Respuesta: Tim Burton, el post
Ed Wood:
A Burton le ofrecieron este jugoso proyecto en su momento más dulce, y no dejó pasar la oportunidad. Realmente cada pieza de este rompecabezas parece encajar a la perfección, y estamos sin lugar a dudas ante una de las mejores películas de los 90 y, si se me apura, de todos los tiempos.
La historia del considerado peor director de la historia, entusiasta pero poco talentoso autor de cutres películas de serie z, se convierte en un apasionante film en el que un Depp más contenido de lo habitual (sin dejar al lado las más que necesarias que nunca excentricidades que requiere tan peculiar personaje) forma un inolvidable tandem con un irreconocible Martin Landau que verdaderamente parece la re-encarnación de Bela Lugosi. Landau nos regala momentos inolvidables como ese monólogo en plena calle, o la famosa escena en la que intenta hipnotizar a Vampira a través de la pantalla del televisor. Su Lugosi es una creación apabullante, y es una de las grandes bazas de esta película, aunque no la única.
Esta película destaca en la filmografía de Burton además de por su incontestable calidad, por ser la de trama más realista de todas. Pero si había una historia real que encajaba en el universo del de Burbank era la de Wood y toda su troupe de inadaptados, perdedores y fracasados.... pero entusiastas y convencidos de que lo que estaban haciendo era ni más ni menos que lo que les apasionaba, independientemente de si lograrían o no el reconocimiento del público o de la crítica.
A Depp y Lugosi (digooo, Landau) se unen secundarios de verdadero lujo como Bill Murray (una pena que no haya vuelto a colaborar con Burton), el sempiterno Jeffrey Jones, Patricia Arquette.... hasta Sarah Jessica Parker por una vez consigue no desentonar, y de la boca de su personaje surge también alguna que otra frase antológica ("tengo cara de caballo?"
). Y mención especial para ese Vincent D'Onofrio dando vida Orson Welles, en una escena que más que probablemente jamás existió en la vida real (ni falta que hace), ese encuentro imposible entre Welles y Wood, donde vemos a dos personajes con más puntos en común de los que parecen en un principio.
Visualmente la fotografía en blanco y negro es una apuesta arriesgada de cara a la taquilla pero más que necesaria, y ese look clásico le sienta al proyecto como anillo al dedo. Llama la atención también que en esta ocasión sea Howard Shore y no Danny Elfman el que se encargue de la bso, consiguiendo brillar también a gran nivel utilizando sugerentes composiciones como la de los títulos de crédito, con ese theremin de sonido tan característico.
Y dejo para el final un comentario obligado: imposible no ver en esa relación casi paterno-filial (o sin el casi) que se da entre Wood y Lugosi, un paralelismo claro con la que tuvo el propio Burton con Vincent Price, al que también tuvo la suerte de conocer (teniendo en cuenta que era su ídolo de infancia) y al que recuperó del semi-olvido para regalarle ese papel del inventor en "Eduardo Manostijeras" que ya comenté recientemente.
Una de las veces que puede uno utilizar la tan manida coletilla "Obra Maestra" sin temor a resultar exagerado o dejarse llevar por la afinidad por un determinado director. Memorable.