Samuel FULLER

La primera y la tercera creo que también las van a poner, intentaré ir para volver con un elliottesco nostamal.
 
Sí, dirás que Robertson está hostiable, etc ... Por cierto, respecto a lo que comentabas del mal montaje de Forty Guns, he leído a Miguel Marías en un artículo que se enlazó en este hilo:

Cada cambio de plano, y sus saltos de escala (a veces extremados), los movimientos de cámara, los picados, los primeros planos… se notan - y mucho - en Fuller, como se sienten la materialidad, la consistencia, la textura, el tacto, el volumen, el peso, la corporeidad o el relieve de los objetos, los seres humanos, los animales, los paisajes. Su cine - cada imagen y su choque y contraste y sucesión - tiene una dimensión mucho más materialista y física de lo que es habitual en el cine americano. En Fuller cuentan de verdad el peso y la fuerza de la gravedad, no es precisamente un cine ingrávido y flotante o vaporoso, sino decididamente sólido y tangible.

FOCO - PERCUSIÓN Y PRECISIÓN EN SAMUEL FULLER, por Miguel Marías

Quiero decir que esto puede ser como cuando se dice que Scorsese monta mal y, en realidad, puede ser premeditado, piensa que Fuller es muy arriesgado y transgresor.

Yo he seguido disfrutando y hoy he visto A bayoneta calada (1951), otro bélico maravilloso, rodado el mismo año que el anterior y con el protagonista que interpreta un papel parecido, aquí la localización es directamente un espectáculo, es como si hicieran la guerra en las faldas del Himalaya, con un uso y un aprovechamiento superlativos (parece que había algo más de medios que en la anterior, pero todavía austera) del estudio y rodando una batalla de una fisicidad tremenda, he llegado a coger frío con esos detallazos como lo de los calcetines mojados, con varias set-pieces acojonantes (atención al campo de minas) y complementado por unas escenas corales e íntimas de diálogos y relacines entre personajes maravillosos, es tan cinematográfico como verosímil, la humildad, el miedo, el orden dominan toda la película en la que cada muerte importa, pero sin violines, con su máxima de la supervivencia como bien absoluto hay una sensación de vida, de continuidad, de libertad en definitiva. Es todo lo contrario a algo acartonado.
 
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Cuarenta pistolas

El prólogo es toda una declaración de intenciones. Cine primario en vena, imagen y sonido, emociones. Una fuerza desatada que irrumpe con furia y crece en la pantalla. Luego, lo del poblado; puntual locura de montaje, una mirada, unos pasos, un uso muy hábil de la fragmentación. La tormenta, o la representación visual mediante la naturaleza de las emociones contradictorias de ambos protagonistas. Planos-secuencia, resueltos con mucha economía, sirviendo uno de ellos para mostrar el poder absoluto de la cacique. Otro momento memorable, el del callejón, planificado como un rompecabezas visual. Tanta mención a secuencias y planos concretos puede hacer pensar que estamos ante una película-juguete donde el guión no importa tanto… y es que, efectivamente, el texto de Fuller, hecho de lugares comunes reciclados del western, peca de cierta confusión y de varios finales solapados.

Me han convencido, aún así, varios detalles, empezando por dos mujeres de armas tomar (la protagonista y también la armera). Ramalazos de crueldad y dureza sin concesiones, como lo del sheriff cobarde y lo que ocurre con él. El avance histórico que supone el ocaso de los terratenientes locales frente al poder central: un fuera de ley intenta reconvertirse en un agente de la ley, mientras que ella sabe que tiene los días contados. Los dos son iguales, ambos desarraigados, solitarios, con hermanos que se les rebelan y un pasado turbio, manteniendo una relación de atracción y rechazo (el final, sin embargo, deja abierta la posibilidad de la esperanza y la redención). Supongo que esto no es (o era) nada nuevo, pero sí que es eficazmente reciclado por quien fuera un director nato, un gran temperamento del cine que supo plasmar una visión insobornable del mundo en sus películas.


