¿Qué libro estamos leyendo?

Guerra Mundial Z lo leí en su día (comprado el mismo día que salió) y no me gustó nada. Le debo relectura, a ver si era yo... La verdad es disfruté mucho más la peli.

Apuntado ese Madrid Zombi, aunque supongo que tendrá más gracia siendo de la capital.

Apocalipsis Z me volvió loco. Su secuela bastante meh. El que cierra trilogía no lo he leído... porque ya no me acuerdo de nada. Lo mismo busco resumen de los dos previos. Se está preparando película. En Amazon Prime, creo.

Gracias, bros.
 
A ver, lo mismo si el hype es gordo decepcione. No sé. A mí me pareció muy bueno.

Entre su redacción tipo blog, muy conseguida, su costumbrismo gallego, bastante refrescante, y varios pasajes para el recuerdo... Aprueba con nota.

Se puede leer aislado, sí.
Yo me tragué la trilogía, si bien el primero es el mejor...pero como en las pelis de zombies que lo que pasa al principio siempre es lo más interesante... esos primeros momentos de incertidumbre e ir sobreviviendo
 
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Condenada a figurar en las listas de libros escandalosos e infames, mantiene esta “filosofía” su fuerza para quien quiera entrar en el juego y no la tire al cubo de la basura.

Entre la novela formativa, el teatro con afán didáctico, el diálogo filosófico y la pornografía más refinada, el Marqués subvierte géneros y crea una obra híbrida, bien trabada en su diseño y estructura. De un pensamiento audaz, adelantado ya no a su tiempo sino al nuestro, de una absoluta modernidad. Cuando habla de la emancipación femenina y del derecho de cada mujer a disponer de su propio cuerpo, o se posiciona contra el matrimonio por imposición, uno no puede dejar de reconocerlo. Sin embargo, lo lleva a tales extremos, resulta tan excesivo (la mujer como “bien público” disponible para todos los varones y nacida para el sexo, el dolor como condición previa para el goce...), que acabas dudando de si esto va en serio o no, de cuál es el significado último, lo que pretende el autor con semejante ataque al pensamiento; tal vez un desafío a las convenciones, a lo que se da por sentado, no tanto una invitación a asumir literalmente sus locas teorías como un intento de poner a prueba la moral del lector.

El “tocador”, como escenario aislado donde transcurre la acción, sería la intersección entre lo público (el salón de las tertulias) y lo privado (la intimidad del dormitorio), que hoy coincidiría con la sauna o el jacuzzi. El lugar donde cualquier cosa es posible, los libertinos practican libremente su propia “moral” y no existen reglas que obstaculicen el deseo; fin último de la vida humana, sometido tan solo a los designios de la imaginación.

Concebida como la lección magistral de unos preceptores inmorales que buscan corromper a su inocente alumna (quien, dicho sea de paso, no es que oponga demasiada resistencia) e iniciarla en los misterios del libertinaje, se trata de una sucesión de diálogos en los que se explica esta filosofía de vida, que tiene por meta última la satisfacción del placer individual. Se rebaten sofismas, se afirman postulados y entre medias hay escenas o “cuadros” de alto contenido sexual y obsceno en los que se da rienda suelta a las fantasías más desenfrenadas, alternándose por lo tanto la teoría y la praxis, la palabra y la carne, los elevados conceptos y los bajos instintos; la argumentación minuciosa conduce a la excitación, que, una vez calmada, lleva de nuevo a la introspección.

Se genera una visión completa del mundo que es la propia de un psicópata, pero bajo la forma de un ejercicio de racionalismo, no de locura o de desvarío patológico, y esto es lo auténticamente perturbador, intentando fundamentar una serie de ideas que cualquiera consideraría aberrantes. Justificando la crueldad, el egoísmo más exacerbado, prácticas que van de la sodomía, la prostitución, el adulterio… al incesto y al asesinato, pasando por la tortura, el aborto, la eugenesia… en una concepción puramente materialista de la realidad, que coloca la “ley de la naturaleza” por encima de cualquier otra, desprecia la idea de Dios y de los trascendente como una pura superchería sólo válida para el dominio de los poderosos, contemplando tan sólo los ciclos de la materia, los procesos de creación y de destrucción en el seno de la naturaleza.

El placer es la realización total del ser humano, no lo es la simple perpetuación de una especie que nada quita, nada añade al impasible orden natural, cuyas “desviaciones” no son tales, sino que son ellas mismas permitidas y necesarias para esa naturaleza. Sólo son válidos los valores en la medida en que sean útiles para el disfrute egoísta, y son despreciados, por lo tanto, todos los emanados de la equivocada idea de divinidad: caridad, compasión, pudor, honradez, amor filial, ideas del bien y del mal… en favor de una moral de acciones tan sólo relativamente buenas y malas, una inversión completa de los valores (hasta el punto de llegar a sugerentes especulaciones en torno a la forma del ano y su consonancia con la del miembro viril…).

