Cine Japonés.

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Precisamente ayer completé la llamada "Trilogía de Noriko", compuesta de Primavera tardía (Banshun, 1949), Principios del verano (Bakushu, 1951) y Cuentos de Tokio (Tokyo monogatari, 1953), en las ediciones Blu-ray de BFI. Anteriormente solo había visto la última.

En efecto, poco se puede deciir que no se haya dicho ya, pero algo sí me ha impactado: el creciente pesimismo de Ozu hacia la familia y la sociedad. En las dos primeras, los hijos son cariñosos y entregados hacia sus padres; en la tercera, son seres egoístas y falsos (por no hablar de los nietos). En la primera, el patriarca escoge la soledad; en la tercera, se ve abocado a ella por la fuga masiva de los hijos, que tienen cosas más importantes que hacer que ocuparse de un jubilado viudo..

Todo queda resumido en el diálogo entre Kyoko y Noriko:
"¿No es decepcionante la vida?" "Sí, lo es". Intentad decir eso con una sonrisa de oreja a oreja.

En ese aspecto, la evolución del humanismo de Ozu se asemeja a la de Charles Dickens, que se fue haciendo cada vez más escéptico sobre la capacidad del ser humano para la bondad.

Desde un punto de vista técnico, ya no me pillaba de nuevas la cámara inmóvil y a medio metro del suelo. Sí me llamó la atención cómo se pasaba el eje por el arco de triunfo y pone a sus personajes hablando de frente a la cámara, conviertiendo al espectador en interlocutor del personaje que esté hablando en ese momento.
 
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Me voy a hacer en breve un miniciclo de Seijun Suzuki, de cuyas películas sólo he visto escenas sueltas y que le tengo como referencia fundamental de gente como Tarantino o Refn.

¿Alguien puede comentar cosillas de este buen señor?

En este blog se habla de las dos películas más conocidas del director: http://esbilla.wordpress.com/2009/09/11/seijun-suzuki-la-plenitud-de-la-bestia/

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Respuesta: Re: Cine Japonés.

Seijun Suzuki empezó es el maestro de la serie B japonesa y todos los subgéneros sesenteros a los que dio su peculiar toque, desde el erótico soft hasta el thriller y las películas de yakuzas, llenándolos no solo de imágenes sorprendentes y recursos sugestivos de puesta en escena sino también de crítica social y agudas y cínicas reflexiones sobre la historia reciente del país: Los vagabundos de Kwanto, Historia de un hombre tatuado, La puerta de la carne, Historia de una prostituta, La juventud de la bestia, Tokio drifter, Branded to kill... A finales de los 60 fue apartado de la dirección por la polémica generada con algunas de sus películas, y volvió a finales de los 70 gracias a la insistencia de las nuevas generaciones que encontraron en él una inacabable fuente de inspiración.
Vaya, el añorado Toshiro ya habló de ello al principio del hilo...

:cool
 
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De Suzuki sólo he visto tráilers... y veo en ellos cosas interesantes. Pero he escuchado demasiadas veces que es un verdadero bluff y por eso nunca me he decidido a comprar nada suyo. Hablan de pura pose efectista y fondo cero. De todas formas algún día habrá que arriesgarse...

De yakuzas me gustó mucho últimamente A Colt is my Passport de Takashi Nomura. Está protagonizada (creo) por el mismo fulano de Branded to Kill de Suzuki (que como digo no he visto, salvo la escena ésa que homenajeó Jarmusch y que emitieron en algún programa de cine en tv.).

Edito porque resulta que sí tengo una de Suzuki (que aún no he visto): Take Aim at the Police Van (viene en el mismo pack dvd que la otra y no sabía que era de él).
 
Última edición:
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Mmm...

Por un DD debo de tener esta:

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De cuando me hacía pajas con Zhang Ziyi y tal... aunque también me llamó la atención el rollo VonTrieriano del asunto, Dogvilliano concretamente, rollo escenarios ultraminimalistas, medioatrezáos (aquí, chillones a conciencia) y demás.

