Olvidémonos de las presiones por un momento, que tampoco las veo bien y me remito a mi frase anterior. La decisión de apartar a mujeres portaparaguas ¿está bien o no? ¿entendemos el bien intelectual de su eliminación? ¿nos da igual porque son bonitas y nos gusta ver mujeres? ¿sólo porque cobran dinero y no se les fuerza a realizar actos denigrantes está bien?
Entiendo el "bien intelectual", pero también entiendo que el sexo vende porque somos animales y este tipo de estímulos nos atraen. La publicidad siempre girará en torno a un cuerpo bonito y los instintos seguirán ahí siempre. Y contra eso no se puede luchar, la historia nos da cientos de ejemplos. Los feos no vendemos. Así es la naturaleza.
Entonces, si una chica tiene un cuerpo bonito y decide hacer caja con el, ¿por qué no? ¿Por qué una modelo de pasarela si y una pit-girl no? ¿Portadas de revistas? ¿Presentadoras insulsas que sólo aportan un escote? Tienen la suerte de que las tetas venden. Y cuando digo tetas, digo también músculos y mandíbulas en el caso de modelos masculinos. Que las mujeres (y los homosexuales) también compran carne.
Somos animales y muchas veces tratamos de olvidar esto a base de prohibiciones y morales impuestas. A mi me van a gustar las mujeres hasta el día en que me muera, así que para mi, un anuncio con una tía buena siempre será más llamativo que otro sin ella. No es consciente, es inconsciente. Nos pasa a todos en mayor o menor medida, venimos así de fábrica.
¿Me gustaría ver a mis hijas en algo así? Claro que no me gustaría, pero desde luego preferiría que fueran pit-girls felices antes que cajeras amargadas cobrando una miseria. ¿Va a seguir habiendo demanda para este tipo de cosas por más que se prohíba? Si, siempre. De hecho, vivimos en una sociedad mucho más sexualizada que la de nuestros padres. Y la tendencia es de subida.
Está claro que hoy nos echaríamos las manos a la cabeza si viéramos a un alcalde de cualquier pueblo dando una entrevista en un jacuzzi rodeado de mulatas, como Gil. Y dentro de treinta años nos echaremos las manos a la cabeza por las pit-girls, como haríamos hoy si en lugar de niños, salieran tías buenas en los partidos de fútbol.
Claro que si, hay que avanzar. Pero empezar por la más inocua de las situaciones, acabando con unas de las más privilegiadas azafatas, es una torpeza. No es una gota para llenar un vaso. Es una gota para restar credibilidad al feminismo. Al de verdad, no al de Twitter.