Se trata, en fin, de una obra a la vez muy política, inseparable del contexto convulso y revolucionario que la vio nacer, de realidades en proceso de desmoronamiento y cambios de mentalidad. El ensayo titulado “Franceses, un esfuerzo más si queréis ser republicanos”, insertado cerca del final (final nauseabundo que, por cierto, constituye el culmen de la aberración, de un simbolismo que supone la ruptura definitiva de un statu quo), describe esa sociedad ideal republicana, comparable en algunos puntos a la antigüedad pagana, y conecta las cuestiones “de cama” con las más generales de un nuevo orden político, que por cierto, se parece más a una distopía que a otra cosa. La destrucción total del humanismo, o bien la afirmación más auténtica de lo humano, esto es Sade; soñador delirante a la vez que gélido matasanos. Y esto es lo que corresponde decidir al lector.
 
En unos diez diez, mas o menos, me prestan el siguiente libro....


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La Gran Guerra no fue tan sólo un conflicto europeo. Eugene Rogan, autor de Los árabes, nos relata esa otra Gran Guerra que se desarrolló en el Oriente Próximo entre el Imperio Otomano, aliado a Alemania, y las potencias coloniales europeas. Una «guerra santa» proclamada por el sultán turco con la intención de sublevar contra sus colonizadores a todos los países islámicos, desde Marruecos a la India, que pudo haber cambiado el resultado final del conflicto. Rogan revive aquí los episodios de esta otra guerra demasiado ignorada: el desastre de Galípoli, en que hubo medio millón de bajas; el genocidio de los armenios, que llevó al exterminio de un millón y medio de seres humanos; la campaña de Mesopotamia, con el dramático sitio de Kut, una de las mayores derrotas británicas, o la revuelta árabe, que precipitó la derrota de los otomanos y el fi n de un imperio que durante seis siglos había sido una gran potencia mundial. Unos antecedentes que es preciso conocer para entender la naturaleza de los problemas actuales del Oriente Próximo.
 
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me ha gustado Tropas del Espacio (1959), el clásico de Heinlein, aunque me esperaba una novela de ciencia ficción y esto apenas aparece al final, en realidad es una novela extraña, más de ideas que de un argumento preciso, buena parte de ella se dedica a describir el entrenamiento militar de los humanos para hacer frente a los extraterrestres; después empieza a plantear la discutida y voluble ideología de Heinlein y ahí si que me ha ganado, para acabar en una especie de final sin final en la última misión frente a los bichos extraterrestres.

tengo que revisar la peli, ni me acuerdo de ella y debería, aunque Verhoeven le dé la vuelta a Heinlein (o no tanto, Heinlein no es monstruo)

 
El problema de Heinlein no es su ideología necesariamente, conservador hasta la médula y militarista convencido, aunque no cerrado de mente (entiendo porque algunos tachan Tooopers de fascista, lo es transversalmente aunque no en el sentido más estricto). Es su tendencia al sermoneo algo rancio y simplista lo que estropea más sus obras. Starship Troopers es una de sus obras juveniles. Historias más dedicadas al crecimiento de gente joven en determinates circunstancias hacia la adultez que a cualquier narrativa. Son esencialmente Bildungsroman. Tiene varias de estas, y mejores. Si quieres más narrativa, La Luna es una Cruel Amante, Estrella Doble, Amo de Títeres o Puerta Al Verano son más aconsejables. Y ya si te quieres meter, su ciclo Historias del Futuro. Lo mejor son sus cuentos, donde se ahorra mucho de sus defectos y exprime gran parte de sus virtudes. Todos Vosotros Zombies hay que leerlo.

Verhoeven rodó una obra maestra satírica anti-fascista reproduciendo un film fascista y una sátira de ciertas películas de acción rodando una película de acción, subrayando la relación que puede haber entre ambas, y que al igual que sus otras sátiras funciona perfectamente como narración literal. Es otra cosa. Está más cerca de EL Sueño de Hierro de Norman Spinrad que de la obra original.
 
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¡Por fin! Tras Charles Beaumont, uno de los santos griales de las reediciones en este jodido país, una de las grandes obras fantásticas del siglo XX. Espero que no nos dejen colgados a media trilogía, ni que el resto de volumenes tarden 10 años en salir. Y que alguien se anime un día de estos con Gene Wolfe y su Libro del Sol Nuevo, por favor.
 
