Vista ayer en V.O.S.... y en mi opinión es una cima de Scorsese.
Así de simple.
Así de claro.
Ojo, spoilers a cascoporro.
Lo primero que sorprende de El lobo... es que su responsable final tenga ya más de 70 años, porque parece rodada por un chaval de 35, en cuanto a energía y mala baba, ayudado por supuesto no sólo por el espléndido guión que le ha servido Terence Winter, sino también por el arte de Thelma Schoonmaker en el montaje, y hace que sus 180 minutos pasen, literalmente, volando.
La película narra la historia de Jordan Belfort, un chaval como puede ser cualquiera, pero que tiene una única meta en la vida: ganar dinero. Y una vez que lo consigue, nos muestra las acciones-reacciones de quien tiene, literalmente, El Poder, y lo emplea para su uso y disfrute personal, sin reparar en ningún tipo de código ético y/o moral. Por Belfort es omnipresente en esta historia. Es el hilo conductor y sobre el que gira la película, los personajes y el devenir de la historia. El lobo... no es un cuento moral. Es una sátira... y en cierto modo, creo que un toque de atención de sus creadores a todos nosotros, porque nos muestra los bajos instintos del ser humano una vez que logra el suficiente poder para deshinibirse por completo (metafórica y literalmente). Como digo, y es uno de los aciertos, Scorsese no pretende ningún cuento moral, ni darnos una lección de lo malo que es es el dinero, la codicia, Wall Street, bla, bla, bla... Simplemente nos muestra El Poder, sus actos y sus consecuencia. De hecho, las 2 escenas en que se atisba un toque de atención moral sobre la actuación de Belfort -aunque una de ellas matizada-, y me estoy refiriendo a la conversación entre Belfort y su primera esposa y luego entre Belfort y sus padre -aderezada con un maravilloso diálogo sobre el vello corporal femenino- son quizás lo que más desentone de toda la película, no porque corten el ritmo, o estén mal planificadas... No, es que sencillamente Scorsese y su guionista, y su montadora, y su DP, y sus actores (sobre todo Di Caprio), han conseguido engancharte de tal manera, que te quedes tan embobado viendo la serie de desmadres, uno tras otro que forman la vida de estos personajes, que no quieres saber nada de moral y/o ética, sino que, literalmente, quieres pasártelo tan bien como esa panda de cazurros, que no hacen otra cosa que drogarse de manera cada vez más salvaje, beber como cosacos y fornicar de las mil maneras que fornican en pantalla (lo de esnifar coca del culo de una prostituta es de levantarse y aplaudir, sí señor).
Y ese es el toque de atención de Scorsese, que nos meta el miedo en el cuerpo porque en el fondo, aunque sea muy en el fondo, ese estilo de vida nos atrae de manera poderosa. El Lado Oscuro mola, un huevo además, y quien no se sentiría tentado, y de ahí ]la conversación con el agente del FBI en el barco, el plano del agente en el metro mirando a los viajeros y el plano final, con la sala llena de gente deseosa de aprender todo de Belfort para, en el fondo, ser como él.
Como digo, hay que ir prepara, en cierta manera, para ver El lobo.... No va sobre Wall Street. No es una crítica al dinero, ni al poder, visto desde el lado izquierdista, por así decirlo. El lobo de Wall Street es Ciudadano Kane X. Y para ello utiliza el humor, sí, pero para subrayar aún más la indecencia, el carácter indolente para con los demás de Belfort y sus secuaces, y porque si no es a través del humor, no se podría contar esta historia.
