Es una obra descomunal, ojalá me equivoque pero dudo que vuelva a rayar a este nivel Scorsese, es el volcado a lo bestia de todo lo que le ha obsesionado toda su vida utilizando el medio del que es auténtico maestro y a la vez humilde devoto. Hay tanta pasión en cada fotograma, tanta verdad en cada plano ... y esto pasa porque, además, todo raya a un nivel superlativo (está claro que es una causa de la pasión con la que se lo ha tomado), las localizaciones, el diseño de producción, el clima para la foto natural, es uno de esos milagros que da el cine de vez en cuando y lo de los actores japoneses y, otra vez, la veracidad que dan a todo es otro de los motivos por el que el conjunto es tan potente.
Yo creo que se ha embarcado en esta obra en el momento justo, cuando venía en plena forma de firmar su mejor película en más de 20 años, y se ha juntado la pasión con la inspiración, por eso digo que no creo que vuelva a sacar otra obra de tal magnitud.
La estructura es fabulosa, efectivamente muy bien visto lo del coronel Kurtz, porque la primera mitad es un viaje al corazón de las tinieblas, la atmósfera que consigue el clima y el paisaje, la extrañeza, el terror a ser descubiertos, pero a la vez el contacto entre culturas, la empatía, el humanismo y todo ello gracias a los actores japoneses, ver para creer la calidad de sus interpretaciones. A su vez, la evolución de los dos protagonistas está tejida sutilmente, su ingenuidad es comparable a la de los lugareños y se curten a base de barbarie. A este respecto, Scorsese no se guarda nada ni se corta un pelo con la violencia, pero tampoco se recrea inutilmente, exactamente el punto justo para examinar la reacción que produce. Es fascinante como se respira la suciedad, la humedad, el barro, ... en toda esta parte.
La segunda parte es dónde la película podía caer, no es una película de aventuras propiamente aunque empiece como tal y dar respuesta narrativa a esa magnífica primera parte era la misión más arriesgada de Scorsese, el silencio de Dios, la lucha interna, ... Pues bien, esa segunda mitad es una apoteosis de diálogos, cuando más podía amenazar el maniqueísmo, incluso hasta el sermón, toma las riendas una segunda remesa de actores japoneses, otra vez extraordinarios, con unos textos y unas réplicas que rebosan ambigüedad, inteligencia, ironía de tal manera que, según el perfil del espectador, pueden llegar a subvertir el sentido y la inclinación moral de toda la película ... Y no queda ahí como un apunte, Scorsese va a muerte con este matiz y el desenlace sigue esa senda mediante otro personaje clave. Religión y fe, claro, pero moral y hasta política se dan la mano en la dialéctica de esta segunda mitad y, desde luego, sin una respuesta clara.
Tanto la introducción como el epílogo tienen un carácter epistolar tan propio de la época, buena decisión para introducir el misterio en la intro y para grabar la "leyenda" al final. La fotografía es fantástica, como ya he comentado, se mimetiza con el clima, exactamente igual que la música, satisfactoriamente inperceptible por su camuflaje con los sonidos naturales.
La dirección de Scorsese es extraordinaria, lo más lejos posible de The Wolf, mucho más clásica que de costumbre, sin recunciar para nada a sus clásicos cambios de punto de vista en algunas escenas, con la capacidad y coherencia de recrear un drama entorno al silencio y enfatizarlo sin necesidad de musicarlo, y con la enorme virtud de mantenerse casi equidistante con los "bandos" y, a la vez, disparar toda su rabia interior dentro del relato (claro que en su partido los "bandos" son otros).
Ya he hablado de los japos pero tanto Garfield, Driver como Neeson están fabulosos en la misma línea de verdad de toda la película, sin Garfield no habría película y sin una gran interpretación no habría gran película.
Atención al regalo en forma de guiño/homenaje al cine que hay en el último plano de la película.
Clásico instantáneo.