Además, otra cosa... ¿quien le dice a uno donde está el límite? ¿donde está la perfección? ¿siempre a ojos de otros?
Porque Charlie Parkes es cierto (o no) que le tiraron una silla y eso le empujó a ser mejor consigo mismo, a exigirse más pero de eso a que otro te obligue (o no estás a la altura hasta que otro te lo dice) encuentro que es un poco ambiguo.
Más cuando estamos hablando de un arte y una disciplina que también es subgetivo a ojos de los demás.
Y no estoy hablando de quedarse con lo primero o quedarse en la mitad pero, ¿llegar a sobre pasar el límite de las posibilidades y de los posibles?
Y con Duss, Charlie Parker es el ejemplo que la peli pone, no puede tomarse su caso como paradigma de nada.
La intención de Chazelle no la sé, aunque tampoco es demasiado importante: una vez que el creador ha terminado su obra y la expone al público, la obra "pertenece" al público en cuanto a la percepción de la misma. En este sentido, aunque nos suele molar que los autores expliquen sus películas, al final en realidad no importa lo que ellos digan, sino lo que el espectador concluya. Por eso, gente como Lynch es reacia a entrar en detalles: prefiere dejar la duda sin despejar y que cada espectador sea quien "lea" la película. Digo esto porque no sé si Chazelle quiso plantear un debate, una reflexión o algún aleccionamiento. A mí, sin haberle leído ni saber de qué pie cojea, me parece que la película no proyecta (al menos deliberadamente) un debate ni suelta un discurso ni nada por el estilo. Es más visceral que todo eso: desarrolla un conflicto de egos obsesivos tomando como base un tema, la música, que le sirve como recurso para que la película formalmente sea un portento rítmico. Y ya. Si luego el espectador quiere trasladar la cosa a un debate sobre lo divino y lo humano, pues bien. A mí la película no me da para eso.La película es una ficción inverosímil, histérica y desagradable que prefiero creer que no invita al debate (si lo hiciera, la teoría de Costa no iría mal encaminada), funciona como retrato hiperbólico de una obsesión, o mejor de dos obsesiones. Y funciona gracias a que tiene ritmo, buenas interpretaciones y una vibrante set-piece final.
Intentar sacarle funciones didácticas me parece grotesco y americanísimo en el peor sentido, además de un reduccionismo muy pobre.
Para mí el arte no tiene nada que ver con la matemática (afortunadamente). Y claro que el arte es subjetivo, hombre. Si no lo fuera, habría un Gran Jurado de Expertos que se dedicaría a sentenciar cuándo un arte es bueno y cuándo es malo según supuestos parámetros objetivos (que para mí no existen). Ergo, no sé qué hacemos opinando en un foro sobre películas si el arte es objetivo y no subjetivo. Decidme dónde está ese Gran Manual del Arte que contiene la Verdad Objetiva.Cualquier arte es subjetivo para quien no sabe de ese arte. Cuando pilotas como el barón rojo, lo subjetivo pasa a ser matemática.
A ver, es tocar la batería al ritmo que ese día le apetece al profesor o no tocar. El arte es subjetivo, siempre que no te opine el que dice que se hizo ayer tantas yardas en tercera división.