Shyamalan ESTÁ RODANDO una peli low cost: THE VISIT

En ese sentido no está del todo afinando porque partes está completamente editadas, musicadas y posproducidas, y otras aún por terminar (cortes en mitad de frases, entradas y salidas a quitar).

¡Estamos viendo un workprint!
 
¡Estamos viendo un workprint!
De hecho, ese es el término que mejor resume el concepto de la película.

Mucho se ha debatido sobre si la película es metraje encontrado o sobre si es falso documental, cuando en realidad es un híbrido de los dos. En realidad es un vídeo casero, con pretensiones artísticas y a medio acabar. De cada uno de los dos géneros, Shyamalan toma lo que más le interesa, dejándose guiar por las necesidades narrativas y menos por lo que se supone que debe caracterizar a un determinado género.
 
Yo creo que da igual la clasificación. Lo importante es la forma de dirigir ese vídeo casero y cómo hay cosas que siguen chirriando (menos de las que esperaba, todo hay que decirlo) y cosas que dirige mejor que muchos.
 
Con todos mis respetos, vaya estupidez. Es como decir que en las películas no debería sonar música porque los personajes la escucharían. Es una licencia artística que está magistralmente llevada. Lo verité aquí no tiene sentido.
 
No sé a qué te refieres con lo verité, pero el punto de vista es demasiado familiar para el público como para que se pueda tomar las mismas licencias de algo menos subjetivo. O igual es que estamos asistiendo al nacimiento de sus propias licencias y yo aún no las trago.

Me refiero a cosas como los encuadres y movimientos, no a la calidad de la cámara que sí cuela.
 
La entrada de la música es maravillosa, sí.

Emurión, la maestría de este hombre es calzar esos planazos y mezclarlos como si grabados accidentalmente se tratara.
 
Sí, a mí eso no me parece mal. Es como lo del zoom: Shyamalan hace como la niña recurriendo a los recursos fáciles y efectivos, por mucho que se haya reído antes de ellos.
 
La niña dice en mitad de la película que queria acabar el documental con la música del musical favorito de la madre... Y VAYA SI LO HACE! :D
 
Cuidado, SPOILERS

Ver esta película es como ir al túnel del terror de la feria en compañía del típico amigo gracioso, que no tiene miedo de nada, que no para de cachondearse constantemente de aquello que debería producir pavor. Shyamalan viene a confirmarse, una vez más, como un tipo que está muy loco, y sobre todo, muy de vuelta de todo, haciendo la película que le ha salido de los cojones, posiblemente una obra menor en comparación con otros logros, pero que transpira un amor por la profesión que desarma por completo. Un artefacto gamberro, absolutamente consciente de sí mismo y carente de pretensiones, que también puede entenderse como un bonito homenaje al cine de género, al cine de ver en compañía de amiguetes; y en tal sentido, me ha parecido una experiencia por completo primaria y alejada de filosofías trascendentales, de disfrutar saltando en el asiento y mondándose a lágrima viva ante las deliciosas paridas de las que somos testigos.

Y nada de dejarse el cerebro en la puerta, porque la ironía y la mala leche no desaparecen ni un segundo. Hay, o al menos parece haber, un doble sentido en los típicos golpes de efecto, giros de guión y tópicos varios del terror adolescente, una convivencia evidente de lo serio y lo bufo, hasta el punto de no saber dónde empieza una cosa y dónde termina la otra. Y es que el auténtico giro final es la autoría del “documental”, una película rodada por su propia protagonista, haciendo gala de unos recursos (tanto atemorizantes -los árboles, por ejemplo- como dramáticos -el pegotazo llorica final-) de cuchufleta... terreno pantanoso, lo sé, donde caemos en la especulación de “es que tal cosa es así de cutre porque el director imita tal punto de vista” y etcétera. La banda sonora “irónica” y los letreros cutres, en tal caso, cobran todo el sentido del mundo. Una niña con alma de artista que busca la verdad, la sinceridad por encima de todo, con un hermano youtuber dándo por saco y quitándole importancia a un discurso que puede caer en la pedantería.

