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Respuesta: Cine Japonés.
Precisamente ayer completé la llamada "Trilogía de Noriko", compuesta de Primavera tardía (Banshun, 1949), Principios del verano (Bakushu, 1951) y Cuentos de Tokio (Tokyo monogatari, 1953), en las ediciones Blu-ray de BFI. Anteriormente solo había visto la última.
En efecto, poco se puede deciir que no se haya dicho ya, pero algo sí me ha impactado: el creciente pesimismo de Ozu hacia la familia y la sociedad. En las dos primeras, los hijos son cariñosos y entregados hacia sus padres; en la tercera, son seres egoístas y falsos (por no hablar de los nietos). En la primera, el patriarca escoge la soledad; en la tercera, se ve abocado a ella por la fuga masiva de los hijos, que tienen cosas más importantes que hacer que ocuparse de un jubilado viudo..
Todo queda resumido en el diálogo entre Kyoko y Noriko:
"¿No es decepcionante la vida?" "Sí, lo es". Intentad decir eso con una sonrisa de oreja a oreja.
En ese aspecto, la evolución del humanismo de Ozu se asemeja a la de Charles Dickens, que se fue haciendo cada vez más escéptico sobre la capacidad del ser humano para la bondad.
Desde un punto de vista técnico, ya no me pillaba de nuevas la cámara inmóvil y a medio metro del suelo. Sí me llamó la atención cómo se pasaba el eje por el arco de triunfo y pone a sus personajes hablando de frente a la cámara, conviertiendo al espectador en interlocutor del personaje que esté hablando en ese momento.
Precisamente ayer completé la llamada "Trilogía de Noriko", compuesta de Primavera tardía (Banshun, 1949), Principios del verano (Bakushu, 1951) y Cuentos de Tokio (Tokyo monogatari, 1953), en las ediciones Blu-ray de BFI. Anteriormente solo había visto la última.
En efecto, poco se puede deciir que no se haya dicho ya, pero algo sí me ha impactado: el creciente pesimismo de Ozu hacia la familia y la sociedad. En las dos primeras, los hijos son cariñosos y entregados hacia sus padres; en la tercera, son seres egoístas y falsos (por no hablar de los nietos). En la primera, el patriarca escoge la soledad; en la tercera, se ve abocado a ella por la fuga masiva de los hijos, que tienen cosas más importantes que hacer que ocuparse de un jubilado viudo..
Todo queda resumido en el diálogo entre Kyoko y Noriko:
"¿No es decepcionante la vida?" "Sí, lo es". Intentad decir eso con una sonrisa de oreja a oreja.
En ese aspecto, la evolución del humanismo de Ozu se asemeja a la de Charles Dickens, que se fue haciendo cada vez más escéptico sobre la capacidad del ser humano para la bondad.
Desde un punto de vista técnico, ya no me pillaba de nuevas la cámara inmóvil y a medio metro del suelo. Sí me llamó la atención cómo se pasaba el eje por el arco de triunfo y pone a sus personajes hablando de frente a la cámara, conviertiendo al espectador en interlocutor del personaje que esté hablando en ese momento.