Supongo que esto no lo contarán nuestros amados y respetados medios de comunicación, así que lo pongo por si acaso.
Un joven sufre una agresión en una atracción en Jerez: "No pararon hasta que voló por los aires" - lavozdelsur.es
Esto no es nuevo precisamente, hay últimamente muchos casos de mujeres con la mano muy larga, pero al parecer no es un problema preocupante o algo que haya que resolver. De hecho juraría que es una consecuencia deseada: media población es apenas jurídicamente responsable de sus actos. Al fin y al cabo, ¿quien metería a un niño en la cárcel por hacer algo malo? Seguro que ha sido sin querer. Pues igual.
Recuerdo que siendo yo niño, estaba con mi hermana y un amigo esperando en el coche a que bajaran mis padres para ir a la playa, y vimos a tres chavalas que iban tocando los timbres y después salían corriendo. Cuando llegaron a nuestro edificio las increpamos desde el coche para que no lo hicieran. A día de hoy me pregunto qué habría pasado de estar nosotros fuera del coche en vez de dentro. Se tiraron contra nuestro coche con una mala hostia increíble, y con frases como "nosotras nos quedamos con las caras" o "a nosotras nadie nos dice lo que tenemos que hacer o no".
Ante una situación donde tienes no ya a una sino a varias personas de sexo femenino agrediéndote, ¿que haces? La situación normal es que si puedes, te vas, y si no puedes irte, peleas. Aquí, si peleas, estás iniciando dos peleas: la física y la judicial que puedes llegar a tener luego. Desde pequeño se nos ha inculcado que no se debe pegar a las mujeres, lo cual es un error (se debió inculcar que no se pega a nadie, que las cosas se arreglan hablando). Pero resulta, que nosotros no solo no podemos pegar: no podemos defendernos. Si nos defendemos, pasamos a formar parte del colectivo de ETA del siglo XXI: terrorismo machista. Y además, parece que a ciertas mujeres no les explicaron que pegar está mal. Pero bueno, últimamente parece que tampoco se explicó a muchas mujeres y a muchos hombres, que además de exigir derechos hay que acatar ciertos deberes.
Por otra parte, se sustenta la idea de que somos superiores físicamente y podemos hacer daño. Que quizás una mujer no pueda con un hombre en una pelea. Que le puedes hacer daño, un daño invaluado e irreversible. Pero luego resulta que no solo tenemos mujeres policías, sino que los requisitos y pruebas físicas que tienen que superar para el acceso a esos cargos son más fáciles que los que ha de superar un hombre.
Es decir, que yo (un tipo racional, educado en la creencia de que los conflictos se arreglan hablando, y que no se pelea con nadie desde la EGB) no me puedo defender de una mujer que me agreda, por si le hago daño, pero esa mujer va a cobrar un salario de mis impuestos por defenderme a mi de hombres que son mil veces menos racionales, educados, y pacíficos en la resolución de conflictos, que yo. Un plan sin fisuras.
Quizás haya un pacto entre las fuerzas y cuerpos de seguridad y los distintos gremios criminales, para que cuando un delincuente sea hallado in fraganti en la comisión de un delito, o de una persecución, si el policía que va a deternle es una mujer, el delincuente no le pegue un puñetazo, no le pegue un tiro, no intente derribarla ni tirarle un mueble encima. Porque si no es así, esto no tiene sentido lógico alguno
si resulta que en los supuestos de la LIVG solo valen los asesinatos a manos de hombre, de dónde habrá salido el otro 47% 