Mandy
--SPOILERS--
Se podría decir que es una película mala de Nicolas Cage dirigida muy artísticamente y como si le fuera la vida en ello al tal Cosmatos, pero sería más acertado decir que la película entera es, literalmente, Nicolas Cage, y que su espíritu lo contagia todo; una cosa exagerada, ridícula, kitsch… pero con un punto de genialidad inexplicable y de personalidad que te fascina y no puedes evitar seguir mirando. Sin hacer nada que no haya hecho antes, aquí el hombre está en su más pura esencia, un oso tierno y un poco lerdo en sus buenos momentos, un puto animal furioso en sus peores… si me dicen que esto pretende ser un sentido homenaje a su obra y a su persona, me lo creería.
Muy bien rodada, desde luego, con un pulso hipnótico por momentos (destacaría la invocación de los moteros emergiendo entre la niebla y el posterior asalto a la cabaña entre flashes de luz), por un tipo que opta por todo lo contrario a la síntesis narrativa clásica, es decir, por un pausado ejercicio de atmósfera, de puro capricho estético y tomárselo todo con bastante calma (que puede impacientar), aún siendo la trama pura basura de serie Z que hemos visto hasta la saciedad. No hace ni falta hablar del uso (y abuso) del color, desquiciado y lisérgico a lo largo de toda la narración, pero añadiría también un muy buen y sutil trabajo con el sonido y la banda sonora del Johansson.
Joder, si es que es una cosa casi de dibujos animados! (el duelo de motosierras, sin comentarios). No me he podido tomar nada en serio (a los demonios esos se los ventila en 5 minutos, a uno le atraviesa de un flechazo y como si nada, mientras que a otro lo mata con un simple cúter!), la supuesta “maldad” de los malos es de coña marinera y la venganza de nuestro hombre nos importa un rábano a nivel emocional. Ahora bien, como colección de ocurrencias truculentas y “gore”, así como de grandes hits interpretativos de Cage, no anda mal. Por no decir que el diálogo apenas existe (con razón) y casi todo viene de parte de un villano muy conseguido en su grimosidad y ridiculez.