Respuesta: Romáaaantico
Venga, voy con una vivencia digna de un relato de Danielle Steel:
El sábado pasado estaba con un colega en la sala Morocco, haciendo el ganso y hablando con todas las mozas posibles, pero dado que eran todas unas aburridas integrales (joder, cómo me toca las pelotas esa pose de "es que no salgo para ligar", ámos anda), opté por otra táctica para pasar el rato, consistente en hacerme coleguita de los impresentables que no se atrevían a entrar a las chavalas y hacer de celestino entre ellos. A todo esto, ya hacia el final de la noche, ví que mi colega me extendía una alfombra hacia una borracha integral que no sabía ni donde estaba. Me acerqué y me puse a vacilarla:
Mensch: Venga, dame un beso niña, si mañana no te vas a acordar de mí.
Borracha: Uasdfglkdfkl, pero cúdrratelo chavagllll.
Se aleja de mí, y yo vuelvo a hacer el moñas en la pista. Hablo con los supuestos amigos de la muchacha en cuestión, los cuales me dicen que ninguno es su pareja (obviamente, sino ya me habrían dicho algo). Total, que mi amigo vuelve a hacerme el pasillo, a lo que yo me vuelvo a acercar, decidido a magrearme de todas todas. empiezo a frotarme de todas las maneras posibles, y a los escasos segundos empezamos a darnos la paliza. Ella empieza a tirar copas de todos los sitios mientras yo la chupeteo por todas partes, ella a su vez me muerde la lengua y los labios con tal violencia que casi me los arranca (japutaaa). En los momentos de descanso ella trata de hablarme y yo intento seguirle la conversación entre caricia y caricia:
Borracha: Uglksdflkjsdfkj.
Mensch: Tienes unos ojos muy bonitos (en realidad los tenía cerrados, pero bueno).
Borracha: Agsdgjkdflñkjsdglkj.
Mensch: Me encanta tu acondicionador para el pelo.
Borracha: Edsfklñklkdlñgdkl.
Mensch: Por cierto, ¿cómo te llamas?
Borracha: Bsdfkklñj, Nuria, sdfjhksjdfhj.
Total, cierra el garito, y trato de salir con ella a la calle mientras la salvo varias veces de caerse al suelo. Cuando ya salimos al exterior de la sala, empieza a amanecer y me doy cuenta de lo ridícula que es la situación, y de que no me apetece un carajo estar cuidando de esa pava. A ver si por intercambiar un poco de babas se va a pensar que le debo algo. De manera que la dejé con dos tíos que hay en la puerta a los que parecía conocer (o no, y la verdad es que tampoco me importaba), y cogí y me largué.
En resumidas cuentas, creo que este es el máximo nivel de romanticismo que ahora puedo ofrecer.
Un saludete
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