Es fruto de su mundo. Con todos los respetos. En el país de los ciegos el tuerto es el rey. Puede que le mire con la mirada de un colonialista de mierda, y seguramente lo sea de un modo u otro. Pero me importa una mierda su altiplano. Sólo se de ellos los recuerdos de cuando eran grandes y una gran civilización crecía a orillas de un gran lago. Hasta que un día se esfumó. Da lo mismo. Seguramente cualquier boliviano pueda darme lecciones y yo me atreva a dictar sentencias sobre su presidente, pero de la misma manera que mi punto de vista es muy condenable, su política exterior basada en el victimismo para reforzar la interior también lo es.
Todos conocemos a Evo. Es un charlatán. Quizás es el Presidente que ahora necesite Bolivia, pero no es mi modelo. Es un sitio muy lejano donde quizás los remedios sean peores que las enfermedades que sufren, en el sentido de que siempre tendrán Presidentes con medallas en sus uniformes o que mastiquen hoja de coca. Su democracia poco o nada tiene que ver con la nuestra, cargada de muchísimos problemas, su política tampoco. Por lo tanto que se la guarde porque poco nos vamos a poder entender.