ya se estrena, no?....
la ultima pelicula de Steven Spielberg nos vuelve a mostrar su lado mas contenido y sobrio, como ya pasara en LINCOLN (2012), en esta -otra- nueva fase de madurez cinematografica del director.
todo comienza con un hombre pintando su propio retrato (Mark Rylance, un descubrimiento); vemos su reflejo en un espejo y tambien su dibujo, en un perfecto resumen visual del leit motif del film: la "verdad" y la "mentira", las dos versiones de algo, los bandos de un juicio o de propia la guerra fria... siempre visto a traves del prisma etico del tipico protagonista spielbergiano enfrentado a la realidad, el abogado de Brooklyn que encarna Tom Hanks.
el guion recoge sus peripecias desde el juicio en los Estados Unidos hasta el intercambio de espias en la Alemania Oriental. Pero mas que una aventura de espionaje internacional basada en hechos reales nos encontramos con un hombre aferrado a su etica que debera solucionar la mision que le encomiendan con sus mejores armas: su don para la palabra, para la negociacion.
en esta tesitura, Spielberg no transforma el relato en una pelicula historica o patriotica de buenos contra malos (aunque a veces se le vaya la mano), sino que impregna toda la peripecia con un agudo sentido de la ironia obra de los hermanos Coen, que "pulieron" el guion de Matt Charman a peticion del director (de ellos es, por ejemplo, la primera escena de Hanks negociando sobre un accidente de trafico).
en el apartado tecnico hay algunas sorpresas. La pelicula, aunque algo larga (¿demasiados finales?), es un prodigio de montaje, saltando mediante elipsis entre los diversos sub-relatos de la trama. La iluminacion se decanta por el obligado tono frio-azulado, aunque las escenas en Estados Unidos sean mas calidas y el ya
clasico Janusz Kaminski vuelva con sus sobre-exposiciones desde ventanales. La novedad tecnica es que se trata de la primera vez en 30 años que Spielberg no cuenta con su musico habitual, el gran John Williams. Le suple con solvencia Thomas Newman, hijo del legendario Alfred Newman, aunque el film cuenta con poca musica ya que el director favorece el sonido ambiente al subrayado musical para que el espectador sienta mas donde esta, rehuyendo asi cierto sobredramatismo.
en definitiva, un trabajo sobrio, elegante, un punto introspectivo y de agradable aire demode de un director que no por consagrado tiene aun pocas cosas que decir. Las esperamos.