Joder, la verdad es que una vez terminas Deuda de Sangre, quedas con un montón de sentimientos encontrados.
Por un lado, ves atisbos del Harry desmitificador y sobrio que todos estábamos esperando. Un Eastwood que se topa con su misma carrera, con infartos del fin crepuscular y con una película policíaca narrada casi en clave realista. Todo muy sobrio, con un Clint actor impecable, una narrativa soberbia y una realización de un absoluto genio clásico. A todos los niveles, desde el punto de vista de la planificación, el uso de la luz, ritmo, edición, etcétera. Eastwood trata un tema que podía caer en el ridículo de la mejor manera posible..., usando un Harry el sucio anciano muy sutil (recortada en el maletero, ejecución final e inicio a la carrera bastan para reconocerle), que se mezcla con el Clint autor del presente, en un alarde de veracidad intachable y desmitificación importante (el infarto, el niño resolviendo el dilema, los policías comiendo los donuts, etcétera). Quizá era una película que nos debía después de aquellos deplorables títulos que eran La lista Negra y El principiante..., que no podían ser considerados fin de nada..., pero me temo que Deuda de Sangre no va a ser tampoco la palabra definitiva y, sin duda, vamos a tener que quedarnos con la notable Impacto Súbito para cerrar la tienda, porque no creo yo que se meta ya en estos lodos. Deuda de Sangre, si por el trabajo de Clint hubiera sido, podría haber sido perfecta para cerrar estas maneras (pese a que la cague con la elección y dirección del HORROROSO Jeff Daniels y las lapas hispanas), pero nada puede hacer el pobre Eastwood con la mediocrísima novela y guión adaptado que tiene entre manos. Se esfuerza, se deja la piel..., pero finalmente la cosa queda en otro "pudo ser" que no complace a nadie.
Una pena, una auténtica pena..., porque hacía muchos siglos que no se le recordaba un pinchazo..., y que precisamente sea con nuestro ansiado último Harry, jode.