No sé si conocéis o visitáis con regularidad vuestras bibliotecas públicas. Yo lo hago, y en la mía (y supongo que en todas) hay una mesa donde puedes dejar los libros que ya no quieras, y llevarte los que otros dejan. También la biblioteca, cuando hace expurgo, suele dejar allí los libros de los que se desprende, y así me he conseguido yo algunos, sobre todo de Elige tu propia aventura, y Los tres investigadores.

Cada año, por Halloween, la biblioteca suele poner en la mesa una pequeña selección de terror, ciencia ficción y fantasía. Este año, la cosecha en terror ha sido más bien paupérrima (alguna antología de Wilkie Collins, creo que había) pero en novela negra y ciencia ficción, sí que me ha sido provechoso el viaje.

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No he leído ninguno de estos, a ver que tal, aunque conozco algunas historias por sus adaptaciones cinematográficas (Pacto de sangre es "Perdición" de Billy Wilder, y ¿Acaso no matan a los caballos? es "Danzad, danzad malditos").
 
Son todos clásicos de primer orden, aunque probablemente el de Heinlein no esté entre sus mejores obras, pero los noir cuanto menos son imperdibles. El de Blandish además es MUY negro...
 
No sé si conocéis o visitáis con regularidad vuestras bibliotecas públicas. Yo lo hago, y en la mía (y supongo que en todas) hay una mesa donde puedes dejar los libros que ya no quieras, y llevarte los que otros dejan. También la biblioteca, cuando hace expurgo, suele dejar allí los libros de los que se desprende, y así me he conseguido yo algunos, sobre todo de Elige tu propia aventura, y Los tres investigadores.

Cada año, por Halloween, la biblioteca suele poner en la mesa una pequeña selección de terror, ciencia ficción y fantasía. Este año, la cosecha en terror ha sido más bien paupérrima (alguna antología de Wilkie Collins, creo que había) pero en novela negra y ciencia ficción, sí que me ha sido provechoso el viaje.

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No he leído ninguno de estos, a ver que tal, aunque conozco algunas historias por sus adaptaciones cinematográficas (Pacto de sangre es "Perdición" de Billy Wilder, y ¿Acaso no matan a los caballos? es "Danzad, danzad malditos").
maravilla el expurgo... soy asiduo tambien... :diablillo
 
Mi última lectura ha sido Miss Marple y trece problemas. Creo que doña Agatha escribió estos relatos antes de las novelas y yo he invertido el orden al leerlo, pero en todo caso, muy amena colección de relatos. Casi todos siguen la estructura de un club de aficionados al crimen que presentan un relato y que la buena de Miss Marple adivina con su perspicacia rural habitual. Como cambio de la fórmula, el lioso y engañoso relato que cuenta la actriz "tonta" es muy curioso (y tramposo) y si bien no es mi preferido, me pilló por completo.
 
Me gustan algo más los cuentos de Marple que los de Poirot, aunque estos también son muy buenos. Y le reconozco el genio conceptual a Christie por Los Trabajos de Hercules, con doce misterios del detective belga en forma de cuentos titulados y relacionados en cierta manera con uno de los que realizó su homónimo griego.
 
terminado el clasicazo de Stapledon La última y la primera Humanidad (1930), libro muy influyente en su día, es un portento de imaginación en donde el autor recrea, de una forma peculiar, el futuro -y el presente- de nuestra raza hasta límites temporales insospechados; recuerda mucho a Hacedor de Estrellas que es posterior, comienzo absolutamente absorbente, mitad a ratos desvariando y final muy evocador, dramático, poético... de paso metiendo mucha filosofía y reflexiones que darían casi para un tratado.

desde luego es un libro muy especial y hay que tener muchas ganas de leerlo.

edición Minotauro con varios prólogos e introducciones que pillé a muy buen precio de casualidad.

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Última edición:
Stapledon es otro que merece más fama de la que ya tiene. Y más ediciones aunque, claro, luego el comprador tiene que cumplir también... Leí Hacedor de Estrellas y Ciudad, de Simak, uno detrás de otro y me estallaron los cojones (lo de la cabeza, para otros).

Esas ediciones de Minotauro con sobrecubiertas transparentes eran muy majas. Justo hace poco me releí La Otra Parte, de Kubin, en esa misma serie editorial.
 