Yuma

Supuestamente el germen de Bailando con lobos, una historia sobre los vencidos en la guerra de secesión, o el conflicto personal de un hombre que está entre dos mundos muy diferentes (tras perder todo lo que tenía en la contienda, decide irse a vivir con los indios sioux). Un tipo atormentado, incapaz de asumir la derrota, de entender que ahora él también es estadounidense y que el odio hacia el prójimo ya no tiene sentido (a saberse cuántos debió de haber como él en la realidad). Fuller mete el dedo en la herida y aborda este tema polémico, de manera muy explícita, sin casarse con nadie (evita en todo lo posible demonizar a nadie, mostrando a sus personajes tal y como realmente son) y concluyendo de manera circular, con esa última bala disparada en una guerra; el protagonista acaba reconciliado consigo mismo, descubriendo su nueva y auténtica identidad.

La “carrera de la flecha” del título original (el español no tiene sentido ni relación alguna con la trama, aunque debió de ser más vendible) protagoniza una secuencia muy representativa de un Fuller “on fire” y jugando con la imagen y el montaje… lo cierto es que este hombre consigue instantes de una enorme pureza, capaces de decir lo que no dicen las palabras (sin ir más lejos, es capaz de desnudar el carácter chulesco del villano mediante un simple plano en el momento oportuno). El asalto final al fuerte, otra hazaña de dirección, conseguida con unos medios de serie B. Nuestra Sarita Montiel cumple como interés romanticoso del héroe, así como voz de su conciencia. Y así en general, muy digna película que (sin irse por las ramas) aprovecha bien tanto el paisaje, los espacios, como el aspecto más humanista de los personajes, sus interacciones y el tema más “político”.
 
Voy a tener que hacer caso a sik e intentar no saltarme ninguna porque películas, en teoría, menos famosas o valoradas como sus 2 primeros westerns, Verboten!, Yuma o, sobre todo, El kimono rojo (ojo, la favorita de Miguel Marías) parece que tienen un culto y un encanto tremendo por distintas razones.

Y después está el bélico de Corredor hacia China que, después de haber visto 3 bélicas (me falta también Invasión en Birmania) que me parecen lo mejor de la historia del género, no me la pierdo ni loco, aunque tenga mala fama.
 
La francesa que hizo después de White Dog no tiene mala prensa, lo que, de momento, no la he encontrado. Shark parece un salto al vacío pero, a priori, una serie Z con tiburones rodada por Fuller suena irresistible ...
 
Yuma

Supuestamente el germen de Bailando con lobos, una historia sobre los vencidos en la guerra de secesión, o el conflicto personal de un hombre que está entre dos mundos muy diferentes (tras perder todo lo que tenía en la contienda, decide irse a vivir con los indios sioux). Un tipo atormentado, incapaz de asumir la derrota, de entender que ahora él también es estadounidense y que el odio hacia el prójimo ya no tiene sentido (a saberse cuántos debió de haber como él en la realidad). Fuller mete el dedo en la herida y aborda este tema polémico, de manera muy explícita, sin casarse con nadie (evita en todo lo posible demonizar a nadie, mostrando a sus personajes tal y como realmente son) y concluyendo de manera circular, con esa última bala disparada en una guerra; el protagonista acaba reconciliado consigo mismo, descubriendo su nueva y auténtica identidad.

Decía el cabrón de Fuller, en un documental imprescindible que está en los extras de Uno rojo, que comenzar la película con un tipo que es capaz de comer sobre el cadáver de su enemigo recién muerto sin demasiadas contemplaciones, indicaba el grado de desesperación al que había llegado el sur, ya al final de la guerra. Con una imagen concreta se expresaba el animalismo de todo un ejercito en ese momento, hambriento, enloquecido y acorralado. Puto genio.
 
Shark parece un salto al vacío pero, a priori, una serie Z con tiburones rodada por Fuller suena irresistible ...