Pero... ni esa he llegado a ver :cuniao
 
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Me la apunto, carrion. :babas

Es cojonuda: una curiosa mezcla de noir, polar y spaguetti western...Me la recomendaron con fervor hace poco y dieron de pleno en la (mi) diana.

A ver si me pongo con las otras de Nikkatsu.
 
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Pfff no empecéis por las últimas de Suzuki, ni siquiera branded to kill es buena idea para empezar (es la que le valió el despido de la nikkatsu, que se quedaron a cuadros ante la ida de olla que les entregó), pero casi cualquiera de las que hay disponibles del periodo 1960-67 merecen la pena, a mi me flipan sus pelis de gangsters en color (Tattooed life, Tokyo drifter, Kanto wanderer, youth of the beast...), tienen un rollo como de la mgm de los 50, casi parecen Minnelli haciendo noir.

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Respuesta: Cine Japonés.

En cuanto pueda, también me pongo con Suzuki, del cual sólo he visto Gate Of Flesh. No está nada mal la comparación con Minelli. En este caso, especialmente con los melodramas. Gate If Flesh es un melodrama criminal lleno de furia, crítica, animadversión hacia los Estados Unidos, sexo y verguenza.
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Respuesta: Cine Japonés.

Yo de Suzuki he visto Branded to kill y Tokio Drifter y me dejaron un poco :pensativo:inaudito. Son bizarrisimas, yo creo que tanto Tarantino como Jarmusch o Refn toman mas su estética que las historias o elementos a nivel narrativo, quizás kitano (que también se le suele nombrar como uno de los que reivindican a Suzuki) sea el que podría acercarse mas a su cine, aunque en mi opinión tampoco mucho.
Yo quiero ver Youth of the best, Jûsangô taihi-sen ori: Sono gôshô o nerae o Gate of Flesh, que estos días no se porque pero también me he vuelto a acordar de Suzuki y quiero volver a ver las dos que he visto de el (hace un año que las vi :cuniao)
Espero poder leer tu opinión de lo que vayas viendo Max :ok

Un saludo! :hola
 
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Cine sesentero japonés transgresor y rupturista.


The pornographers, de Shohei Imamura

El señor Ogata se dedica a la realización y distribución clandestina de pornografía con el fin de sacar adelante a su familia, es decir, la viuda con la que mantiene una relación y los hijos de ésta. Sin embargo, su ocupación no tardará en depararle un sinfín de problemas.

Imamura es uno de los adalides de la “nueva ola” japonesa, cineasta arriesgado, conocido por su interés hacia temas controvertidos y por retratar en su cine a las clases más desfavorecidas. En “The pornographers” realiza una crítica social y de costumbres, señalando la hipocresía existente en torno a asuntos considerados tabú, tales como la sexualidad y el incesto. Sin caer en el morbo una sola vez y con un propósito implacable de denuncia (que sí cae, sin embargo, en cierta discursividad evidente), saca a la luz las miserias y los instintos más bajos del ser humano a través de la historia de una familia disfuncional, haciendo gala de un sentido del humor y de una mala leche considerable. El costumbrismo da progresivamente un giro hacia el esperpento, con personajes y situaciones impagables que conducen a nuestro protagonista hacia la alienación definitiva.

La película abunda en imágenes sorprendentes, encuadres inusuales, y en general, un estilo de montaje, flashbacks y recursos visuales que descolocan y confunden continuamente (con alguna secuencia extrañamente onírica que directamente inspira mal rollo). Los personajes siempre aparecen distanciados, en plano general y rodeados de otros elementos, sin que se realice ningún juicio moral sobre ellos. Tiene su coña, el único que hace tal cosa es nada menos que… un puto pez (ved la peli y sabréis a qué me refiero).

No es una película de visionado fácil, de hecho es posible perderse en un momento dado, y por si fuera poco se encuadra dentro de una metarreferencialidad que le da un nuevo matiz a lo que vemos. Pienso que le falta concisión y le sobra farragosidad, y que sus dos horas largas pueden ser demasiado, pero también es una comedia negra que sorprende y sin duda acierta a meter el dedo en la llaga.


