Mi favorita de Tony Scott desde el primer día que la vi.
"
Si hay una tormenta de mierda me gusta saber en qué dirección sopla el viento".
Scott siempre ha sido un director cuyos trabajos (y más aún sus últimos títulos antes de fallecer) han sido tachados de ejercicios de estilo muy marcados, de estética videoclipera. En toda la década del 2000 sus películas parecían un esfuerzo incansable por superarse a sí mismo en lo que a juegos de cámara hiper vitaminados, epilépticos, incluso podríamos decir que extremos (casi vanguardistas de un modernismo casi agresivo). Pero siempre hay excepciones y en esas se encuentra "Spy Game (Juego de espías)". Un thriller, serio y mucho más incisivo de lo que pudiera parecer, donde el cine de despachos se conjugaba con el cine de misiones con entrenamiento, mentor y discípulo con distintas formas de ver el mismo trabajo, interrogatorios, suspense variado y un único objetivo: poner en tela de juicio las maniobras y los tequemanejes de la CIA. Lo más arriesgado es ver como en una de las operaciones encubiertas contratan a los libaneses para acabar con la vida de un jeque ¡en pleno 2001!, 2 meses después del atentado terrorista que conmocionó al mundo entero.
Con la química en estado de gracia entre los dos protagonistas (Redford y Pitt, quienes podrían pasar perfectamente como padre e hijo), "Spy game" es ante todo un cine maduro, serio, conciso y para nada complaciente (aunque pueda parecerlo) en un género trillado. Pero Scott sabe darle un sello de distinción, amparándose en su estilo pero sin recargar la película ni haciéndola tropezar con repujados y sobrecargados ejercicios visuales de cámara que pudieran matarla antes de tiempo o dejarla fuera de juego. Su particular cruzada contra lo convencional en lo que a sello distintivo se refiere empezó un año antes con "Enemigo público" y aquí hay pequeñas píldoras a lo largo de sus dos horas largas de duración. Pero son momentos muy puntuales, muy distanciados y poco importantes. No son estorbos. Aquí lo que prima por encima de todo es la historia: sencilla, directa y eficaz.
Todo empieza sobre la captura de Pitt en una misión extraoficial no encomendada por la CIA en una prisión de Hong Kong. Una vez capturado tenemos 24 horas antes de que sea ejecutado como un preso común ya que los americanos no quieren responsabilizarse de él por razones mucho más truculentas. A partir de este instante Redford aparece en pantalla como la pieza clave e hilo conductor de la película la cual es casi toda un flashback constante en el cual se nos presenta su forma de actuar tanto como mentor como agente de la CIA, cuyos consejos hacia Pitt son lo mejor de la película, al igual que iremos contemplando distintas misiones (atravesando distintas épocas, lugares y conflictos bélicos de la historia, donde la fotografía juega un papel importante al darle distintos tonos). La acción en cada una de ellas será distinta pero muy bien enfocada, montada y expuesta siendo la de Beirut la más llamativa al respecto y la que más empaque contiene.
Pero como digo "Spy game" es un cine de despachos donde los interrogatorios, el suspense y las dotes interpretativas de un maduro y eficaz Redford logran su objetivo de una forma impecable. Si ya nos sorprendió en la obra maestra "Los tres días del Condor" para mi gusto vuelve a lucirse el solo ante una situación de máxima urgencia donde deberá emplear todo su ingenio para no ser descubierto, salvar a su discípulo y solventar la situación de la mejor forma posible. Algo que me sigue sorprendiendo a día de hoy, 12 años después, es el mecanismo bien engrasado que contiene la película. Porque no recurre a una acción vacía, ni a fuego de artificio inútil. No necesita ponerse demasiado seria ni demasiado solemne para tratar un tema como el de la CIA. Incluso la película se sustenta simplemente en la presencia de las dos estrellas de los dos Hollywood: el clásico y el moderno. Sus diálogos cargados de matices, de fuerza y de convencimiento son lo mejor de toda la trama. Los momentos donde Redford pone a prueba a Pitt, lo instruye, lo alecciona y le enseña todo lo que necesita para que nunca sea descubierto y a su vez nunca confié en nada ni en nadie son muestras de un director en, quizás, su mejor película de todo su currículum.
No se puede negar que desde fuera y en de forma a vuelapluma la película puede tornarse tópica, de esquema simple y formato de digestión rápida. Pero a poco que uno analice o revisione descubre que contiene un entramado mucho más trabajado de lo que parecía, el esquema es perfecto pues no repara en exposiciones, en análisis, en dudas y cuestiones referentes a lo moral de la propuesta (siendo de la CIA uno debe despojarse de toda emoción práctica con las personas que uno utiliza como bazas) y el formato es excelente donde la acción desenfrenada es dejada a un lado para recurrir a unas formas convincentes como toda la primera parte donde Pitt intenta rescatar a una persona en concreto en la cárcel, el intento de asesinato de un miembro militar importante o toda la parte donde deben darle muerte a un jeque y que recuerda muchísimo al estilo particular del cine de Ridley Scott (incluso Red de mentiras guarda ciertas similitudes en más de una ocasión).
Pero ante todo “Spy game” es un filme de personajes, de diálogos y situaciones donde por momentos Tony se aleja de sus anabolizadas formas tras la cámara para deparar un filme pausado (más de lo que pueda parecer) donde la acción no es el pilar fundamental pero da vida a la historia y la ambientación de las distintas épocas lo es todo. Aquí lo que realmente interesa son la instrucción y enfrentamientos entre Redford y Pitt (todos en flashback) con la mejor escena al respecto donde los dos exponen diferencias en lo alto de una azotea y es la parte esencial para comprender la implicación tanto de uno como del otro. La partitura de Harry Gregson-Williams, entre el techno más agresivo (y que se convirtió en uno de los temas del momento) junto con las notas más melódicas y poéticas, con cantos y coros infantiles, hacen el resto deparando uno de los títulos más interesantes, maduros y concisos de la década pasada.