La vi ayer y ya entendí todo. Ya sé por qué dije que era la mejor de la saga. Ya vi la luz y aún falta otro visionado en VOSE, pero ya en casa y con lápiz y papel.
Star Wars, es innegable, es lo más primitivo del mundo y quizá por eso nos gusta, sobre todo cuando nos ha pillado de canis y empezamos a entender esos conceptos. De hecho, si La Guerra de las Galaxias o El imperio contraataca (ésta casi) no son pelis redondas es porque los directores no lo hicieron tan bien como Williams, por ejemplo, que puso toda la carne en el asador (y es lo que más recordamos siempre de toda la película). Del Retorno del Jedi mejor ni hablamos. Si alguien se acuerda es porque está pegada a las otras. Las nuevas, ni las cito. Aunque debería hacerlo para ver realmente lo que es George Lucas. Ahí quedó en pelota.
¿Qué pasa con ésta? Que tiene un gran concepto, inteligente a todos los niveles:
1. Por fin dejan rodar una a un director de verdad y encima pueden dejarle hacer lo que quiera porque cuando hace lo que quiere, hace lo que mejor funciona en este código.
2. Tienen que recuperar a los amantes de la nueva trilogía, que son prácticamente todo el mundo, así que tienen que volver a un ritmo, una cadencia y unas constantes de estilo perdidos y amados. Llamar remake a esto es no entender las cosas.
3. Tienen que proponer nuevas cosas estimulantes y emocionantes..., incluso arriesgadas. Lo hacen con un villanazo humano como Kylo y abren nuevos prismas para poder desarrollar después (por ejemplo, lo que pasará con Luke). Nuevos personajes. Nuevas miras.
Y empieza la fiesta. Ayer me volví loco. Cuando estaba asumiendo una proeza de montaje y dirección, John Williams me acribillaba con otra maravilla de partitura (es tan buena como las anteriores e igualmente silbable. Dadle cuarenta años) o Ford trincaba a su personaje por el gaznate. Todo mimado y asimilado al máximo. Es decir, ¿por qué es la mejor? Pues hombre, porque está rodada y acabada como los ángeles, que de eso va esto. Diez planos valen por todo lo anterior visto. Hay muchísima náusea, muchísimo mimo. Cosas como la espada descubriendo un sonido que NOS QUEME o, atención, una elipsis tan maravillosa como el grito de Isaac y la puerta abriéndose en el mismo momento y a la misma altura que la boca, no son de artesano dejadete y con el Millerson en la mano.
Son 140 minutazos manteniéndose ahí, dándolo todo, es una puta fiesta y con un final valiente para cualquiera que venga. Debe ser la primera película que tiene los cojones de matar a alguien tan legendario en pantalla y encima no hacer una secuencia llorona de ello. Dar lo justo.
Tengo que parar porque uno ya no tiene tiempo de escribir mucho, como sí pasaba hace unos años que echo de menos, pero tengo cien mil párrafos de reflexión sobre todo esto.
Antes de irme, uno que no me puedo guardar: LAS PELEAS. Por fin, joder, por fin hay HOSTIAS Y FÍSICA DE VERDAD. Hay sentimiento bélico y momentos tan maravillosos como esa puerta que se abre y Chewbacca dando un tiro que hace dar una vuelta en el aire a un villano. Hostias. Vibración. Gente volando. Golpes que hacen daños. No olvidemos que en las antiguas los combates sí que eran Disney..., así que es paradójico que entre Disney para darnos combates de verdad.
Gracias, JJ. Esto es una carta de amor a muchas cosas.
PD: Y esa bala parada en el aire (atención cómo trabaja el sonido ahí). Y tantas cosas.