El chico que se hizo el tatuaje aquel día nos contó la historia. Dijo que nunca se había planteado hacerse un tatuaje, pero que cuando murió su abuela sintió que le apetecía hacerse uno, pero que no quería algo concreto como un dragón o algo así, y por eso decidió hacerse un tribal.
Investigó en Internet y encontró alguna referencia a Ernesto, el tatuador Ibán, que ha estado en varias ferias internacionales y creo que ha ganado algún premio. Además le gustó el hecho de que hiciera tatuajes al estilo tradicional (no sólo eléctricos) según una cultura que se transmitía de padres a hijos, con lo que el tatuaje en sí también quedaría ligado al hecho de las diferentes generaciones entre su abuela y él. Así que decidió que el tatuaje se lo haría allí y así decidió que iría a Borneo (y de paso se tiró una par de semanas de vacaciones por allí).
Él estaba trabajando en Corea (era estadounidense) y volvió a Estados Unidos una temporada por lo de su abuela y otros motivos familiares, así que quería que el tatuaje simbolizara de alguna manera las distintas generaciones y la vuelta a casa. Con todo esto, y sabiendo que lo quería en el tobillo, Ernesto le diseñó un brazalete con una simbología que me explicaron cómo representaba lo que él quería.
Por cierto, que Ernesto nos dijo que el método tradicional duele menos que el eléctrico. Por si a alguno os da yuyu lo del dolor y os planteáis unas vacaciones en Malasia.
Investigó en Internet y encontró alguna referencia a Ernesto, el tatuador Ibán, que ha estado en varias ferias internacionales y creo que ha ganado algún premio. Además le gustó el hecho de que hiciera tatuajes al estilo tradicional (no sólo eléctricos) según una cultura que se transmitía de padres a hijos, con lo que el tatuaje en sí también quedaría ligado al hecho de las diferentes generaciones entre su abuela y él. Así que decidió que el tatuaje se lo haría allí y así decidió que iría a Borneo (y de paso se tiró una par de semanas de vacaciones por allí).
Él estaba trabajando en Corea (era estadounidense) y volvió a Estados Unidos una temporada por lo de su abuela y otros motivos familiares, así que quería que el tatuaje simbolizara de alguna manera las distintas generaciones y la vuelta a casa. Con todo esto, y sabiendo que lo quería en el tobillo, Ernesto le diseñó un brazalete con una simbología que me explicaron cómo representaba lo que él quería.
Por cierto, que Ernesto nos dijo que el método tradicional duele menos que el eléctrico. Por si a alguno os da yuyu lo del dolor y os planteáis unas vacaciones en Malasia.