La peli va sobre la importancia de las pequeñas decisiones y sobre cómo el atreverse a actuar es mejor que quedarse de brazos cruzados. Vamos, que cada uno crea su propia suerte y forja su propio destino. Si la película hubiese acabado con el plano congelado, la película habría ido de la impotencia del individuo frente al sistema, mientras que en realidad va sobre todo lo contrario: del poder del individuo para cambiar el mundo. Y aunque el prota obviamente no va a poder recuperar su vida del mundo real, consigue crear todo un universo paralelo de nueva factura en el que poder vivir una simulación.
Coincido que el plano congelado, como el momento de mayor fuerza de la película, supondría un estupendo cierre para la película, pero a costa de alterar por completo su significado. Y aunque a mí me gustan mucho más los finales agridulces que los happy ends, en esta película no cuadra un final triste (como tampoco lo hace en Destino oculto, película que es medio prima-hermana de esta otra.