Funeral parade of roses, de Toshio Matsumoto

Vanguardista y experimental retrato de la contracultura nipona, que sigue las andanzas de un grupo de travestis en el Tokio de los años 60. Pieza de culto de la cual, según cuentan, era un gran admirador el señor Stanley Kubrick, tanto es así que tomó ideas de ella para La naranja mecánica (hay una muy evidente, las escenas de violencia cómica a cámara rápida). El asunto central es la reformulación en clave homosexual del mito de Edipo, en una historia trágica y algo freudiana, y en base a ello encontramos toda una serie de digresiones e improvisaciones, en lo que es una mezcla de ficción y documental donde las fronteras entre una cosa y otra se desdibujan (los propios actores son entrevistados y hacen en realidad de sí mismos).

Es una película muy de su tiempo, exigente con el espectador, muy interesante aunque algo agotadora. Por su montaje abstracto, flashbacks desordenados y originales recursos de puesta en escena es muy potente como cine y muestra de las posibilidades de éste, y las imágenes surrealistas que contiene recuerdan a Un perro andaluz (no sólo por el blanco y negro) y todo su legado en Lynch y compañía, perteneciendo en parte a esa tradición japonesa tan teatral (de manga, incluso). En sí mismo es un documento o testimonio imperdible de una época y un ambiente: la liberación sexual, el consumo de drogas, el activismo político y social, frente al problema de la identidad, la desazón existencial y el no saber a dónde ir, como resultado lógico. Por último, tengo la impresión de que las partes más pretendidamente lineales y narrativas son las que peor resultado ofrecen en éste tipo de propuestas tan radicales tanto en forma como en contenido.

Irregular y fascinante rareza.
 
The assassination of Ryoma (Kazuo Kuroki. 1974)
pero que peliculón, conocía algún noir de Kuroki y me parecía un tipo muy interesante, aqui vemos una peli de samurais -en principio- distinta, sucia, perversa.. algo noir, sí, aquí Kuroki aplica un poco la estética del género contándonos los últimos días en la vida de un samurai, tirando a veces de un tono entre experimental y nueva olero, muy alejado del cine clásico de samurais, Kuroki adopta cierto tono de thriller sucio y pobretón, y todo muy realista con una trama política histórica de fondo importante y muy conocida en Japón, una lucha entre modernidad y tradición del siglo XIX clave para la configuración moderna del país y una mezcla de tonos bastante rica, en todo caso conforme avanza uno ve que es una película única e inclasificable, elegía de un tipo que sabe que su fín está cerca, acosado por poderes antiguos e inmutables,

aunque a veces su trama es algo inextricable para el espectador foráneo, desconocedor de la historia del país, acompañado de un tono por momentos hermético, película críptica no tanto argumentálmente, fuera de modas de raro disfrute, además las dos secuencias en paralelo a la danza del "populacho" son hipnóticas, con esos cantos y movimientos...

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Son unas 25 más una serie de televisión; hay un poco de todo, pero cuando aciertan, las mas de la sveces, suelen ser estupendas peliculas de aventuras y acción. Es mejor no verlas seguidas, porque sino puede acabar hartando, son bastante formulaicas auqnue hay distinciones y suelen tener algo propio cada una. Pero si te recomiendo que les eches un vistazo por lo menos. Son un fenomeno cultural en japón y cuaqiera que este interesado en el pais del puntito rojo en la nieve debería por lo menos echarle un ojo. Shintaro Katsu le interpreta en todas y está soberio, es una de la srazones por las que ha sido tan duradera.

Yo empezaría por las dos primeras, The tale of Zatoichi y The Tale of Zatoichi Continues, ambas en blanco y negro. Despues ya todas son en color. De estas te recomiendo:

New Tale of Zatoichi
Zatoichi The Fugitive
Fight, Zatoichi, Fight
Zatoichi and the Chess Expert
Zatoichi´s Veneagence
Zatoichi the Outlaw

Por decir unos cuantos. Otros te dirían otros, claro. Ej que son muchas...

Descarto porque ya la habrás visto, pero si no, la de Kitano es estupenda.

Bitteschön.
 
