no creo que sea un acierto el humor insertado dentro de la masacre, que debería tomarse en serio de principio a fin e incidir en ese tono solemne con el que concluye en el patio.

Además, incluso con la acertadísima e icónica selección musical de todo el volumen, se me antoja pobre la (escasa) aportación de RZA, que no está a la altura del resto.

El segundo volumen es más compacto y homogéneo, con la virtud añadida del diálogo que, incluso en momentos tan aparentemente digresivos como Madsen hablando con su jefe o La Novia con Esteban Vihaio, son brillantes e hipnóticos. Matrícula de honor al prólogo en b/n con maravillas como "se supone que ver a la novia vestida de blanco da mala suerte; - Me gusta vivir peligrosamente", al cuento de Bill sobre Pai Mei a la luz de una hoguera o todo el diálogo en el capítulo final a modo de anticlímax.

Después, en los capítulos centrales, hay lujos audiovisuales como la planificación y resolución del ataque de la Novia a la caravana de Madsen, la fotografía diferenciadora y el tono del delicioso capítulo de Pai Mei, el uso en la tumba y la calidad de la apoteósica pieza de l'Arena de Morricone y toda la secuencia de acción de Novia vs Elle, de una fisicidad pocas veces vista (y encima, con 2 mujeres).

Las poquísimas pegas de este segundo volumen serían el inserto del nombre de Beatrix en la escuela que, como concepto, me gusta el hecho de ocultar el nombre de ella hasta el pre-(anti)clímax como señal de que hasta ese momento no la conoceremos de verdad, un poco de la misma manera que no vemos el rostro de Bill hasta el segundo volumen, pero la forma de ese inserto es atonal y ridícula. Tampoco me convence la entrada a de ella a la casa de Bill y el tema de Bacalov que elige.

Finalmente, el comentado tema del epílogo con la niña, creo que como concepto está bien, la Novia cierra el ciclo, no sé si se puede llegar a hablar del Superhombre de Nietzche en el sentido de liberarse y vivir según sus propias reglas o de algo puramente animal (los epígrafes van por aquí) en el instinto maternal, pero lo veo correcto como coda final. El problema viene heredado ya del primer volumen, y es la, prácticamente, nula empatía que genera la Novia, en conversaciones como la que tiene con Vernita Green o la de Hattori Hanzo debería haber mostrado mucho más su lado adorable como para que, al final, el epílogo tenga resonancia y haga al espectador partícipe de la celebración final. Tarantino, en su admirable faceta antimaníquea, nos hace apreciar a personajes como O-Ren o Budd y, sobre todo, a Bill, pero se olvida del afecto a la Novia (lo supedita a los momentos con la niña, pero ya es tarde) y nos encontramos con un cortocircuito al final: lo que debería ser agridulce sobre el papel, la muerte de Bill, se torna enteramente agrio y ahí fracasa el epílogo.
 
Chapó, master. Crítica diez. No puedo opinar de los errores que comentas porque le debo un ojo bien crítico a ese díptico pues hace eones y la tengo difusa pero que vamos, se lee con placer lo que comentas.

Casualidades de la vida ¿mente colmena? hoy he visto, una vez más, Bastardos. Volvería a escribir lo mismo que dije hará unos meses pero es que es tan rematadamente perfecta que no hay plano que sobre o falte. Tan sólo ese inicio con la tensión que aumenta a cada frase que suelta Landa (las lágrimas del francés lo dice todo) para luego pasar al más puro estilo Tarantiniano con la presentación y modus operandi de los Bastardos. Es un tour de force que funciona cual reloj suizo. Hasta la escena del bar, que puede parecer la más aburrida, es tan tensa como cualquier otra (ese momento donde el alto mando irrumpe desde la oscuridad, como también lo hace el oso judío) es perfecto. La catarsis de Soshanna riendo como cabeza gigante dominadora entre humo es perfecta, esa risa maquiavélica es toda una declaración de intenciones que abruma, al igual que escuchar cantar a Bowie como grito de guerra. Pero sería tonto obviar una de las escenas más intensas cuando la propia fugitiva se encuentra cara a cara con el verdugo de su familia intentando mantener la compostura para romper en llanto cuando se encuentra sola.

Como dice Raine en su última frase (y que estoy convencido que se la auto atribuye el propio Tarantino): creo que esta es mi obra maestra. Y tiene toda la razón.
 
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