Al final el mercado manda y si el mercado quiere streaming porque es muy fácil y rápido tendrá streaming aunque, de momento, su calidad no siempre sea muy allá. Si no quiere pagar por contenidos no lo hará aunque se gasten una pasta en hardware y en su estructura multimedia doméstica.
La cuestión es que para ofrecer contenidos de muy alta calidad el formato físico sigue siendo el más viable por varios motivos:
- Los contenidos de la más alta calidad requieren una gran cantidad de datos, ya hablemos de 1080p usando MPEG4 ó 4K en HEVC, así que tanto la opción streaming como la descarga no es muy útil salvo para gente que tenga un equipamiento importante y/o acceso a Internet de primera división. Y aunque hay mucha gente que lo tiene, comercialmente es un movimiento complicado (compatibilidad, rendimiento) y deja a mucha gente fuera.
- A pesar de que el formato físico esté perdiendo respaldo progresivamente, lo cierto es que poca gente estaría dispuesta a pagar lo mismo por una copia digital que por una copia física. Estoy convencido de que los usuarios que buscan la mayor calidad en los contenidos solo comprarían copias digitales por una fracción de lo que pagarían por el formato físico, o ni se lo plantearían.
- Aunque no sea la opción preferida o la más económica, el formato físico es una forma relativamente sencilla de visionar contenidos de alta calidad debido a que se utiliza un hardware dedicado específico para esa función y que apenas requiere conocimientos técnicos para su puesta en marcha.
O en otras palabras, si el Ultra HD Blu-ray fuese un formato estrictamente online, sin discos, el reproductor tendría que ser una especie de Smart TV con un portal para poder acceder a los contenidos, ser potente para poder decodificar HEVC de hasta 100Mbps, tener un disco duro interno holgado para almacenar películas en local y/o hacer de caché,... por lo que, pese a la comodidad de saltarse el formato físico, los reproductores no serían más baratos que si tuvieran unidad óptica, se necesitaría una conexión a Internet muy rápida para no tener tiempos de espera demasiado largos, los precios de los contenidos serían únicos al haber solo un proveedor donde adquirirlos y posiblemente los precios disuadirían a muchos interesados dado que, independientemente de que fuesen altos, no siempre podrían competir con lo que estaría dispuesto a pagar un usuario por contenidos online.
Por tanto, ¿seguir apostando por el formato físico es una gran idea? Posiblemente no, pero desde luego que no es la peor idea que se puede tener para distribuir películas sin que el usuario tenga que sacrificar unos estándares de calidad.