The boy, de William Brent Bell
(Cuidado, SPOILERS)
Una de terror con giro final que recuerda un poco a aquella de La huérfana; el director tampoco es que haga nada destacable y apuesta todas sus cartas en una vuelta de tuerca tan abracadabrante como absurdesca, pero donde encaja todo el percal (previamente, hay suficientes ingredientes para que cada espectador haga sus propias predicciones), intentando engañar con una posible explicación sobrenatural del asunto que finalmente no llega. Encuentro atractivo ese trasfondo de novela gótica, esa mansión antigua con sus rincones, el juego que da el muñeco... los personajes son de lo más sosainas, respondiendo a esos estereotipos de heroína asustada y con pasado misterioso a cuestas, héroe tontorrón, villano grotesco, envueltos en el enigma.
Una historia, en el fondo, sobre los errores del pasado, las consecuencias de una tragedia que continúa presente, así como sobre la incapacidad para asumir los pecados cometidos, cosa que engendra monstruos en lugar de cerrar heridas, ciegos como están esos dos viejales ante el horror del cual son responsables solamente ellos (la única redención posible es... en fin). El tramo final es ultratópico, con villano super-fuerte y ultra-resistente persiguendo a los dos protas, una vez que el pastel es descubierto. Puestos a imaginar, yo hubiera preferido que ella redimiera a Brahms quedándose con él y ejerciendo de madre, en plan familia-monster, quedando restituida así esa maternidad dañada; menudo final incómodo quedaría...
Sinister, de Scott Derrickson
El problema que veo aquí es un guión cogido con pinzas. O eso, o el director es quien no acierta a hacer el argumento creíble ni consistente. Película sobre el coco de toda la puta vida, el ogro que come niños; es decir, sobre el poder de los mitos, de las leyendas de tiempos ancestrales que toman cuerpo en el presente bajo nuevas formas (el cine), en nuestro caso, un demonio que habita en sus propias representaciones, generando en sus víctimas (aquí Ethan Hawke) una especie de fascinación-arrebato, y para cuando quieren huir ya es demasiado tarde.
Los vídeos dan muy mal rollo, más todavía con esa escalofriante banda sonora. El malo tiene cierto potencial icónico, aunque parezca un blackmetalero de la vida. El plano final creo que pretende ser una cosa postmoderna, pero más bien queda como una concesión para acojonar a la chavalada. En fin; si el cine de miedo de la última década ha buscado el terror en el vídeo, en internet, etc. ahora parece volver a los orígenes de esos temores primordiales y atávicos, pero sin olvidar (y naturalizando, de hecho) ese contexto de nuevas tecnologías.