Soy tan viejo, que no me importa ser el único que esté en contra de esta barbaridad. Me da tanta vergüenza que un club como el Barça se arrastre en busca del fichaje de un tal
Neymar Júnior, que lo único que puedo hacer es escribir que el mismo día que se inaugura el
estadio Johan Cruyff, en La Masia, santo y seña de la entidad, el mismo día que el ‘mes que un club’ demuestra sensibilidad por el
legado del ‘Profeta del gol’, el Barça envíe tres negociadores a París para contratar al
mayor mercenario de la historia al módico precio (a pagar cuando sea, tal vez por la próxima directiva) de
170 millones, cuando el tipo lleva tres meses sin jugar, dos años cobrando millones sin meter un gol, sin ganar título alguno y fracasando en el PSG.
Un día después de que el barcelonismo se ilusionase con los suyos, la misma semana en que se empezó a hablar (catapultados por
Ernesto Valverde, que me extrañaría estuviese detrás de semejante despilfarro)
Aleña,
Carles Pérez y
Ansu Fati, por no recordar a
Riqui Puig,
Miranda,
Chumi,
Abel Ruiz y tantos otros, el Barça se presenta en París para repescar a un fiestero, a un jugador que nadie sabe cómo está ni si se ha recuperado de su última lesión, a un traidor que dejó al Barça tirado antes de empezar la Liga y al tipo, cuyo padre ¡dios que padre!, mantiene una querella contra el Barça para sacarle aún más dinero.
No quisiera ser yo el tipo que les diga a los niños que sueñan, a ese
Fati que se quedó llorando en el Camp Nou después de que
González González pitase el final del partido, que deje de soñar, que
Messi y
Suárez se han salido con la suya, que
Josep María Bartomeu quiere irse ganándolo todo y que la ilusión que ellos han generado se ha quedado en eso, ilusión. No será
‘Barto’, ni
Javier Bordas, ni
Eric Abidal, ni
Òscar Grau, ni
Patrick Kluivert, quien hable con ellos. Ya se enterarán por la prensa, por teléfono, por twitter, por washap.
Un futbolista que no existe
Porque lo que está pretendiendo hacer el Barça durante todos estos meses de verano no es otra cosa que fichar la reconstrucción de un futbolista que hace años que no vemos; comprar a una estrella, que, según Messi, se portará de maravilla cuando vuelva; repescar a alguien que ha jurado que no se irá al cumpleaños de su hermana y disolverá los ‘toiss’, es una apuesta, teniendo lo que tiene el Barça, innecesaria, vergonzosa.
Porque los malos suelen ganar cuando son más que los buenos y este rebelde, cuya única causa es la popularidad, los 'followers', su cuenta corriente, los ‘toiss’, los líos judiciales y el Whatsapp de sus amiguetes del Barça, no puede salirse de rositas, vencedor, una vez más, pues merece quedarse en la mazmorra de oro que él escogió, el PSG.
No lo necesitamos para nada, pero vendrá y, entonces, no podrán empatar un partido. O quemarán Caneletas. Eso sí, antes, ‘Barto’ despedirá a Valverde. Un clásico, vamos.
Emilio Perez de Rozas
No diga Fati, diga Neymar, por Emilio Pérez de Rozas
Completamente deacuerdo , que lo empaqueten a florentino y su chiricirco !