Harkness_666
Son cuatro
Marchando una de ensaladilla rusa:
La sonata a Kreutzer, Leon Tolstoi
Certera disección de un matrimonio fracasado, destruido por un celos del marido tan intensos, tan brutales que le arrastran al crimen. Novela de tesis en la que el venerado escritor ruso plasma unas opiniones sumamente reaccionarias y moralistas que ya en su tiempo debieron de ser políticamente incorrectas, poniéndolas en boca de un individuo disfuncional que relata su testimonio al narrador durante un viaje en tren. Si la primera parte parece un exposición casi ensayística de unas ideas muy críticas socialmente, la segunda parte, centrada ya en el caso concreto del protagonista, en sus circunstancias personales y psicología (en realidad un ejemplo ilustrativo de cualquier pareja), supone la culminación lógica de lo expuesto con anterioridad. De una sociedad enferma que fomenta el vicio, la animalidad y la corrupción del alma humana, disfrazándolo hipócritamente de virtudes, de una mayor libertad e igualdad... cuando en realidad la mujer ha sido convertida en un objeto de disfrute del varón (una situación asumida, incluso aprovechada por ella misma), y la unión de ambos, en una celebración sin propósito alguno del desenfreno y del egoísmo personal.
El rechazo hacia la institución matrimonial (una farsa que todos dicen disfrutar, aunque sea mentira), incluso hacia toda forma de relación sexual, es absoluto. El amor romántico es una pura invención (en realidad solamente es amor físico y sensual). La maternidad, que debería ser un hecho maravilloso por naturaleza, es una constante tortura y preocupación (los médicos, con su ciencia abyecta, con su ánimo de lucro, hacen más mal que bien). Finalmente, la música (en este caso, la composición de Beethoven que da título a la obra) supone una experiencia frustrante, al inculcar unas emociones ajenas que están fuera de lugar, en contradicción con uno mismo (volvemos a la hipocresía social de tocar en público una obra llena de sentimiento y violencia, para después comportarnos de una manera perfectamente burguesa). El autor defiende muy convencido todas estas posturas, que incluso hoy pueden continuar siendo debatidas, y lo hace mediante un relato conciso, muy bien estructurado y sin nada superfluo. Describe una situación terrible, sus causas y consecuencias, pero no parece ofrecer soluciones. Todo ello me hace pensar que gente como Houellebecq no ha inventado nada, que me hallo ante una obra maestra... incluso cuando estoy en completo desacuerdo con la ideología planteada.
La señora del perrito y otros cuentos, Chejov (Alianza)
Los cuentos de Chejov son realistas, pero más que preocuparse por la descripción de grandes grupos sociales o por cuestiones políticas (lo cual no deja de aparecer en su obra, aunque más como aspectos de fondo que como temas principales) prefirió centrarse en el individuo, en lo cotidiano y más cercano. En gente corriente, antihéroes anónimos con sus virtudes y defectos. Destaca la capacidad de iluminar estas existencias prosaicas, de personajes que son como nosotros y aún nos permiten vernos reflejados. De hacer visible nuestra pequeñez, nuestras miserias. Sin embargo, no carga las tintas, pues sus criaturas también resultan entrañables y conmueven. Historias cuyo final a veces queda en la imaginación del lector, carentes de moraleja, cuyo autor nunca impone sus opiniones sino que simplemente observa, retrata con gran sensibilidad y perspicacia, deja al aire lo que parecía haber quedado sepultado bajo una realidad gris. A menudo se desprende una visión desesperanzadora del ser humano, la imposibilidad de la felicidad, el fracaso, la mediocridad. Sin embargo, el ruso siempre comprende, su estilo es preciso, atento a los detalles y matices adecuados. Si los autores realistas y naturalistas indagaron en los aspectos más materiales (escabrosos, inclusos), objetivos y científicos del mundo real, puede decirse que Chejov prefiere ahondar dentro de ello, buscar el alma humana.
