GROUCHO
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Efectivamente la mejor película de Spielberg desde Munich. Gran film del que ya habéis dicho todo... Me quedo con muchas cosas buenas, especialmente la narrativa precisa en un tema que en manos de otro hubiera sido insoportable. Un guión sólido, de tema complejo por el asunto histórico político, pero llevado con mucha soltura. Se nota la mano de los Coen, aunque están quizá excesivamente controlados. Grande Hanks en un buen papel, otro de esos hombres buenos e íntegros que casan tan bien con los valores de los que se sustenta la América que quiere verse reflejada en la grandeza republicana romana. Pero el que está soberbio es Rylance, que en cada aparición deja huella.
Muy bien Spielberg desdibujando los límites del concepto amigo/enemigo de la patria, precisamente hoy cuando una nueva fuerza invisible amenaza USA, y focalizando sobre las personas; a fin de cuentas la unidad indivisible sobre la que se sostienen las estructuras políticas, sociales e ideológicas. Pero como señaláis, los excesos spielbergianos también existen. Ya habéis citado el trato diferente a los prisioneros, y me molesta especialmente el epílogo. Los niños saltando la valla son un exceso que no viene a cuento. No el hecho de utilizarlo, sino el contexto y el mensaje subsiguiente. Ese mismo recurso lo utiliza Tom DiCillo en su bastante imprescindible documental sobre los Doors. En el, un crío rubio pasea por el típico barrio suburbial alegre y feliz, y este plano se monta sobre otro de un chaval tratando de cruzar una calle en Saigón, pidiendo a los soldados que no disparen mientras pasa. El recurso es exactamente el mismo, pero lo que en DiCillo es una joya conectando con la musica de los Doors y lo que estaban criticando en la América de los 70, en Spielberg es un momento de ensalzamiento de los valores americanos frente a la tiranía. Bastante falsete además como ha dicho Kalope...
Pero también el reencuentro familiar con la familia enterándose por la tele es algo blandengue. Es el problema de este hombre, la falta de huevos a terminar de forma amarga, siempre hay un idealización vital. Me hubiera ganado completamente si su familia se quedara sin saberlo, si sus hijos pasaran de él por estar viendo la tele, la mujer cabreada por que no le ha traído su mermelada y sin saber que su marido es un héroe y la quintaesencia de la ética. Y él al catre, que a fin de cuentas es lo único que quiere y necesita.
Y luego otro asunto que no me termina de convencer, y es la facilidad con que se mueve por Berlín, en un momento en el que la cosa debía estar bastante peliaguda. Nunca hay una sensación de peligro o tensión mientras anda por unas calles casi en guerra; despachos, embajadas, oficinas, comisarías, etc. Echo un poco más en falta un poco de kafkianismo coeniano como he dicho. Os imagináis esta misma situación en una peli de los hermanos? Un pobre hombre Americano en East Berlín. Sería inenarrable...
Pero vamos, que esto ya por tocar un poco los huevos, la peli es estupenda y este Spielberg sí lo compro. De hecho es mejor que el 74,3% de la filmografía del judío.
Muy bien Spielberg desdibujando los límites del concepto amigo/enemigo de la patria, precisamente hoy cuando una nueva fuerza invisible amenaza USA, y focalizando sobre las personas; a fin de cuentas la unidad indivisible sobre la que se sostienen las estructuras políticas, sociales e ideológicas. Pero como señaláis, los excesos spielbergianos también existen. Ya habéis citado el trato diferente a los prisioneros, y me molesta especialmente el epílogo. Los niños saltando la valla son un exceso que no viene a cuento. No el hecho de utilizarlo, sino el contexto y el mensaje subsiguiente. Ese mismo recurso lo utiliza Tom DiCillo en su bastante imprescindible documental sobre los Doors. En el, un crío rubio pasea por el típico barrio suburbial alegre y feliz, y este plano se monta sobre otro de un chaval tratando de cruzar una calle en Saigón, pidiendo a los soldados que no disparen mientras pasa. El recurso es exactamente el mismo, pero lo que en DiCillo es una joya conectando con la musica de los Doors y lo que estaban criticando en la América de los 70, en Spielberg es un momento de ensalzamiento de los valores americanos frente a la tiranía. Bastante falsete además como ha dicho Kalope...
Pero también el reencuentro familiar con la familia enterándose por la tele es algo blandengue. Es el problema de este hombre, la falta de huevos a terminar de forma amarga, siempre hay un idealización vital. Me hubiera ganado completamente si su familia se quedara sin saberlo, si sus hijos pasaran de él por estar viendo la tele, la mujer cabreada por que no le ha traído su mermelada y sin saber que su marido es un héroe y la quintaesencia de la ética. Y él al catre, que a fin de cuentas es lo único que quiere y necesita.
Y luego otro asunto que no me termina de convencer, y es la facilidad con que se mueve por Berlín, en un momento en el que la cosa debía estar bastante peliaguda. Nunca hay una sensación de peligro o tensión mientras anda por unas calles casi en guerra; despachos, embajadas, oficinas, comisarías, etc. Echo un poco más en falta un poco de kafkianismo coeniano como he dicho. Os imagináis esta misma situación en una peli de los hermanos? Un pobre hombre Americano en East Berlín. Sería inenarrable...
Pero vamos, que esto ya por tocar un poco los huevos, la peli es estupenda y este Spielberg sí lo compro. De hecho es mejor que el 74,3% de la filmografía del judío.