Lo menos veinte años hará que tengo este libro en fondo de biblioteca, sin ojearlo siquiera, y sólo ahora lo he leído.
Al parecer
Lucius Shepard fue (DEP, 2014) un escritor de cifi y fantasy con cierta popularidad entre los seguidores de dichos géneros en los años 80 del pasado siglo, llegando a ganar premios como los Nébula, John W. Campbell y el World Fantasy Award. Lamentablemente, lo primero que he leído del autor es esta recopilación de relatos que me han parecido más bien anodinos, cuando no, alguno directamente malo. Hay algún apunte curioso aquí y allí, pero poco más que añadir, para mi gusto (un relato es sobre nazis en la costa malagueña de los años 60). Pero la excepción es la que da título al libro, una historia más que curiosa, incluso fascinante y con aspiración de clásico: en un valle de indeterminada ubicación hay un dragón tan gigantesco (en el ¡Siglo XIX!, eso sí se nos dice) que no puede ni moverse (con su propio ecosistema: bosques, animales, torrentes e ignotas cuevas –bajo sus alas- viven en su montañoso contorno), pero sus “sueños”, visiones “del pasado y futuro”, fluyendo a través de sus enormes e iridiscentes ojos, parecen afectar al hosco comportamiento de los habitantes de la zona. Tras infructuosas y centenarias intentonas, se ha hallado una forma de acabar con él: cubrirlo de pintura, hasta que el veneno logre matarlo; tras décadas con el “tratamiento”, entre amoríos y guerras, al ideólogo y pintor, le acaba entrando una extraña melancolía, pareciendo unir su destino al de la criatura.
El relato en si no alcanza la excelencia, quedando un poco corto en sus distintas vertientes: la poética-triste, la “épica”, la puro
fantastique vagamente inquietante, el discurso sobre lo artístico y la esperanza humana… quizá lo que le falta en más extensión (son solo apenas 40 páginas) para otorgar más densidad a todo su andamiaje –nunca mejor dicho-, las situaciones y personajes. En todo caso, lo que queda, da para una pequeña joyita que, de hecho, parece gritar: Hacedme una película. Parece que Shepard escribió luego más relatos sobre el dragón. La verdad es que, en principio, lo veo muy innecesario, pero bueno…
Clásico menor de la literatura de “casas encantadas”, datado en 1973 (y título original:
“Burnt Offerings”), moviéndose entre elementos de clasicismo añejo y una reelaboración más moderna. Tenemos a una familia (padre, madre, hijo y tía anciana) alquilando una casa de vacaciones, intentando huir de ciertos conflictos profundos anímicos y en sus relaciones, y el hastío de la gran ciudad; el padre es “bueno” pero le asalta algún intento violento y ganas “de matar” a su hijo, además se encierra taciturnamente en una habitación con libros; hay una gran mesa con multitud de inquietantes fotos de inquilinos anteriores … la verdad es que bastante cosas recuerdan a
“El resplandor” de Stephen King (escrito cuatro años después); aunque en el libro de Marasco, el objetivo principal “de la casa” es la mujer (“poseída” por la opulencia del interior de la casa, algo que siempre había deseado y hechizo que acaba superponiéndose a su propia familia), y el insólito ambiente veraniego, luminoso y caluroso (lejano de las típicas nieblas, lluvias y briosos vientos azotando grandes mansiones invernales) es un gran punto original a su favor que me resulta fascinante. Marasco se maneja bien en los pasajes inquietantes y de puro terror, a destacar: el fantasmal conductor del coche fúnebre, subiendo el ataúd por las escaleras –solo se le escucha… hasta que entra en la habitación-; esa invisible figura de la Madre de los propietarios de la casa; todas las escenas en el saloncito, el enigmático “zumbido”, la puerta de crípticos dibujos y lo que acecha al otro lado; y el excelente climax final, últimas tres páginas resultas con espeluznante pericia por el escritor. No es que sea un Obra Maestra, pero es un muy estimable ejemplo del subgénero, en realidad probablemente indispensable para conocer la evolución de las
haunted house literarias.
Hay una recomendable adaptación fílmica, “
Pesadilla diabólica (1976)”, obra del experto en tv-movies Dan Curtis, atmosférica y con reparto estupendo (Karen Black, Oliver Reed, Bette Davis y Burgess Meredith); la cual, si no recuerdo mal, era bastante fiel a la novela, salvo que empezaba en lo que sería la página 46 del libro, saltándose toda la parte de crispación urbana de los personajes.