Colocó una reseña que escribí cuando la vi:


shark-light.png


ARMA DE DOBLE FILO (1969) de Sam Fuller.

Título maldito de Fuller, que sufrió cortes y cosidos de los productores, pero aún con todo un disfrutable "desastre" en clave posmodernización zetosa del noir situada en un Mejico caracterizado como Sudán, con elementos típicos del autor: personajes turbulentos y no precisamente positivos, violencia y sordidez (conceptual y visual) no mainstream, puesta en escena inquieta, humor negro (ese final …), triángulo amoroso y femme fatale de raíz clásica (ella la mejicana Silvia Pinal) … ; y a todo esto el éxotico toque de la localización, de un tesoro sumergido y tiburones poco amigables. Dentro del trash pero entretenida (para mi gusto) por su desvergüenza y virulencia.
 
Shark parece un salto al vacío pero, a priori, una serie Z con tiburones rodada por Fuller suena irresistible ...

Colocó una reseña que escribí cuando la vi:


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ARMA DE DOBLE FILO (1969) de Sam Fuller.

Título maldito de Fuller, que sufrió cortes y cosidos de los productores, pero aún con todo un disfrutable "desastre" en clave posmodernización zetosa del noir situada en un Mejico caracterizado como Sudán, con elementos típicos del autor: personajes turbulentos y no precisamente positivos, violencia y sordidez (conceptual y visual) no mainstream, puesta en escena inquieta, humor negro (ese final …), triángulo amoroso y femme fatale de raíz clásica (ella la mejicana Silvia Pinal) … ; y a todo esto el éxotico toque de la localización, de un tesoro sumergido y tiburones poco amigables. Dentro del trash pero entretenida (para mi gusto) por su desvergüenza y virulencia.

A mi esta se me atraganto cosa mala y eso que soy Fullero de pro :)
 
Shock Corridor (1963). Aquí sí que creo que estamos no sólo ante la gran obra maestra y la mejor película de Fuller sino ante una de las mejores obras del cine americano de los 60 porque, además, ya es puente total (aunque en cierta medida todo Fuller lo es) a esa revolución cinéfila que supuso el nuevo Hollywood. Si sus obsesiones siempre han sido el periodismo, la guerra y una idea de los Estados Unidos como tierra de integración, aquí las vuelca todas como si no hubiera mañana, en el culmen artístico de su carrera y con el pesimismo del autor maduro que sabe que su ideal no se va ni a acercar a cumplirse.

La película, con un look totalmente absorbente desde el minuto 0 a caballo entre el noir y la Twlight Zone, claramente discurre a 2 niveles, el más superficial y que sigue la trama, una original entrada en un manicomio para resolver un crimen, aquí el texto tiene una simplificación casi de serie b o, ahora ya en la época actual, de videojuego, testigo 1 lleva a pista 1, testigo 2 pista 2, testigo 3 pista 3 y asesino, una simplificación que ayuda en 2 cosas a Fuller, la primera es a hablar de (sus) grandes temas a través de una película de género (igual que en White Dog, por ejemplo, o como lo hace Tarantino en sus últimas, de hecho, The Hateful Eight tiene mucho en común con esta) sin que la trama despiste demasiado, y la otra, probablemente relacionada, es el tono que ayuda a desdramatizar la película y a hacerla mucho más entretenida, hay que tener en cuenta que los temas de denuncia social y el pesimismo que desborda esta película serían muy difíciles de equilibrar en un dramón. El otro nivel de la película, evidentemente, es el subtexto, no es que Fuller nos pinte su país como un manicomio, es mucho peor, es que manifiesta la locura como única respuesta posible para los que se arriesgan a mejorar el país, que se topan con unas estructuras de poder enquistadas, maquiavélicas y otros males como el racismo y el odio en una sociedad que ya lo lleva insertado ancestralmente. Incluso la resolución del crimen se obtiene a hostia limpia y desde la locura. Al principio, su novia le dice "no puedes ser normal?", ahí está el quid de la cuestión, no hay opción a destacar sin quedar corrompido por el poder o enajenado ante los obstáculos y la falta de valores.

