Respuesta: CLOUD ATLAS / EL ATLAS DE LAS NUBES: Tom Tykwer meets Wachowski Brothers!
Tirando a un crítico por un balcón. O la versión 2.0 que tiene la película de decirnos que dejemos el cerebro en la puerta.
Condenando el abuso de flashbacks y flash forwards, los directores pasan 3 horas haciendo malabares con la edición para tratar de convencernos de que en este caso hay una lógica para su uso, para que las diferentes historias se perciban como una sola. Sin embargo, aunque uno nunca llegue a condenar durante el visionado los vaivenes en el tono, la dispersión que lleva en los genes el proyecto, una suerte de cruce explicitado entre un relato antropológico a lo Castaneda y las denuncias sobre la libertad de Solzhenitsyn, bajo la forma aventurera de Melville (fachada en los tres casos, nada más), harán que toda reflexión posterior surja en torno a las uniones entre segmentos. Bueno, esto y los maquillajes chanantes que son todo lo buenos que pueden ser, porque a ver de que otra forma convertimos a Donna Bae en una americana pelirroja y en una gorda mexicana, o a Hugo Weaving en una enfermera cabrona de un geriátrico. Eso si, no han tenido huevos para poner a los negros haciendo de blancos. Nunca se atreven.
Por tanto aquí solo hay que mirar el montaje, es lo divertido de la propuesta, y uno se pregunta si no hubiera sido mejor mantener marcados los límites como en la novela, en lugar de difuminarlos a base de cortes. Hay varias cosas que no terminan de funcionar como debieran, aunque se sobreentiendan vagamente, como el hecho de que las historias se retroalimenten en ambas direcciones. Las acciones no solo determinaran historias futuras, sino que estas influyen también en las pasadas. La novela lo consigue con una estructura que sigue cronológicamente los relatos durante medio libro y solo fragmentándolos una vez en puntos clave, para ser retomados en la segunda mitad en sentido cronológico inverso (de la historia futura a la más pretérita), trazando una especie de línea ascendente y descendente (conceptos presentes en la película pero tampoco bien representados). Otro aspecto que contribuye a que el metraje se perciba como una única línea recta, además de las uniones mediante diálogos o imágenes, con la ayuda de la banda sonora y la voz en off, es el capricho (inexistente en el libro, claro), de que un mismo actor este presente en varios roles, y aunque hay algunas asociaciones muy irónicas, otras son mero codazo y cameo. Lo más importante es que acaba siendo algo que entra en conflicto con la idea de las distintas reencarnaciones, las cuales creemos identificar por este sistema “de caras maquilladas” cuando en realidad todos los protagonistas de cada historia (identificados por una marca de nacimiento), son una misma alma. ¿Como resolvemos la paradoja? Tampoco hay ningún misterio elaborado acerca de como se producen los ecos de las acciones que resuenan en las distintas épocas. Es mucho más sencillo que adjudicárselo al comodín del destino. Cada protagonista registra su obra y hay otro personaje encargado de transmitirla. Después de todo, la película se salva de cierto rollo místico y opta por el más bello, “el poder de la narración”.
Sobre los relatos, personalmente me quedo con 1936 por cierta química que hay entre Wishaw y D’Arcy (a pesar de no compartir más de tres minutos en pantalla, pero en las entrevistas promocionales se termina confirmando), y 2144 por ser el más vistoso. De hecho, el pico emocional del final del film pivota sobre la resolución de las dos parejas de estos segmentos. Aunque la realización en general no destaca en absoluto, y tienes que esperar a los créditos para saber que Tykwer se encargo de 1936, 1973 y 2012, y los hermanos Wachows de 1849, 2144 y 2321, el episodio de Sonmi si que tira de argumento distópico tipo-Matrix/Fuga de Logan, y una de sus secuencias remite a la persecución de Reloaded. La de Jim Broadbent con los abueletes es flojilla, por ser la más voluntariamente bufa como queda demostrado cuando el personaje se permite un gag maravilloso a costa del drama que vive otro personaje de otra historia, sin saberlo. La setentera con Berry de periodista es la nada y en la del S. XIX falla Sturgess, que mola más dando patadas en la del futuro. La post-apocalíptica no molesta y sale Hugh Grant de canibal lo cual mola.
A pesar de las intenciones que puse en el primer párrafo, de los deseos de unidad del conjunto, lo más seguro es que todos acabemos hablando de la película en estos términos, que historia nos ha gustado más y cual menos.