Respuesta: THE KING'S SPEECH (El discurso del rey): cine british para los Oscars
Tacharla de mala o mediocre sería completamente injustificado, desde luego. La realización de la película es modélica en un sentido estricto: todo está milimetrado, calculado y puesto ante nuestros ojos para captar la atención de los nominadores. La fotografía de Danny Coehn tiene una calidad neutra, que ni afea la historia pero tampoco molesta, siendo de corte muy sofisticado, con ese tono azul grisaceo, deteniéndose en cada uno de los detalles, ya sea la opulencia de la corte, la majestuosidad de los decorados y a la vez la sencillez (incluso la carencia de medios) para la consulta del logopeda. Encima el cámara se permite ciertos lujos visuales donde emplazar la casa del Duque en tres plantas vistas desde arriba - hasta hay un travelling en plano secuencia bastante majo. Incluso recurre a la neblina para dotar a según qué escenas de cierta épica.
Luego tenemos la BSO de Alexandre Desplat casi minimalista, de pocas notas, pero que desde luego es agradable al oído y acierta en las escenas empleadas. Y tampoco se puede negar que el diseño de producción es exquisito, con una ambientación modélica haciendo creíble la situación real y el lujo en la vestimenta, decorados, ambientación y gente es correcto, como mínimo, al igual que la elección del elenco, puramente british, donde apellidos como Carter, Gambon, Bloom, Pearce, Jacobi, Ehle o Spall forman un conjunto secundario que da forma a la historia principal basada en la vida (y actos) del duo protagonista: Firth y Rush.
Hasta aquí todo bien. Pero lo cierto es que la película es demasiado plana, en todos los sentidos. No hay ningún momento que pueda ser destacado por encima del resto. Todo es demasiado mecánico, demasiado comedido. La película en sí parece un típico producto destinado a la parrilla televisiva dedicado a altos cargos de la nobleza como suelen dar cada cierto tiempo. Incluso podría decirse que su realización es tirando a teatral, con diálogos pensados y escenas compuestas para ser representadas en lo alto de un escenario (casi todos los momentos entre Firth y Rush lo parecen). Incluso en las escenas donde se necesitaba cierto ímpetu narrativo está todo tan comedido y medido por tal de, quizás, no excederse en el maniqueismo necesario que acaban siendo momentos desperdiciados (el momento donde Firth recurre a decir palabrotas o Firth abriéndose, emocionalmente hablando, a Rush).
Y lo que es una anécdota curiosa se alarga hasta ocupar 2 horas de metraje que llegados a un punto casi da igual lo que suceda. No hay tensión dramática, no hay nada épico (aún siendo un título que contenía ciertos elementos para ello). Es todo demasiado autocomplaciente, como si el director supiese que contenía entre manos un producto que iba a resultar exitoso de cualquier forma que fuese presentada. Cuando llegamos a la parte que da razón al título da todo igual, no hay nada que pueda ofrecerme una espectativa mejor. Todo el pescado ya nos lo han vendido sin garantía de mejorar la opinión final.
Un título que injustamente se ha colado, como siempre suele suceder con este tipo de películas, en la larga lista de nominaciones para acabar, posiblemente, llevándose el premio gordo cuando desde luego ni es necesario ni será justo se mire como se mire. Un envoltorio muy correcto para algo tan vacío de contenido.