A nivel formal, como he comentado, ya es muy moderna, con una narración onírica y unos insertos en color (de otras películas suyas) que le dan una textura heterogénea tan propia de la revolución cinematográfica que se daba en Europa.

White Dog (1982). Bastante emparentada con la anterior tanto en su denuncia social a través del cine de género como en el pesimismo que queda después de su visionado, el tema elegido es genial para ni siquiera tener que forzar los 2 niveles de interpretación de Shock Corridor, aquí está todo tan integrado de manera tan natural con la tolerancia, el tema racial, el germen del mal en la educación, las segundas oportunidades, etc, que Fuller, acertadamente, se limita rodar con pulso el thriller, con momentos de una tensión insoportable, con otros de una violencia descarnada e incluso con un grupo hawsiano que gestiona el marronazo. A nivel formal, a destacar por encima de todo al perro en todas sus facetas, tanto su elección, su utilización en rodaje (las 2 caras que consiguen sacar del perro son memorables) pero, sobre todo, el maravilloso montaje que da una verosimilitud a toda su actuación inmejorable, con unos cortes perfectos. Respecto al hecho de que sea el protagonista, la verdad es que convierte todo el subtexto de la película en algo mucho más orgánico, imaginar una persona en ese rol no haría más que parecer manipulador y moralizante, en cambio el perro tiene toda la inocencia imaginable y, de ahí, sale algo completamente antimaníqueo. El sobrecogedor momento de la aparición del amo es oro puro. La única nota negativa es una fotografía planota y no aprovechar a Morricone al 100%.

Invasión en Birmania (Merrill's Marauders, 1962). Ésta es todo lo contrario que la anterior, rodada y fotografiada como los ángeles, con un scope y unas localizaciones maravillosas, casi podría pasar por un David Lean, siempre, claro, con la fisicidad fulleriana por bandera, pero no consigue Fuller sortear del todo una épica algo forzada y que tan bien había evitado en su díptico de Corea, quizás influya bastante el regusto de los créditos explicativos finales, pero también que blanquea en exceso, a través de la empatía que genera su amistad con el teniente, una actitud casi psicópata de un general que toma unas decisiones demasiado cuestionables, un "todo por la patria" excesivo que sorteaba con suma elegancia en las otras 2. Todas sus demás virtudes están ahí intactas, la dinámica de grupo, las normas de la guerra, no demonizar al enemigo, el factor humano y, aunque con escasos medios conseguía milagros en las de Corea, aquí la fisicidad todavía es más palpable, sin abandonar para nada el factor psicológico, es una bélica de aventuras modélica en la que la supervivencia y el extremo cansancio son protagonistas, y es dónde choca con el guion o con la intención final de los productores, Fuller describe antiépica y el guion pide héroes sobrehumanos al final. Con todo es una notable película y un placer visual continuo.
 
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Ahí va un repaso de algunas

UNA LUZ EN EL HAMPA (The Naked Kiss, 1964 -Samuel Fuller)


Enorme film de Fuller, que en su revisionado se me antoja como uno de los más completos y complejos de su carrera. Su logro es que hace una mezcla apropiada entre el cine negro y el folletín de inspiración "Peyton Place", y logra con una facilidad pasmosa mantener el equilibrio y hacer creíble su trama: Una exprostituta (Magnífica interpretación de Constance Towers) intentando rehacer su vida en una nueva ciudad, acosada por fantasmas de su pasado y de una realidad (que aparentemente feliz en los principios) acaba siendo tan oscura y dura como su pasado

EL BARÓN DE ARIZONA (The Baron Of Arizona, 1950 -Samuel Fuller)