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Relato imprescindible de aventuras marineras, literatura, en efecto, infantil y juvenil (el autor escribió el libro para su hijo), con un niño protagonista con quien el joven lector pueda sentirse identificado; dicho lo cual, es también una novela que explora un universo moral difuso y lo hace sin que lo parezca, sin abandonar el tono aventurero, la acción ni la sucesión de peripecias, con abundantes términos náuticos y descripciones geográficas para introducir al lector en el ambiente marinero y contextualizar un espacio muy acotado, de luchas, escaramuzas y peligros constantes.

La búsqueda de un tesoro enterrado en una isla lejana que es todo excepto maravillosa y paradisíaca, y sí una tierra hostil de naturaleza abrupta, rodeada de escollos, nieblas y pantanos insalubres… se convertirá para nuestro héroe en una sucesión de pruebas de las que salir airoso, que le llevarán a descubrir el mundo más allá de los estrechos horizontes de su lugar natal y de su propia infancia, más allá de la orfandad repentina que le ha llevado a quedarse solo en la vida y dueño de su destino. Tendrá que tomar decisiones, a veces arriesgadas y temerarias, hacer amigos y enemigos, actuando siempre en una cierta tierra de nadie; enfrentándose a una banda de facinerosos que ante la duda matan primero, pero también moviéndose libremente con respecto a los supuestos agentes de la ley y de la civilización, que abandonan su cómoda existencia en pos de una riqueza manchada de sangre, los cuales tienen también ellos mismos algo de ingenuidad, de no saber muy bien dónde se meten.

El inicio en la posada constituye una narración modélica que se adentra en el terror, con figuras ambiguas y amenazantes que perturban la vida hogareña y enredan en sus ominosos asuntos a personas inocentes; los maleantes se describen en términos grotescos y de deformidad, frente al pobre niño desvalido y su madre, el bien y el mal puros. Será después cuando conozcamos, de la mano del memorable John Silver, la maldad refinada, alejada de la pura y simple brutalidad y envuelta en buenas, elegantes maneras; la de un individuo engañoso, que ni siquiera parece un pirata, físicamente disminuido pero con inteligencia, liderazgo, astucia de sobra y don de gentes, carácter manipulador y audaz… también alguien deseoso de sentar la cabeza, capaz de planificar fríamente sus actos.

Se da entonces una inesperada simetría, pues Jim se descubre a su manera como otro engañoso pirata (que se lo digan al pobre de Israel Hands) que acaba insensibilizado ante la violencia, entre la irracionalidad infantil y la templanza de un adulto que le llevan a acciones de los que ni él mismo se creía capaz, que incluso encuentra en el malvado a la figura paterna que ha perdido. Y se forja brevemente una relación de respeto mutuo, pues ambos deben jugar sus cartas y eso es lo que les salva, lo que aporta lo decisivo, ahí donde no llegan los hombres respetables; un caballero mentecato, patriotero y bocazas, un capitán de barco autoritario y desagradable… brilla si acaso el humanitario racionalismo del médico, o la oportunidad del antaño rufián Ben Gunn para redimirse.

Nos queda por último el retrato que se hace de la figura del pirata como “caballero de fortuna”, es decir, de villano dueño aún así de su propios códigos de conducta al margen de la buena sociedad, susceptibles eso sí de ser traicionados a la menor oportunidad. Lejos de cualquier romanticismo, son sujetos absolutamente corrompidos por la codicia, el alcohol y la mala vida, perdedores autodestructivos, y en última instancia, seres enfermos cuyo tiempo ha quedado atrás, que ya sólo pueden elegir entre acabar en la soga (en el infierno) o reformarse de algún modo. Que al principio dan miedo, pero que acaban dando más pena que otra cosa, y sobre quienes planea la amenazante figura del capitán Flint, remota, terrible y mitificada, cuya presencia continúa viva en forma de voz espectral entre los árboles, de pájaro de mal agüero que lleva su nombre.
 
No me trago que sea infantil. Ni juvenil. Fueran cuales fueran las intenciones. Como mucha literatura fantástica/aventurera victoriana y aledaños es bastante universal. Yo la entroncaría más con el tradicional bildungsroman, que te sirve para un roto y para un descosido de la edad sin que se note. Es la perfecta introducción a las complejidades de la vida contada desde la perspectiva de la perdida de la inocencia de un niño. Es algo que se le daba muy bien a Stevenson, incluso cuando los protagonistas eran bien curtidos. Incluso Jeckyl y Hyde no deja de ser el viaje de iniciación de un hombre que se cree de vueltas de todo descubriendo a través del relato de un amigo que hay honduras de las que no tenía ni idea. Es un bildungsroman, a su manera, de la mediana edad. Gran parte de su obra es un viaje de descubrimiento, cultural o vital.