A raíz de mi último párrafo, voy a contar una cosa que me pareció curiosa en mi proyección. La sala estaba, literalmente, completa, y era el pase de las 18:00 (la vi en los cines Ideal... bueno, y la sesión de las 20:00 y la de las 21:45 también estaban completas. De hecho, ayer pusieron una sesión extra a las 16:00 que si no se llenó, poco la debió faltar). Bueno, a lo que voy. La sala llena, con gente joven (adolescentes en sus veintitantos), de mi quinta (treintañeros... aunque yo ya casi que empiezo a estar más cerca de los 40 que de los 30 ) y alguna que otra persona, digámoslo así, mayor. Había hombres y mujeres. Bueno, como digo, toda la sala reía, o según la secuencia, literalmente descojonada de las burradas de Belfort & Co... pero durante la pelea entre Belfort y Naomi, ya hacia el final de la película, por el divorcio y la custodia de los hijos, hubo Ohhhh y sorpresa por las bofetadas que se dieron y por el puñetazo que le da Belfort a Naomi. Que está bien que la gente reaccione así, o al menos así lo creo, pero me sorprendió que, valga la redundancia, no se sorprendieran de las burradas que hacían y sí de eso, quizás por ser el elemento más cercano al común de los mortales: una pelea entre marido y mujer, porque claro, en nuestra puta vida nos vamos a hinchar de ganar dinero embaucando a curritos y a gente con mucho dinero; estaremos borrachos todo el día, follaremos como leones con cualquiera que se ponga por delante ni acaberemos hasta las cejas de todas las drogas del mundo mundial... Aunque en lo más bajo de nuestro ser, sí que nos molaría.
La energía que desprende Scorsese es descomunal. Como digo, parece la película de un novato con ganas de comerse el mundo, no hay un plano mal tirado (y hay planos que son una maravilla, sobre todo en la sala donde trabajan Di Caprio & Co, como en la salida a Bolsa de la empresa de zapatos, y la cámara se mueve de delante a atrás por toda la sala, el seguimiento con steady en la pelea entre Belfort y Naomi, o la planificación de la reunión entre Belfort y Saurel, el banquero suizo, con esos plano-contraplano donde oimos sus pensamientos hacia cámara).
Con un ritmo endiablado para sus 180 minutos (¡¡¡ gracias Thelma !!!), pero donde cada personaje tiene su historia y se desarrolla perfectamente. No falta nada, y lo mejor, es que no sobra nada. De los personajes, el trío calavera DiCaprio-Hill-Robbie, o lo que es lo mismo, Belfort-Donnie-Naomi son de quitarse el sombrero, sobre todo DiCaprio, que hace un tour de force excepcional, entendiendo perfectamente no sólo al personaje, sino su contexto y lo que quiere Scorsese contar. El tipo se deja la piel, siendo Belfort, no DiCaprio "haciendo de", tanto con su cuerpo, como con la voz y la mirada. Belfort es un hijoputa y DiCaprio es un hijoputa. De Diez. De Oscar. De aplaudir. Se nota que cree en lo que hace, que cree en sí mismo y en su personaje y ha llegado a un punto con Scorsese que se entienden de maravilla el uno con el otro (basta con revisitar sus colaboraciones, y como DiCaprio cada vez se encuentra más cómodo desde que empezaron con Gangs of New York). Una interpretación absolutamente soberbia.
Hill es el escudero perfecto. Sería el Joe Pesci de la película, pero tamizado por una capa esperpéntica. Es un huevón que ha visto en Belfort la oportunidad de su vida para dejar de ser un loser y abandonar su miserable vida. Y Hill lo clava.
Dejo para el final el tercer vértice, Margot Robbie, por la sorpresa que ha supuesto esta actriz y este personaje. Espero que no sea la Sharon Stone de Casino y que su agente consiga buenos papeles con buenos directores, porque si no esta interpretación será única, porque jamás hará algo así. Capaz de transmitir desde inocencia y candidez, hasta la mayor mala ostia del mundo, pasando por el mayor calentamiento de polla que he visto en una película mainstream, pero con ese puntito de mala ostia que tiene el personaje.
Y todo esto es también gracias al guión de Terence Winter, que da vida y deja respirar a los personajes, siempre vistos desde el punto de vista de Belfort, y todos sometidos a su punto de vista.
Termino mi crítica con una mención especial a la aparición especial de Matthew McConaughey. En 5 minutos que tiene en pantalla, se lleva a los espectadores de calle, con una interpretación portentosa. En serio. Se come a todo bicho viviente en esos 5 minutos, jugando con su cuerpo y la voz. Con esa actitud socarrona, chulesca y de vuelta de todo. Maravillosa.
Como la película.
Una maravilla.