Una de las grandes obras de Samuel Fuller que aquí se inspira en hechos reales y narra la historia de un timador (enorme composición de Vincent Price en uno de sus mejores papeles) que planificó y ejecutó la idea de erigirse en el propietario directo de Arizona gracias a un completo plan de falsificaciones documentales. El film que equilibra muy bien su pertenencia genérica es a la vez western, thriller político y algo de drama romántico...Es un combinado notable, entretenido y enérgico, que funciona gracias a la puesta en escena de un Fuller muy inspirado, juguetón, que además vuelve a demostrar como saber aprovechar las escaseces presupuestaras a favor del film y su narrativa.Muy recomendable

MUERTE DE UN PICHÓN (Dead Pigeon on the Beethovenstreet, 1973 -Samuel Fuller)


Rodada en una etapa muy complicada de su director y partiendo de una premisa argumental que no es nada del otro mundo...Todo un irregular, desbalazado, pero también a ratos apasionante film de Samuel Fuller. Fue rodado como un encargo para la televisión Alemana (dentro de una serie de films policiacos) y en el que curiosamente -a pesar de una caótica estructura, muy evidente en su primer tramo y un presupuesto limitado- acaban aflorando retazos, secuencias (por ejemplo esa lucha final entre el héroe y el villano con armas antiguas) y momentos de una inusitada fuerza e inspiración.

CORREDOR HACIA CHINA (China Gate, 1957 -Samuel Fuller)


Sin estar a la altura de "Casco De Acero" pero en cualquier caso otro de los ejemplares films bélicos con los que Sam Fuller se hizo un hueco de honor en el género, aquí mezclando la trama de un grupo de soldados adentrándose en una misión de sabotaje en filas comunistas en plena guerra de Indochina. El film vuelve a mostrar la habilidad y el estilo seco y cortante con el que Fuller se movía en el género, a veces con tono casi documental (en ello ayuda el inevitable uso de fragmentos de stock sacados de noticiarios, que le permitían ahorra presupuesto)...y a la vez saber hacer un buen retrato dramático de los diferentes personajes que habitan en esta ficción

A BAYONETA CALADA (Fixed Bayonets, 1952 -Samuel Fuller)


Retorno de Fuller al género bélico tras su excelente "Casco De Acero", aquí sustituímos el paisaje selvático por uno de helado, pero se mantienen casi las mismas constantes que la anterior: Eficacia narrativa, ritmo constante y una estructura muy minimalista. Fuller sabía como adaptarse a un presupuesto bajo, aquí el decorado es explotado al máximo, con un buen retrato de personajes y detalles muy logrados (los soldados fregandose los pies, la secuencia del campo de minas)

BAJOS FONDOS (Underworld USA, 1961 -Samuel Fuller)

Uno de los mejores films de su autor, emblemático "film noir" con una venganza tramada desde la tierna infancia de nuestro protagonista (Cliff Robertson) empeñado en desvelar y aniquilar a un grupo de mafiosos que apalearon brutalmente a su progenitor. Rodada con pulso y constantes puntazos visuales con los que solía marcar las secuencias (el uso de una excesivamúsica de Harry Sukman también ayuda lo suyo)...Le vuelve a fallar en ocasiones el dibujo de algunos personajes y situaciones -siempre me pareció mejor director que guionista- no del todo bienes resueltas, pero Fuller lo compensa con la contundencia, garra y ritmo con el que envuelve toda la trama y algún personaje -ese asesino encarnado por Richard Rust-ciertamente memorables
 
