En efecto, no ha plagiado nunca. En primer lugar porque De Palma deja bien claro en todo momento cuales son sus referentes. Pero mucho más importante me parece el hecho de que De Palma nunca se limita a reproducir los referentes: siempre va un paso más allá.
Quiero decir: un homenaje suele ser un guiño cómplice al espectador. Cuando en un momento dado de 'Ferris Bueller's Day Off' aparece un ferrari surcando los aires con el main title de 'Star Wars' al fondo, John Hughes está haciendo un breve guiño al espectador que se agota en esa escena. De manera análoga, cuando Javier Ruiz Caldera mete en 'Promoción Fantasma' una escena musical en la biblioteca, calcando planos de 'El club de los cinco', está guiñando un ojo a los espectadores que conocen la peli y que son capaces de reconocer la referencia. Pero ahí se termina todo.
Las citas de De Palma me parece que van mucho más allá del guiño cómplice. El barbas no fusila a Hitchcock, a Kubrick, a Welles, a Antonioni o a Eisenstein para que el público reconozca las referencias y esboce una sonrisa. De Palma está obsesionado con ciertas escenas y, en cierto modo, necesita hacerlas suyas, recrearlas, jugar con ellas, manipularlas. El beso circular, el vértigo en las escaleras, la bomba en el maletero, el reflejo en las gafas, el asesinato en la ducha, el voyeur en la ventana, la revelación en la fotografía, el desdoblamiento de personalidad inesperado, el seguimiento en el museo... De Palma no puede sacárselas de la cabeza, y necesita recrearlas y experimentar con ellas una y mil veces para poder entenderlas, como el niño que desmonta un juguete para comprender su funcionamiento.
Es obvio que las citas de De Palma son tan descaradas, que a mucha gente le parecerá un plagiador desvergonzado. Por ejemplo, cuando en 'Dressed to Kill' reproduce la escena del museo de 'Vertigo', deja patente en todo momento que su principal fuente de inspiración es la obra maestra de Hitchcock: Angie Dickinson viste exactamente igual que Kim Novak, la sala del museo es exactamente igual (da igual que una peli transcurra en San Francisco y la otra en Nueva York
), los encuadres son los mismos que los de la peli de Hitchcock... y, al igual, que en la peli del gordo, nos tiramos casi un cuarto de hora sin diálogos. Pero, poco a poco, De Palma se va desviando de Hitchcock y le da a la escena un tono erótico-festivo y un rumbo muy diferente a la del maestro.
Es como si el barbas tuviese la necesidad de partir de donde lo dejaron sus ídolos, y seguir explorando más allá: ¿y si a la ducha de 'Psicosis' le damos un tono humorístico? ¿Y si le damos un tono erótico? ¿Y si la ponemos al principio de la peli? ¿Y si en vez de ser el punto de giro central la convertimos en el clímax final? ¿Cómo quedaría 'Psycho' si Marion fuese una ninfómana y Norman un transexual? ¿Y si convertimos 'Vertigo' en una historia de incesto? Etc. De Palma nunca se limita a copiar, siempre intenta dar una nueva vuelta de tuerca a los materiales de los que parte.
De Palma parte del cine de otros, pero la voz que acaba encontrando es 100% propia. Sí, es cierto que los argumentos de sus películas más personales son un refrito de otras pelis anteriores. Pero, ¿Hitchcock o Welles usaban el ralentí y la split-screen? ¿Su cine era tan sagriento y autoconsciente como el de "De Plasma"? El voyeurismo y lo inverosímil están muy presentes en Hitchcock, pero jamás a un nivel tan extremo como el del barbas. Hitchcock era un director que le daba mucha importancia a la técnica y un hábil manipulador del punto de vista, pero nunca llegó a retorcer tanto la técnica y los puntos de vista como su discípulo.
Yo creo que el calificativo que mejor resume la esencia de Brian De Palma es "manierista". Los artistas del Renacimiento profesaban una devoción sagrada por los artistas clásicos e intentaban copiar el arte clásico (más bien la idea que ellos tenían de lo que era el arte clásico) con absoluta fidelidad. Por ejemplo, los arquitectos renacentistas imitaban los estilos dórico, jónico, corintio y toscano de la arquitectura griega y romana; los pintores renacentistas usaban las leyes de la perspectiva para intentar reproducir lo que captaba el ojo humano; los escultores seguían los cánones de Fidias y Policleto. Pero hacia 1520, los artistas empezaron a pervertir los cánones, y a jugar con la gramática clasica: ¿y si al capitel corintio, en vez de hojas de acanto le ponemos hojas de berza? ¿Y si en vez de hacer todas las columnas del mismo estilo las mezclamos? ¿Y si ponemos la basa en el lugar del capitel y viceversa? ¿Y si en vez de usar las leyes de la perspectiva para reproducir la visión humana, las usamos para engañar a la vista? A estos artistas se les llamó "manieristas", porque en vez de reproducir fielmente los cánones clásicos, cada uno los interpretaba "a su maniera". Con el paso de los años, el manerismo acabó dando paso a un estilo plenamente original, el Barroco, en el que ya no quedaba apenas rastro del arte clásico. Pero personalmente, siempre me ha entusiasmado más el manierismo, atrapado entre la devoción por lo clásico y la ruptura de las convenciones. Y por eso, De Palma me parece el cineasta manierista por excelencia: está obsesionado con los clásicos, pero siempre los reinterpreta a su manera.
No sabía que Magnolia se estaba haciendo un ciclo, de haberlo sabido me habría pasado antes