Vivir (Ikiru), de Akira Kurosawa

Obra capital del humanismo cinematográfico y una de las cumbres del cine de Kurosawa. Una historia con un planteamiento sencillo: un funcionario triste y gris -el señor Watanabe- descubre que va a morir y se replantea el tiempo que le queda. Tras un intento de hedonismo se propone hacer algo en favor de los demás. La peli está dividida en dos bloques, siendo el segundo, el entierro del funcionario, una abrumadora demostración del talento narrativo de Kurosawa. Toda la última parte y a modo de flashbacks, vamos reconstruyendo junto a sus compañeros de oficina la última voluntad del muerto -un parque infantil en un espacio vecinal que es casi una ciénaga. Mientras beben y discuten sobre el hecho, poco a poco van emborachándose y la fachada ministerial de fríos burócratas chupatintas va descomponiéndose. Resulta mágico como de meros tecnócratas incapaces de comprender el mundo sin números, informes y un riguroso sentido de lo eficaz que choca con la necesidad ciudadana (es aterrador lo similar que resulta con nuestra realidad actual), van humanizándose y comprendiendo a Watanabe. Finalmente tras la resaca todo vuelve a la normalidad. Es esclarecedor como tras una nueva petición ciudadana a la que se desvía al laberinto burocrático donde todas las enmiendas circulan de ventanilla en ventanilla sin encontrar jamas resolución, un compañero hace un amago de revolución en nombre del señor Watanabe, que se queda en eso... amago. Y es que no es tan fácil ser una buena persona y ejercer. Parte de grandeza de la cinta reside en la elección de su protagonista, Takashi Shimura que compone un personaje inolvidable. Con apenas un hilo de voz y paulatinamente encorvado por la enfermedad, sin embargo deja entrever una obstinación y una voluntad de acero que no cederá jamás sin conseguir su propósito. Dos momentos hacen que la carne torne a gallinácea y se te encojan los huevos. Cuando un mafioso del ayuntamiento (un pocero cualquiera) trata de intimidarle sin éxito para que deje de dar por saco y le espeta ¿oiga es que no tiene miedo a morir?... Lo que hace Shimura es difícilmente descriptible. Su rostro sin cambiar más que una breve sonrisa da un giro de 180 grados, pasando de un viejo apocado, miedoso y gris a una extraña fuerza invulnerable, de agredido a agresor, de esclavo a amo... con una mirada y una sonrisa¡ El segundo es el clásico, Shimamura en el columpio cantando en la nieve en su parque. Pocas escenas son capaces de ejercer tanta fuerza y emoción. Otra cinta que debería ser asignatura obligada en los colegios.
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A mí se me hace un poco cansina en las dos partes, sobre todo viendo lo bien que sintetiza en ese montaje del laberinto burocrático o la construcción en off del parque. La salida nocturna del vejete o la borrachera gradual post-funeral me cargan un poco.

Pero luego te desarma; más allá de su condición humanista es una peli bastante modesta, igual que su personaje. Es muy tierna la relación con la jovencita, con esas reacciones incómodas. Hasta el final mira a esos pobres ilusos de la oficina con más paternalismo que otra cosa. O quizá es que después de la última aventurita bienhechora del señor Watanabe tampoco podemos mirar la peli como si fuese realmente despectiva de espíritu.
 
A mi el funeral me parece perfecto, sobre todo para ver como es necesario una alteración de lo normativo, en este caso en forma de borrachera, para comprender lo que supone el altruismo. Hay un (mucho) poco de Ford ahí, en esa relación con el alcohol: "causa y a la vez solución de todos los problemas de la vida". Hasta que no se sientan y beben no se van despojando de las capas defensivas deshumanizadoras que la vida moderna impone.
 
Kyuba no koibito / La novia de Cuba (Kazuo Kuroki. 1969)
toda una rareza, una peli japonesa rodada en Cuba, en español, en un proyecto de colaboración con el Gobierno de Castro en el décimo aniversario de la revolución, y si bien esto se nota y mucho y se presenta una cara muy amable de todo, pura propaganda a ratos, la peli está muy bien, por un lado parece casi un documental sobre la Habana y el país del momento a través de un turista japones enamorado de una cubana y Kuroki lo convierte en un poema visual,
rodado cámara en mano, casi improvisado y muy natural, tirando a la road-movie muy especial a través de la isla, aparte de un documento político de primera mano, metiéndose en mítines; viviendo la isla y su agitación, la música y todos los tópicos bien ciertos del país.
y en el fondo trata sobre todo lo que estas pelis suelten tratar, la desubicación de estar en otro país de estos tipos errantes, el descubrimiento de otro mundo, y la pasión por un mujerón que en fondo simboliza la isla entera y exhuberante.

