Creo que reducís el concepto de dirigir a un absurdo total. Lo digo en serio y que no suene prepotente, pero deberíais pasearos por un rodaje cualquiera. Si tanto os gusta el cine, deberíais de pasar una ruta total del papel al estreno. No hace falta ni que sea una superproducción, basta con que sea algo pro y os dejen ir de oyentes. Encima, tengo entendido que alguno de aquí es del sector. Pues joder...
La planificación es una de las diez cosas que haces digiriendo. Se trata de relacionarte con todo tu equipo para que todo vaya en consonancia. Tienes que transmitir y focalizar tu trabajo en cada jefe para que te den lo que pides. Por otro lado, tienes que tratar con los actores y sacarles lo máximo que puedas no para tu texto, sino también para tu estilo. Los actores tienen que tener una respiración y consonancia que no parezcan de dos películas. Igualmente, tienes que hablar con el guionista si no eres tú y llevarte la historia hacia lo que tú quieres. En el set, no se trata de encuadrar, sino de dirigir la orquesta, algo totalmente difícil. Una vez tienes todo rodado, empieza un monstruo llamado posproducción donde te conviertes en un jodido pintor con las manos de otros. Y así, ad eternum. Dirigir es mucho más que encuadrar bien, porque encuadrar bien, por regla general, es más cosa del director de fotografía y del cámara que del dire, otra cosa es pedir tu plano.
¿Por qué Spielberg es un buen director o un titán? Porque todo esto que digo arriba lo transmiten todas sus películas. No sólo lo bien que encuadra o lo bien que juega con los 17 elementos de la transmisión cinematográfica, que ya sólo por eso podríamos hacer 17 Spielbergpost y para mí es más que suficiente, porque soy muy sensible a los aspectos formales cuando suenan en su sitio, sino porque todo lo que digo arriba puede verse tan claramente en sus películas que somos capaces de ver que Poltergeist está dirigida por él aunque no la firme.
¿Sus guiones? En este caso suelen ser oro. Grandes premisas genialmente rodadas, historias clásicas que embaucan al crítico y al poco enterao, narracciones contadas de una manera que no te dejan quitar los ojos de la pantalla.
Por eso, Spielberg es quien es y alguien como Kubrick llamó a su puerta y obsesiona nada menos que a Paul Thomas Anderson. Por eso, Spielberg es una de las mentes artísticas más importantes de los últimos años (hasta Crichton lo dijo) y dueño y señor de una filmografía de oro con muy pocos pinchazos y por eso, Spielberg hace un título menor como éste que nos ocupa y si te sientas, y sabes mirar, verás que hay un gran puñado de minutos para enseñar en la escuela. Y eso no es un tema subjetivo. O si lo es, hay subjetividades y subjetividades, y no me valen todas. Casi ninguna, de hecho.
La dupla de Ryan y Schindler son un ejercicio de dirección no sólo impecable, sino ya absoluto referente y que creó tendencia ad eternum. ¿La moralidad? Lo que me faltaba. De momento, son dos películas donde su belleza vienen de un enfoque de época y documental. Spielberg "enguarrinó" la imagen para crear un contexto y nos dio dos grandes verdades. Pero, y aquí viene el pero que a mí me parece un acierto, quiso meter dos historias clásicas en medio. No se quiso limitar a la estructura de exposición, sino que acudió al Hollywood clásico mejor hecho para digerir mejor lo que contaba y llegar a más gente. Su resultado son dos clásicos. Y eso es algo importante en el narrador cinematográfico y es algo que, Cimino, nunca ha sabido hacer. Por eso, no sólo veo a Spielberg un gran director, sino que es uno de los bastiones imprescindibles de lo que estamos hablando. Puedes pasar de él por gusto, pero jamás puedes evitarle. Spielberg es algo y alguien muy importante.