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The Naked Kiss (1964). Con una fotografía que, al igual que en Shock Corridor lo hacía con el thriller psicológico, disfraza de noir un melodrama, pero no es un melodrama/noir al estilo de las elegantísimas propuestas de un Fritz Lang maduro con Human Desire o Clash by Night, esto es puro Fuller, un tren de mercancías que arrasa con todo, y ese tren es Constance Towers que llega a un pueblo a quitar la tontería y la hipocresía. Basta ver el arranque, una paliza de tomo y lomo no sólo a su chulo sino también al espectador, qué huevos rodar esto en Hollywood en el 64! Igual que en la anterior, formalmente está cuidadísima, pura vanguardia acentuando su más que demostrada personalidad desde que empezó a hacer películas y qué decir del texto, entre Shock Corridor y esta no se puede sacar más mierda a la superficie, no es extraño que lo echaran a patadas, deletrea todas las miserias de la sociedad americana (desgraciadamente, todas muy actuales) en sólo 2 películas. No me parece tan redonda como la anterior por algún momento demasiado manipulador, pero es un portento imprescindible, el regusto final casi es el de un The Searchers con prota femenina, en su desubicación y partida del lugar dónde ha cumplido una misión. Hay una metáfora preciosa (aunque solo sea temporal) de la propia película en una escena en que ella quiere que un niño se llegue a las puntas de los pies con las manos, se ve el rostro de ella deseando y empujando para que lo consiga, y en ese plano no es capaz y se ve su decepción. Algo muy serio.
 
El kimono rojo (1959). Fantástica propuesta que, según el documental que enlazó el otro día sikander, es la que le "dejaron hacer" en aquella época después de firmar un contrato por siete películas, por tanto, si el cine de Fuller ya es personal siempre aquí todavía lo es más por la libertad que tuvo en la elección de la historia. La película es muy curiosa, arranca con una atmósfera negra de barrio chino (japonés en este caso) y todo parece indicar que vamos a asistir a un procedimental para encontrar a un asesino, sin embargo, un triángulo amoroso entre los 2 detectives y una pintora involucrada en el caso se va apoderando del metraje de una manera casi inconcebible hasta, prácticamente, llegar a olvidar el caso. La gracia de todo esto es que el caso sirve para resolver emocionalente la trama amorosa, muy curioso porque las experiencias personales de los policías y detectives, normalmente, ayudan a resolver casos, aquí es totalmente al revés. Además, ya hay en un mcguffin en forma de espectáculo oriental de variedades, que sólo llegamos a conocer de oídas, una metáfora entorno al triángulo amoroso y a los celos, vistiendo el tema como algo universal. Y no se para aquí la relación de la película con el arte, porque la mujer y el policía de origen japonés sintonizan y se enamoran a través del mismo, con la pintura ella y la música él.

Al final son 80 minutos escasos con un concentrado de Fuller al 100%, con una amistad masculina cosida a prueba de bomba durante la guerra de Corea, una fascinante atmósfera de bajos fondos orientales, un claro toque de esa deriva nouvellevaguiana que daría a los pocos años (Shock Corridor, The Naked Kiss), un rotundo pulp tanto en su faceta policíaca como en la romántica y un alegato integracionista indisimulado, esta vez con los orientales, netamente antiracista y contrastando ese odio racista con el (para él, inevitable) propio de los celos y de la visceralidad del amor.
 
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El documental que enlazó el otro día Sik es canela en rama. Lo acabo de ver y menuda joya, con Tarantino y Robbins hurgando entre las posesiones de Fuller...
 
El barón de Arizona (1950). Curiosísima propuesta, basada en hechos reales, mezcla de géneros (aventuras, western, drama social y político, comedia), con toda la energía propia de Fuller y aquí focalizada en Price, que puede ser un precedente, tanto en el estilo biográfico como en la ambigüedad moral, del Scorsese mafioso a raíz de Goodfellas. A destacar la relación entre perseguidor y estafador, y esa la coherencia fulleriana en ese idealismo anti-turbas, anti-totalitario en la secuencia más westerniana (ahí recuerda al primer Lang americano). Con todo, es irregular, todo lo que no es un extraordinario Vincent Price y su antagonista son personajes acartonados, no consigue que todo fluya con la armonía y el vigor de su posterior Park Row, por ejemplo, y la película es mejor cuando se acerca al western en su segunda mitad que en una primera de extrañas aventuras, aunque el prólogo narrado y la manera de entrar en la historia (como siempre en Fuller) es muy buena. Otro gran punto de puesta en escena es la rima de las lluvias inicial y final.
 
