Tony Scott

Y ojo, que en los primeros minutos recuerdo que me estaba llamando la atención pero a medida que avanzaba era un exceso demasiado grande para mi gusto.
 
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No sé que tiene "El fuego de la venganza" pero es una historia que a pesar de ser tema trillado, manido y mil veces visto me gusta, me convence por así decirlo. En una época donde Scott se volvía loco con la cámara y le daba a sus películas un juego estético muy remarcado, cerrado, alocado a fin de cuentas donde todo lo habido y por haber tiene cabida se calza esta clásica historia de niños secuestrados con la cara de la angelical Dakota Fanning (cuando molaba y tenía madera de niña prodigio) y hombres ahogados por sus propios vicios (la botella) a los cuales es mejor no despertar a la bestia que llevan dentro pues no le importa arrasar con todo. Violencia muy visceral, donde la sangre y lo desagradable le sirven a Tony para crear su propia venganza en un filme un tanto largo de metraje (media hora menos no le iría nada mal) pero que funciona muy bien en su ritmo y exposición, con un Whasington en su salsa y hablando hispano. No ofrece nada nuevo pero lo que ofrece para mi está muy bien.
 
Vista por enésima vez "Enemigo público" y sólo puedo decir que es un divertimento la mar de majo. Más aún por lo actual de su propuesta aunque tenga ya sus añitos. Smith en un papel ajeno a su vis cómica y con Hackman que aún sentado y comiendo lacitos ya está dando una actuación de credibilidad absoluta. Reparto variopinto con mucho apellido secundario de los que molan en un filme donde Scott mete sus fueros y empezaba a adoptar el rollo filigranero con la cámara en un entramado realmente atractivo y adictivo. Quizás el final sigue siendo muy deudor de "A quemarropa" y demostrando que al director le tira más una escena efectista que un buen cierre pero por lo demás es mi segundo filme favorito de Scott.
 
True Romance es lo mejor que ha parido Tony, con diferencia. La música de Badlands, Sonny Chiba, el bombón Arquette, el infierno de Gary Oldman, Walken & Hopper, Gandolfini & Arquette, Penn & Sizemore, Rapaport & Pitt y ese final con 4 grupos diferentes en el apartamento como elefantes en cacharrería. Y lo más importante, Tony se la supo hacer suya.
 
Duss, hay películas (no me hagas hacerte lista, please), sobre todo en este género y de este estilo, que han quedado muy fuera de juego. Esta se mantiene muy bien.

Y hay pelis que con casi 20 años no quedan ni pa' los perros que diría Magno.
 
Pero que una peli parezca de la época en que se hizo no es malo, ¡es lo habitual! Otra cosa es que haya quedado tan anacrónica que sea ridículo o que tenga cosas que ya no pasen el filtro porque en su día la peli tuvo otras prioridades, eso sí que es que una peli envejece mal.

Si una peli de finales de los 90 ha "envejecido mal", casi que ya era mala en su día ¿eh?
 
El ansia (revisión): pese a tener una fotografía fascinante (aunque sea tan efectista y veamos en todo momento el set), la pésima dirección de Scott (atención a esos ralentizados, montaje y demás zarandajas) y un guión renqueante, desestructurado y absolutamente disperso (y mira que tenía posibilidades) nos lleva al fracaso, realizando set pieces que pudiendo haber sido maravillosas en otras manos y aquí están dilatadas y absolutamente cojas. Por no hablar de cuando barrylyndonea (música incluida), que ya crispa. Menos mal que luego llegó Entrevista con el vampiro y contó esto bien. En cualquiera caso, tiene algún momento con el envejecimiento de Bowie interesante.

Nanay, como todo él.
 
Amor a quemarropa

La típica película “de guionista”, con un guión de Tarantino que fue a parar a las manos de Tony Scott tras vicisitudes varias. Thriller de la época (los noventa en todo su ¿esplendor?), y al mismo tiempo, una disparatada, hiperviolenta y (paradójicamente) entrañable historia de amor, con un fan de Elvis y del género de artes marciales (Christian Slater) que emprende una huida junto al recién y apresuradamente descubierto amor de su vida (Patricia Arquette), pues han encontrado una maleta llena de droga, propiedad de unos mafiosos. La relación entre los dos protagonistas es muy almibarada y supongo que lo es pretendidamente; así, ella es medio lerda, mientras que él es una especie de psicópata, cosa que ofrece un curioso y delirante contraste. En realidad, todos y cada uno de los personajes parecen aquejados por algún tipo de tara mental. En cualquier caso, como película destaca en la creación de situaciones y diálogos geniales; el ascensor, los sicilianos...

Por ahí anda gente como Brad Pitt, Christopher Walken, Gary Oldman, en forma de cameos fugaces pero difícilmente olvidables (no se puede decir lo mismo de Samuel L. Jackson, que para eso mejor se hubiera quedado en su casa). Siendo una película donde llama la atención lo convencional de la dirección frente a lo absolutamente reconocible del texto, hay quienes afirman que podría ser perfectamente una película más de Tarantino, y quien por el contrario piensa que Scott estropeó el resultado final (personalmente, hubiera preferido el desenlace original y con una mala leche superior). Sea como sea, no resulta tan videoclipero como otras veces, pero ahí queda una fotografía de colores intensos (Los Ángeles en su máximo -y hortera- esplendor), el polvo entre sombras y filtros de luz azul, el esteticista tiroteo final entre plumas voladoras... La banda sonora es el famoso plagio-homenaje a “Malas tierras”, con la cual la similitud argumental es notable.

Yo diría que se notan bastante los rasgos de la época, pero que ha aguantado bien el paso del tiempo e incluso ha influido en cierto subgénero de thriller molón. Lo más potable hecho por el hermano listo.
 
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