- Las imágenes finales del episodio ya nos señalan por dónde van/irían los tiros, en caso de que continuase la serie. Nos muestran unas breves imágenes de posibles casos futuros, misterios a la carta. Algunos directamente extraídos del Canon Sherlockiano, como el código secreto de
"La aventura de los bailarines", con esa pizarra en el salón de Baker Street, que tanto me recordó al capítulo protagonizado en su día por Jeremy Brett.
El mensaje de Mary en el video final es un resumen de la vida futura de Holmes y Watson que todos conocemos, el "ABC", la Wikipedia de ambos personajes. Un resumen que hemos leído en los libros, que conocemos bien porque es la esencia de la vida de Holmes y Watson: dos amigos que comparten habitaciones, resolviendo misterios, don Quijote y Sancho Panza, el gran detective y su escudero fiel y a su alrededor sus amigos, compañeros, conocidos: Mrs Hudson, Lestrade, Molly, los clientes y sus pequeños grandes misterios, gente que entra y sale, rutinas y desafíos... la vida. Mary dice que no le preocupa lo que van a hacer y cómo, o en calidad de qué (creo que esto es un guiño a la teoría del
"JohnLock", el subcontexto que defienden muchos fans, sobre que ambos están enamorados). Sus relaciones personales son secundarias ¿Ama Watson a Sherlock? ¿Ama Sherlock a Molly? ¿A Mrs Hudson? ¿A Irene Adler? ¿Aman a alguien? ¿Si, no, a lo mejor? ¿Citas en secreto en apartados bancos de Hyde Park? ¿Besos robados fuera de cámara? A partir de ahora, todo es posible.
Lo que importa es que por fin han quedado establecidos los roles clásicos de detective y amigo/socio/ayudante/biógrafo, mientras crían a la hija de Watson.
"Detective con niña".
"Ahora hay una más en la familia",
"¡Cuidado! Las chicas son guerreras y están en Baker Street", podría rezar la publicidad futura y como citaba un artículo en
"The Guardian", muy crítico con esta temporada, el marciano neurótico de las anteriores temporadas, se ha
"domesticado". Moffatt y Gatiss han conseguido que el sociópata compulsivo que endandiló a las nuevas generaciones de aficionados, pase unirse a las filas de Holmes clásicos del estilo de Basil Rathbone o Jeremy Brett (hasta Benedict luce la gorra de cuadros característica con total tranquilidad al comienzo del episodio cuando tienden la trampa a Mycroft), para poder mirarles de tú a tú.
La fierecilla ha sido domada, los experimentos han terminado (de momento...). Su excentricidad permanece pero sin enfermedad ¿Es una pena? No, realmente no. Lo digo sin acritud. ¿Es más excitante un Holmes siempre al borde del suicidio? Quizá para algunos, pero ese no es Sherlock Holmes. Al contrario, porque como si se tratara del final de una terapia en el psicólogo, ahora Holmes ya ha encontrado su equilibrio, su humanidad y su capacidad de relacionarse con los demás sin traumas. Nunca tuvo tales traumas el Holmes de Doyle, por lo que al privarle ahora de ellos, al sanarle mental y emocionalmente, tenemos a un Holmes que quizá sea, repito, menos atractivo para los defensores de esa imagen atormentada, ¿malsana?, siempre al borde del abismo, de las temporadas anteriores, pero que a cambio será un mejor detective y sobrevivirá en este mundo, sin miedo a mostrar sus sentimientos. ¿Es Holmes menos Holmes por sonreír mientras sostiene a la pequeña hija de Watson en brazos? Pienso que no. Hay que ser valiente para asumir los sentimientos. La llamada de Holmes a Molly es una prueba de ello. No porque decir:
"Te amo" sea señal de que haya amor romántico, sino señal de ser capaz de mostrar los sentimientos de amistad y de interacción con los demás. Ese es el reto. El
"Problema Final", la gran terapia de nuestros días
, de esta generación que teniendo todos los avances, todas las tecnologías, es sin embargo incapaz de comunicarse fuera del teclado de una pantalla y de expresar lo que siente a los demás. El
"Problema Final", a partir del cual comenzará el principio de lo que esperemos que sea el futuro de la serie.
La imagen de toda la familia reunida, visitando a Eurus muestra como tantas otras familias reales, que aunque menos atractivo para el espectador, lo verdaderamente difícil, el verdadero reto, la reconstrucción familiar, mental, espiritual, el cuidado de la
"psique", empieza ahora. Esa es la aventura.
Ahora es cuando podremos disfrutar de un Holmes y un Watson al estilo clásico pero en la actualidad. Por eso la imagen final es una estampa icónica: la de ambos camaradas a la carrera, listos para la aventura. Como en los buenos tiempos. Como antes lo fueron Gillette, Norwood, Wontner, Rathbone, Howard, Cushing, Plummer, Brett... y tantos otros. Espero una quinta temporada, esta vez sí, policíaca y sin cataratas mentales por las que caer. Los fantasmas que hay que combatir están ahí fuera, son de carne y hueso. ¡Comienza el juego!
"A yellow fog swirls past the window-pane
As night descends upon this fabled street:
A lonely hansom splashes through the rain,
The ghostly gas lamps fail at twenty feet.
Here, though the world explode, these two survive,
And it is always eighteen ninety-five".
(Vincent Starrett)