La dosificación de la locura creciente de los viejos, el humor raruno confirmado y además desatado, puntos muy a favor. El melodrama familiar tan propio de este señor no creo que aporte nada nuevo, pero es curioso como consigue insertarse en el tinglado; personajes enfrentados a la separación y que repiten errores del pasado, hasta que una experiencia del todo inverosímil les hace superar sus traumitas. El recurso del falso documental, tan trillado, queda justificado por completo al final, aunque tanta elaboración es cierto que pueda chirriar al principio... la aportación shyamalanesca parece sumarse a la de cosas como “Chronicle”, que llevan el formato a la ficción tradicional y lejos de la intención de que parezca 100% real, tipo Bruja de Blair.

Viva el indio.
 
Continúo dándole vueltas y creo que me parece mejor cuanto más lo pienso. Aviso de que hay SPOILERS otra vez.


Lo del niño haciéndole al viejo un placaje es un descojone, pero también remite al hermano de “Señales” cuando vuelve a batear tras años sin hacerlo, precisamente para hacer frente al villano de la película. Ambos personajes tienen un trauma, relacionado además con el deporte, y atraviesan una situación increíble donde son puestos a prueba, superan tal prueba, y con ella el trauma. Por otra parte, tendría que revisionar, pero creo que había un conflicto materno-filial en “El sexto sentido” muy parecido al de aquí.

Hay un detalle que sí me parece novedoso, el de la resolución de ciertas escenas; la conocemos indirectamente a través de la pantalla del ordenador de la niña, dándo un salto de ficción dentro de ficción. En “El incidente” había algo así, mostrando la muerte de un tipo, pero en un teléfono móvil. Lleva un poco más lejos el recurso de las pantallas para completar algunos huecos de la historia. Además, el propio rollo “mockumentary” ya es lo suficientemente original para un cineasta acostumbrado a una puesta en escena clásica, minimalista y sin moderneces, con mucha preocupación por el sonido y por la fotografía.

En definitiva, yo creo que, después de hundirse tanto en el lodo, “La visita” es la típica película que un director necesita hacer en un momento determinado de su trayectoria, concretamente, cuando empieza a decaer y a perder incluso a los más fieles seguidores. Para centrarse, para volver a los orígenes, a encontrarse consigo mismo de nuevo. Y a partir de ahí veremos si hay despedida y cierre, o tal vez un nuevo comienzo. No es un título más, creo yo, no es un intento por crear nuevas historias o por volver a las obras maestras de antaño; es un homenaje a cosas que le gustan, una especie de “Ocho y medio” felliniano donde desfilan obsesiones en un envoltorio un tanto experimental, de cine dentro de cine, con dos protagonistas que son alter-egos indisimulados; la niña, el Shyamalan “intenso” y poético de los melodramas intimistas, y el niño, el Shyamalan gamberro y desprejuiciado, amante de la serie B, el cómic, etc. Incluso la premisa de cuento, a lo Hansel y Gretel, sigue siendo de quien es. Las comparaciones que expongo más arriba no serían tanto una cuestión de autoplagio como de biografiarse a uno mismo.

La parte filmada por el niño, eso sí, la encuentro peor justificada. Lo otro cuela porque la hermana va de artista, etc. pero el niño es poco creíble cuando filma ciertas reacciones que nadie filmaría. Puede colar con que es un youtuber y está acostumbrado a filmarse a sí mismo, tal vez.

Y por último, lo mejor. La madre está en el crucero, y les enseña a los niños un baile cutre que están bailando. Juro por mi vida que la base musical parece la misma que la de la mítica canción “Barcos y putas”, de la magistral comedia de culto “Hermanos por pelotas” (ni “Zoolander” ni gaitas). Y si a eso le añadimos que la actriz que hace de madre aparecía en esa película, todo cobra sentido. OLE TUS HUEVOS, Shyalamamamaman...
 
Es curioso, Harkness, después de hacerme una paja con tu texto me puse "Hermanos por pelotas" y quise tu alma en una hoguera.
 
"La razón por la que ningún buen director de cine aceptaría jamás darle un papel protagonista a un adolescente es porque resulta imposible identificarse con ellos."

Y ahí he dejado de leer...
 
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