Algunas cosas no sé si terminan de funcionar del todo; el personaje de la psiquiatra a veces parece que está para explicar la trama al espectador, y el hecho de que sean dos historias + flashbacks tal vez le resta claustrofobia a todo el meollo de las chicas secuestradas. Dicho esto, y teniendo en cuenta la habitual mezcla de géneros en el cine de este señor, lo demás me ha parecido glorioso. James McAvoy hace un show del copón; la película es suya de principio a fin. Una lástima que los Oscar pasen olimpicamente del género fantástico y de terror, porque perfectamente podría estar nominado y además es una interpretación muy lucida, de esas que tanto gustan e impresionan.
Me atrevería a decir que pocas veces ha sido abordado el tema de la personalidad múltiple en el cine con semejante originalidad, riesgo, mala leche... Shyamalan lo hace completamente suyo y lo lleva lo más lejos posible, sin perder el rumbo ni la coherencia; prácticamente una subtrama entera que transcurre dentro de la cabeza de un tipo. Cada personalidad es un personaje en sí mismo, y hasta el hecho de que sean hasta 23 y no todas ellas salgan parece justificado. El guion, milimétrico y al mismo tiempo al borde de la astracanada. Vuelve a ser una película de la que conviene no desvelar mucho y conocer de antemano lo menos posible. Y nuevamente aparecen todos los temas típicos del indio; el trauma y la superación, lo sobrenatural próximo a lo cotidiano, el miedo y sus efectos, la fuerza de la fe y de los mitos... y eso que la premisa es totalmente chorra, sin olvidar el humor infantiloide marca de la casa. Echas en falta, tal vez, más juego visual.
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SPOILERS
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Llega el final, parece todo normal, y entonces... zas. Damas y caballeros, bienvenidos al M. NIGHT SHYAMALAN'S CINEMATIC UNIVERSE. El hijo de puta nos la ha vuelto a colar una vez más. Lo veo como un nuevo homenaje a sí mismo, a los famosos giros de guión por lo cuales es tan conocido, y a la vez como un guiño a la moda de los easter eggs y de las secuencias post-créditos, más consecuente que nunca, ya que lo que hemos visto no es sino la génesis de un supervillano. Una cosa bastante decadente y de mirarse el ombligo, es verdad, aunque tampoco le joderá el visionado a quien no lo pille. Pero por los huevos que le echa, merece un aplauso; yo todavía no me lo creo. Además, una declaración de intenciones como una casa; Shyamalan dice a las claras que ha vuelto, que quiere contentar a todo el mundo, incluso conectar sus nuevas películas con las primeras, las que le dieron la fama, con tal de que olvidemos sus mayores pifias. Magistral.