Cuento que la carrera es dura de cojones. Que la primera subida la hice fresco de piernas, contento y con buena temperatura.
De ahí la bajada hasta Cotos la hice regulando con idea de no quemarme antes de tiempo.
Subir a Peñalara se hace largo, pero con bastones y buena marcha se llega bien. Otra vez bajada y otra vez regulando y reservando. Mucha piedra y terreno roto en el que yo disfruto.
A partir de ahí llega la aproximación al tubo de cabezas, en el que vas notando bastante el paso de los kilómetros y las piernas van respondiendo cada vez peor hasta que llegas al famoso tubo de cabezas: subida corta y explosiva en la que salvas en kilómetro y medio un desnivel de casi 600 m. y que se hace durísimo.
Todo el mundo me recomendaba reservar hasta hacer cumbre en Cabeza Menor, pero a mi ya no me quedaba nada que reservar...
Y claro, falta el último tramo, un pequeño sube-baja y el descenso largo final desde Bola a Cercedilla que comienza siendo de sendero montañero de piedra, muy rota y que se va transformando en camino/pista mucho más corrible. Esa parte la hice penando porque muscularmente ya no me quedaba nada y el calor empezaba ya a apretar de lo lindo. Es una bajada que, con buenas piernas, se puede hacer tranquilamente a 4:14-4:30 (y asi lo he bajado en algún entrenamiento), pero el domingo solo podía ir a trote cochinero y caminando en cuanto el camino se ponía un poco cuesta arriba...
En fin, nada que me sorprenda. Ya me gustaría tener más piernas.
Llegué en 6 h y 56 minutos, cumpliendo mi objetivo de bajar de las 7 horas y sabiendo que lo puedo hacer mejor.
Ya digo: carrera dura, bonita, muy montañera y en la que se necesitan unas piernas muy fuertes para llegar corriendo bien a meta en esa última bajada para hombres de pelo en pecho!!