Estoy pensando en que es una lástima que una película con medios como ésta tenga que pasar por servidumbres y concesiones de cara a sobrecargar al público con mil acontecimientos y cantidad de fuegos artificiales, como si la creencia de los creadores fuera que al público hay que bombardearle con estímulos de forma permanente. Me refiero a que un guión cabal y coherente, un equilibrio entre introspección y espectáculo y un sentido narrativo que dé lugar al respiro contribuirían a hacer una buena película de superhéroes. Dinero tienen para lucir medios y que la cosa sea convincente. Sin embargo, se empeñan en estropearlo todo por culpa de esas intenciones desmedidas del bigger, es decir, de meter con calzador hasta a mi prima la de Cuenca y de precipitar los acontecimientos en una carrera de velocidad atolondrada. Todo ésto también ocurre aquí, pero, a pesar de todo, el caos milagrosamente no se come la película entera. No sé si el salvador es el propio Snyder, al que le reconozco alma de fan-freak y que, para mí, rueda con convicción loca un guión que necesitaría de varias reescrituras o si el salvador es la mera fuerza de sus superhéroes icónicos, que a poco que se exploten míninamente... funcionan: es el caso de Batman, cuya vertiente más sucia y salvaje me parece bien ejecutada. El tema es que a mí me parece una película con bastantes peros aunque entretenida y que sobrevive a los excesos que amenazan con ahogarla. Creo que tiene también problemas de continuidad narrativa, y de hecho se nota un encadenado algo extraño entre escenas, como si faltaran eslabones de una cadena. Manejar esta esquizofrenia entre lo sombrío y el show elefantiásico no ha de ser fácil en un mamotreto como éste, lleno de contradicciones y de volantazos. Pero ya digo que, pese a ello, Snyder gestiona el caos y saca rédito de algunas ideas potentes. Y desde luego, me gustaría que siguieran por la línea de desarrollar a este Batman de Affleck. O sea, una película centrada en este Batman que se limite a estar en la tierra sin necesidad de aspirar a derrotar a villanos superpoderosos que destruyan continentes con un chasquear de dedos. Un Batman brutal y trágico, de vuelta de todo, que ejerza una función detectivesca y que, al mismo tiempo, profundice en sus dilemas, en su carácter. Y que si tiene que empuñar una arma de fuego, pues que lo haga, joder.