Es inconmensurable , una obra de una magnitud soberbia y un pulso asombroso. Hay que tener muchos cojones para hacer una película así en el marco de una gran producción de Hollywood, no me extraña que aquí hayan tenido que recurrir a DeAplaneta para la distribución, porque las mayors habrán salido aterradas.
Scorsese narra con la cadencia de los grandes maestros japoneses pero con la medida de cada secuencia perfectamente calculada, ahi es 100% Martin, cada plano te está contando algo.
Como ya habéis comentado muchas cosas interesantes, puede que me repita , pero allá voy.
La estructura es coherente : arranca desde el epílogo que promete una gran aventura, casi es como el antiguo testamento por su halo mítico, esa imagen de Ferreira siendo testigo de la tortura junto con la carta leída a los dos jesuitas nos asiste hacia un gran relato. El plano cenital de los 3 jesuitas bajando las escaleras nos anticipa su descenso a los infiernos y el carácter secular - colectivo que se irá desmembrando poco a poco.
Luego llega el primer contacto, es importante señalar que la acción se centra en una dualidad: Driver ( que por cierto, sale bastante menos de lo esperado ) parece encarnar una parte mas lógica y normalizada de la Iglesia, frente a un mas atrevido y rompedor Garfield-Rodrigues , pero nada es tan fácil. La separación de ambos nos introduce en el corpus verdadero del film: la espiritualidad se revela como un acto íntimo y solitario. El cuerpo físico se apodera entonces de la puesta en escena , y vemos a la doctrina religiosa usada como instrumento de sometimiento, manipulación y dominación... por ambas partes!
Ferreira aparece como el personaje clave de la historia, el único que parece haber comprendido de verdad todo el sentido de la aventura. Hasta este punto se había dejado de lado por completo la misión de rescatarle y su aparición es una constatacion de lo absurdo e infantil del propósito inicial de los dos jesuitas. Tratar de encontrar a alguien que se había ido pero no había pedido ser buscado. Él sabe mejor que nadie que la necesidad de creer en algo trascendental muta en diversas modos y lo esencial no es la religión, sino la fe y lo que eso proporciona: una armonía con la existencia, una comunión con la realidad.
Rodrigues aparece en gran parte del film retratado en interiores, encarcelado entre columnas de mimbre pero sobre todo, encerrado en si mismo. En la parte final , Ferreira aparece en un plano contrapicado , justo al revés del cenital de los 3 jesuitas. La imagen se torna mas terrenal, mas apegada a la naturaleza.
Apostatar no es renunciar, sino sobrevivir. Es interesante tambien como aparece cual guadiana el borrachín , una especie de Judas que insiste una y otra vez en volver a su fe, en confesarse para volver a pecar... La condición humana hecha personaje. Sin él , el cristianismo no hubiera perdurado.
Finalmente, ese cambio al punto de vista del holandés es extraño, pero del mismo modo que la narración parece secuestrada, nos traduce el cautiverio de Rodrigues. Es en el silencio donde creo que Scorsese nos cuenta su verdad: la fe cristiana no debe recurrir a la revelación mariana, o al milagro, debe ser el propio creyente el que imponga su fe a través de la realidad. Él la ve en el retorno del borrachín. Scorsese, en Orson Welles , Dreyer y Ozu.