Por lo demás, de La Isla del Tesoro siempre recomendaré una versión ilustrada, si puede ser por Meryn Peake (que vuelve a aparecer por aquí tars la edición de Gormengahst), mejor. En literatura las ilustraciones no son necesarias, pero con ellas si que te llegan las obras de manear diferente.

Lo dijo alguien (no recuerdo si Borges, que era muy admirador suyo, u otro gran nombre), que Stevenson tenía la habilidad de usar la palabra justa en el lugar justo, sin que le faltara ni le sobrara una coma, y es condenadamente cierto. Lo dijera quien lo dijera.
 
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Relato imprescindible de aventuras marineras, literatura, en efecto, infantil y juvenil (el autor escribió el libro para su hijo), con un niño protagonista con quien el joven lector pueda sentirse identificado; dicho lo cual, es también una novela que explora un universo moral difuso y lo hace sin que lo parezca, sin abandonar el tono aventurero, la acción ni la sucesión de peripecias, con abundantes términos náuticos y descripciones geográficas para introducir al lector en el ambiente marinero y contextualizar un espacio muy acotado, de luchas, escaramuzas y peligros constantes.

La búsqueda de un tesoro enterrado en una isla lejana que es todo excepto maravillosa y paradisíaca, y sí una tierra hostil de naturaleza abrupta, rodeada de escollos, nieblas y pantanos insalubres… se convertirá para nuestro héroe en una sucesión de pruebas de las que salir airoso, que le llevarán a descubrir el mundo más allá de los estrechos horizontes de su lugar natal y de su propia infancia, más allá de la orfandad repentina que le ha llevado a quedarse solo en la vida y dueño de su destino. Tendrá que tomar decisiones, a veces arriesgadas y temerarias, hacer amigos y enemigos, actuando siempre en una cierta tierra de nadie; enfrentándose a una banda de facinerosos que ante la duda matan primero, pero también moviéndose libremente con respecto a los supuestos agentes de la ley y de la civilización, que abandonan su cómoda existencia en pos de una riqueza manchada de sangre, los cuales tienen también ellos mismos algo de ingenuidad, de no saber muy bien dónde se meten.

El inicio en la posada constituye una narración modélica que se adentra en el terror, con figuras ambiguas y amenazantes que perturban la vida hogareña y enredan en sus ominosos asuntos a personas inocentes; los maleantes se describen en términos grotescos y de deformidad, frente al pobre niño desvalido y su madre, el bien y el mal puros. Será después cuando conozcamos, de la mano del memorable John Silver, la maldad refinada, alejada de la pura y simple brutalidad y envuelta en buenas, elegantes maneras; la de un individuo engañoso, que ni siquiera parece un pirata, físicamente disminuido pero con inteligencia, liderazgo, astucia de sobra y don de gentes, carácter manipulador y audaz… también alguien deseoso de sentar la cabeza, capaz de planificar fríamente sus actos.

Se da entonces una inesperada simetría, pues Jim se descubre a su manera como otro engañoso pirata (que se lo digan al pobre de Israel Hands) que acaba insensibilizado ante la violencia, entre la irracionalidad infantil y la templanza de un adulto que le llevan a acciones de los que ni él mismo se creía capaz, que incluso encuentra en el malvado a la figura paterna que ha perdido. Y se forja brevemente una relación de respeto mutuo, pues ambos deben jugar sus cartas y eso es lo que les salva, lo que aporta lo decisivo, ahí donde no llegan los hombres respetables; un caballero mentecato, patriotero y bocazas, un capitán de barco autoritario y desagradable… brilla si acaso el humanitario racionalismo del médico, o la oportunidad del antaño rufián Ben Gunn para redimirse.

Nos queda por último el retrato que se hace de la figura del pirata como “caballero de fortuna”, es decir, de villano dueño aún así de su propios códigos de conducta al margen de la buena sociedad, susceptibles eso sí de ser traicionados a la menor oportunidad. Lejos de cualquier romanticismo, son sujetos absolutamente corrompidos por la codicia, el alcohol y la mala vida, perdedores autodestructivos, y en última instancia, seres enfermos cuyo tiempo ha quedado atrás, que ya sólo pueden elegir entre acabar en la soga (en el infierno) o reformarse de algún modo. Que al principio dan miedo, pero que acaban dando más pena que otra cosa, y sobre quienes planea la amenazante figura del capitán Flint, remota, terrible y mitificada, cuya presencia continúa viva en forma de voz espectral entre los árboles, de pájaro de mal agüero que lleva su nombre.
Me obligaron a leerla en el colegio y nunca me quitaré EL ODIO que le tengo.
 
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