“Historia ruin” es una obra de juventud, un chiste de humor negro y con bastante carga satírica. “El amanuense” nos presenta a dos sujetos muy dispares (un contraste de personalidades que se hará recurrente en otros relatos) pero complementarios, denotando en apenas unas páginas todo un trasfondo de soledad, pero también una bonita amistad que te hace recuperar la fe en la humanidad. En cambio, “Enemigos” culmina con la ruptura total entre un médico y un ricachón enfrentados ambos a una situación trágica que saca lo peor de ambos. Nos hablan aquí de la incomunicación, de los prejuicios, y lo cierto es que acabas comprendiéndoles a ambos. “En casa” propone una mirada (la del protagonista, que podría ser el autor) a una mente infantil y su lógica; la idea central es la necesidad de mitos, símbolos y cuentos para comunicar una verdad, mejor incluso que con la simple razón autoritaria… casi un análisis del espíritu que preside la narrativa chejoviana. “El monje negro” es una historia de ascenso y caida que puede resultar familiar, donde genialidad y locura van de la mano y, pese al terrible final, queda una nota de esperanza en forma de recuerdo de las cosas realmente importantes y significativas. Una vuelta de tuerca al típico marido cornudo la hallamos en “La esposa”, donde los héroes se vuelven villanos y viceversa (muy pesimista final donde compadecemos al pobre hombre).
En “Ana al cuello”, el ascenso social de una joven casada por conveniencia hace que ésta se empodere a lo grande, pero hace que olvide a sus seres más queridos (destaca aquí el retrato entre ridículo y vunerable del arribista y aparentemente grandioso funcionario público ruso). Un trasfondo más político aparece en “Casa con desván”; un duelo de ideas entre dos seres antagónicos, o pragmatismo frente a idealismo, con la derrota final de ésto último. “Las grosellas” gira en torno al conformismo, a una percepción muy chejoviana de algo que pasa inadvertido; la gente infeliz, ignorada olímpicamente por aquellos que sí lo son y viven bien, una triste y preocupante realidad, presente en el sabor agrio de las grosellas. “La señora del perrito” descuella como el relato más famoso de este hombre, una historia de amor desgarradora, romántica, sobre un hombre y una mujer que se desembarazan de unas expectativas vitales falsas, de los falsos papeles que solemos interpretar en sociedad (nos mentimos más a nosotros mismos que a los demás), para descubrirse el uno al otro en una relación pura, inocente… que termina justo cuando acaba de empezar, ante un futuro que se revela más que incierto.
La sonata a Kreutzer, Leon Tolstoi
Certera disección de un matrimonio fracasado, destruido por un celos del marido tan intensos, tan brutales que le arrastran al crimen. Novela de tesis en la que el venerado escritor ruso plasma unas opiniones sumamente reaccionarias y moralistas que ya en su tiempo debieron de ser políticamente incorrectas, poniéndolas en boca de un individuo disfuncional que relata su testimonio al narrador durante un viaje en tren. Si la primera parte parece un exposición casi ensayística de unas ideas muy críticas socialmente, la segunda parte, centrada ya en el caso concreto del protagonista, en sus circunstancias personales y psicología (en realidad un ejemplo ilustrativo de cualquier pareja), supone la culminación lógica de lo expuesto con anterioridad. De una sociedad enferma que fomenta el vicio, la animalidad y la corrupción del alma humana, disfrazándolo hipócritamente de virtudes, de una mayor libertad e igualdad... cuando en realidad la mujer ha sido convertida en un objeto de disfrute del varón (una situación asumida, incluso aprovechada por ella misma), y la unión de ambos, en una celebración sin propósito alguno del desenfreno y del egoísmo personal.
El rechazo hacia la institución matrimonial (una farsa que todos dicen disfrutar, aunque sea mentira), incluso hacia toda forma de relación sexual, es absoluto. El amor romántico es una pura invención (en realidad solamente es amor físico y sensual). La maternidad, que debería ser un hecho maravilloso por naturaleza, es una constante tortura y preocupación (los médicos, con su ciencia abyecta, con su ánimo de lucro, hacen más mal que bien). Finalmente, la música (en este caso, la composición de Beethoven que da título a la obra) supone una experiencia frustrante, al inculcar unas emociones ajenas que están fuera de lugar, en contradicción con uno mismo (volvemos a la hipocresía social de tocar en público una obra llena de sentimiento y violencia, para después comportarnos de una manera perfectamente burguesa). El autor defiende muy convencido todas estas posturas, que incluso hoy pueden continuar siendo debatidas, y lo hace mediante un relato conciso, muy bien estructurado y sin nada superfluo. Describe una situación terrible, sus causas y consecuencias, pero no parece ofrecer soluciones. Todo ello me hace pensar que gente como Houellebecq no ha inventado nada, que me hallo ante una obra maestra... incluso cuando estoy en completo desacuerdo con la ideología planteada.