Run of the Arrow (Yuma, 1957). Esta me ha parecido un totemazo top Fuller, eh. No entiendo com esta película no tiene más culto, es que no está ni editada en Bluray y la calidad del DVD deja mucho que desear. No es ya que empiece como los dioses, como bien habéis comentado, y describa tan soberbiamente el punto de vista de los perdedores, es que es un auténtico tratado sobre aquello que el sheriff renegado de The Hateful Eight llamaba "dignity in defeat", cómo hacer frente al odio que supone una derrota mostrándolo con un guión maravilloso que escarba en 3 bandos (confederados, yankis y sioux), no puede haber más poesía que en la conversación de Steiger con su madre, o ese encuentro con un sioux de vuelta de todo, las dos carreras, la rima de la bala (qué final!) ... Y, por otra parte, acción made in Fuller con violencia a la vuelta de la esquina o esa desarmante batalla final. Hay tanto lirismo en el protagonista (antes sioux que yanki!!!) y su odisea que parece una de Milius. Y qué coherencia en toda la carrera de Fuller en el respeto a las identidades, en la integración como bien absoluto y su ideal de USA. Hay una conversación con un oficial nordista extraordinaria al respecto. Maravillosa.
 
Seguimos repasando

BALAS VENGADORAS (I Shoot Jesse James, 1949 -Samuel Fuller)


Debut del finado Fuller en la dirección cinematográfica con un irregular pero extraño/atractivo western, muy curioso en su propuesta fatalista y tristona -antiheroica- de seguir las andanzas de Bob Ford (excelente John Ireland) marcado por su papel de asesino de Jesse James. Apunta buenas secuencias y un tiroteo final (diurno) , ciertamente logrado, con nuestro protagonista sumido en la negrura total

INVASIÓN EN BIRMANIA (Merrill´s Marauders, 1962 -Samuel Fuller)


Notable film bélico que va de menos a más y en el que Fuller da rienda suelta a su buen sentido del ritmo y del encuadre, constantando de nuevo que su talón de aquiles era esencialmente el guión (aquí francamente discreto), salvado siempre por sus fogonazos de genio y el desencanto habitual de sus personajes

EL ODIO DE LOS MAGUiRRE (The Meanest Men In The West, 1967 -Charles S. Dubin & Samuel Fuller)


Inenarrable BODRIO que hay que ver para creer, de visionado casi obligado en escuelas de montaje -para aprender como no se deben hacer las cosas- confeccionado a partir de la unión de dos capítulos de la serie "El Virginiano" con un montaje chapucero a base de falsas máscaras, tomas invertidas y cambios de decorado: El resultado intenta hacer creíble una trama imposible...Y como fantasmas muy buenos actores van deambulando por ahi (Lee Marvin, Lee J. Coob, Charles Bronson....Y por supuesto ni una sombra del talento de Fuller asoma

EL KIMONO ROJO (The Crimson Kimono, 1959 -Samuel Fuller)


Interesante thriller que a pesar de su irregularidad acaba siendo uno de los films más divertidos, emblemáticos y representativos de la personalidad de su autor. Una muestra de su estilo seco y a la vez dinámico, de su gusto por los choques entre culturas (aquí la japonesa y la americana), la noción de la amistad y la camaradería (traicionada o no) y también un soterrado romanticismo que aflora con fuerza en el último tercio del film. Y aunque el guión (como casi siempre en Fuller) no acaba siendo lo redondo que debería y la trama un remendo de misterio de novela barata -en el que importa bien poco quien es el culpable- Acaba funcionando por los fogonazos estilísticos, como ese fulgurante asesinato inicial que tiene la película o un final también vertiginoso
 
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