Hay casos y casos, pero estamos cada vez mas cerca de culpar a un fabricante de cuchillos de apuñalamientos o de acusar a un fabricante de coches porque uno de los vehiculos que fabrica a sido utilizado en un delito.
Vivimos en un mundo horrible con mucha gente horrible donde pasan cosas espeluznantes, la diferencia entre hace años y ahora es que pueden arrejuntarse en aplicaciones o webs con mas facilidad. Aplicaciones con un objetivo que cuando llegan al publico acaban utilizandose de formas totalmente diferentes al objetivo original.
El ser humano siempre ha inventado cosas y otros seres humanos han buscado inmediatamente otros usos. Tanto para bien como para mal (los drones se inventaron como herramientas militares y ahora cualquiera compra uno para hacer vídeos de Instagram). A raíz de ahí se corrige o se legisla el uso, principalmente cuando es indebido.
Esto ha pasado en toda la historia de la humanidad. ¿Cuál es la diferencia con las redes sociales y aplicaciones de mensajería? La privacidad. El debate entre el fabricante y los que legislan es claro: sabemos que alguien comete un delito pero el funcionamiento original de las herramientas no permiten saber quién es.
¿Se está inculpando al fabricante de cuchillos? Sí y no. Es fácilmente demostrable que hay gente usando una herramienta para fines deplorables, pero no podemos saber quiénes son. ¿Por qué? ¿Por qué hemos de garantizar la privacidad en redes sociales o apps de mensajería cuando en la vida real pagamos por nuestros actos? ¿Dónde pone que en internet tengamos el derecho de actuar de forma anónima? No entiendo de dónde sale esta idea idílica.
Y ya no me voy a casos tan asquerosos, es que el bullying infantil hoy en día nace y vive en estas herramientas a costa de la supuesta privacidad que aportan. Grabación de vídeos y fotos que se comparten con otras personas, críticas feroces a otros chavales… todo ilegal con penas de pasta y en algunos casos de cárcel que quedan impunes porque no se puede demostrar quien lo hace.
Durante mucho tiempo pude defender la privacidad de las identidades en internet. Ya no. A medida que conozco casos estoy convencido de ello. Es más, estoy convencido de que la sociedad se ha ido en gran parte a la mierda por esto. Es entrar en comentarios del Marca y tantos otros periódicos para darse cuenta de la ira de la sociedad gracias a la privacidad que nos aportan. El día que sea necesario poner la identidad se acabaron los comentarios en estos sitios. Y con ellos los insultos, el racismo… la miseria humana a su máximo nivel en artículos de fútbol.
Lo siento pero yo voto porque mis datos sean privados pero no mi identidad.
Sobre Telegram en sí, lo dije en muchos sitios cuando un juez quiso bloquearlo, me parece una app de la que escapar. No garantiza la privacidad en determinadas conversaciones. Te hablan de proxies y su arquitectura, pero la realidad es que la app que más vende su privacidad es menos privada que la que la gente cree que es la peor, WhatsApp. Muy curioso todo. De mi sospecha sobre cómo es posible que Telegram permita usar almacenamiento gratuito sin fin, cuando el almacenamiento es algo que nadie da gratis por el coste que supone, me da mucho que pensar. Conozco a gente que usa Telegram como repositorio de fotos personales y otros de películas y series. Algo falla aquí.