La señora del perrito y otros cuentos, Chejov (Alianza)
Los cuentos de Chejov son realistas, pero más que preocuparse por la descripción de grandes grupos sociales o por cuestiones políticas (lo cual no deja de aparecer en su obra, aunque más como aspectos de fondo que como temas principales) prefirió centrarse en el individuo, en lo cotidiano y más cercano. En gente corriente, antihéroes anónimos con sus virtudes y defectos. Destaca la capacidad de iluminar estas existencias prosaicas, de personajes que son como nosotros y aún nos permiten vernos reflejados. De hacer visible nuestra pequeñez, nuestras miserias. Sin embargo, no carga las tintas, pues sus criaturas también resultan entrañables y conmueven. Historias cuyo final a veces queda en la imaginación del lector, carentes de moraleja, cuyo autor nunca impone sus opiniones sino que simplemente observa, retrata con gran sensibilidad y perspicacia, deja al aire lo que parecía haber quedado sepultado bajo una realidad gris. A menudo se desprende una visión desesperanzadora del ser humano, la imposibilidad de la felicidad, el fracaso, la mediocridad. Sin embargo, el ruso siempre comprende, su estilo es preciso, atento a los detalles y matices adecuados. Si los autores realistas y naturalistas indagaron en los aspectos más materiales (escabrosos, inclusos), objetivos y científicos del mundo real, puede decirse que Chejov prefiere ahondar dentro de ello, buscar el alma humana.
“Historia ruin” es una obra de juventud, un chiste de humor negro y con bastante carga satírica. “El amanuense” nos presenta a dos sujetos muy dispares (un contraste de personalidades que se hará recurrente en otros relatos) pero complementarios, denotando en apenas unas páginas todo un trasfondo de soledad, pero también una bonita amistad que te hace recuperar la fe en la humanidad. En cambio, “Enemigos” culmina con la ruptura total entre un médico y un ricachón enfrentados ambos a una situación trágica que saca lo peor de ambos. Nos hablan aquí de la incomunicación, de los prejuicios, y lo cierto es que acabas comprendiéndoles a ambos. “En casa” propone una mirada (la del protagonista, que podría ser el autor) a una mente infantil y su lógica; la idea central es la necesidad de mitos, símbolos y cuentos para comunicar una verdad, mejor incluso que con la simple razón autoritaria… casi un análisis del espíritu que preside la narrativa chejoviana. “El monje negro” es una historia de ascenso y caida que puede resultar familiar, donde genialidad y locura van de la mano y, pese al terrible final, queda una nota de esperanza en forma de recuerdo de las cosas realmente importantes y significativas. Una vuelta de tuerca al típico marido cornudo la hallamos en “La esposa”, donde los héroes se vuelven villanos y viceversa (muy pesimista final donde compadecemos al pobre hombre).
En “Ana al cuello”, el ascenso social de una joven casada por conveniencia hace que ésta se empodere a lo grande, pero hace que olvide a sus seres más queridos (destaca aquí el retrato entre ridículo y vunerable del arribista y aparentemente grandioso funcionario público ruso). Un trasfondo más político aparece en “Casa con desván”; un duelo de ideas entre dos seres antagónicos, o pragmatismo frente a idealismo, con la derrota final de ésto último. “Las grosellas” gira en torno al conformismo, a una percepción muy chejoviana de algo que pasa inadvertido; la gente infeliz, ignorada olímpicamente por aquellos que sí lo son y viven bien, una triste y preocupante realidad, presente en el sabor agrio de las grosellas. “La señora del perrito” descuella como el relato más famoso de este hombre, una historia de amor desgarradora, romántica, sobre un hombre y una mujer que se desembarazan de unas expectativas vitales falsas, de los falsos papeles que solemos interpretar en sociedad (nos mentimos más a nosotros mismos que a los demás), para descubrirse el uno al otro en una relación pura, inocente… que termina justo cuando acaba de empezar, ante un futuro que se revela más que incierto.