 
Take aim at the police van (Seijun Suzuki. 1960)
fabuloso noir de la primera etapa de Suzuki, muy vigoroso ya desde los títulos de crédito, aunque empieza tan fuerte que es imposible mantener el nivel, una investigación por los bajos fondos de la ciudad, excelentemente filmados, un poco a lo perro rabioso, pero en un contexto visual distinto, claro, una década los separa,
sigue el esquema clásico de un noir americano pero incorpora en potencia detalles primerizos de lo que después sublimaría Suzuki, y muy icónica claro, aunque sin alcanzar el atractivo de cintas posteriores, aquí su gran personalidad está todavía sin perfilar, lo que en cierto modo deja ver mejor el excelente director que era.

 
Hausu, de Nobuhiko Obayashi

Uno, que siente una inclinación especial por el cine “raro” y por las propuestas más freaks y difíciles de clasificar, no deja de sorprenderse cuando piensa que ha encontrado la mayor ida de olla imaginable, y poco después descubre otra que la supera en cuanto a locura, gamberrismo y nivel de WTF, así en general. “Hausu”, título de culto del cine japonés de los 70, podría ser un buen ejemplo. Un locurote muy grande, una especie de cruce entre “Humor amarillo”, “Evil dead” y “Scooby Doo”, por decir algo. Una propuesta de un bizarrismo ilimitado, donde conviven el terror casposo, la comedia absurda (con un humor al más puro estilo nipón, digno de tu primo de ocho años) y el melodrama más “kitsch”, envuelto en un surrealismo ingenuo y ye-yé, como surgido del país de la piruleta. Las protagonistas son un grupo de amigas de instituto que durante las vacaciones van a parar (por complicadísimos motivos familiares) a una vieja mansión habitada por la “tiíta” de una de ellas, y que, naturalmente, está encantada... o algo, porque a partir de cierto momento, cualquier cosa pierde el más mínimo sentido lógico que pudiera tener. Escenas como la del piano ¿violador?, la tiíta de marras bailando con el esqueleto, la cabeza de la gorda flotando... no admiten comentarios.

Sencillamente, me arrodillo a los pies del señor que ha perpetrado esta maravilla. La cantidad de recursos visuales empleados, tan cutres como audaces, es digna (literalmente) de alguien que estuviera reinventando el cine. Eso sí, de la manera más hortera y tronada posible. No hay palabras. Y lo mejor es que la cosa va a más según avanza, preguntándose el (atónito) espectador qué coño será lo próximo, pues todo es posible en “Hausu”. Una de nuestras heroínas se llama “Melody” porque toca el piano y la guitarra, otra se llama “Fanta” porque es muy imaginativa, otra “Kung Fu” porque sabe artes marciales... sí, ese es el nivel. El montaje es tan desquiciado, tan extremo, que por momentos parece un video de youtube adelantado a su tiempo. Sale un gato constantemente, que no es ya ni personaje, es un MEME. Claro está, la rareza de la propuesta se confunde con la rareza (para nosotros) de la idiosincrasia japonesa, imagino, de ahí que la cosa sea rara por partida doble. Ignoro si el tal Obayashi es un troll, pero semejante trabajo formal no puede ser fruto de una mera broma, sino de un experimentalismo consciente, y el resultado por momentos es tan inolvidable... como la puta música, repetitiva hasta niveles enfermizos (ni Garci haría algo así).

Ni que decir tiene que gracias a esta película soy más feliz y mejor persona. Por lo demás, coincido con la excelente crítica de Emurion.


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Con Hausu es imposible aburrirse. Es hipnótica, divertida, un WTF constante que va "in crescendo".
 
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