Es cierto que no somos nórdicos. Pero me atrevería a decir que los emoticonos diversos que sugiere la señora tampoco constituyen una muestra representativa del conjunto de la población española precisamente.
Por cierto, que no entiendo está manía de llenar de emoticonos los mensajes de organismos oficiales, me recuerda a esos padres que quieren parecer molones y se dirigen a sus hijos con expresiones del tipo "tranqui, tronco" y "guay del Paraguay". Me encantó cómo UTBH en un reciente vídeo se cachondeaba de los emoticonos que el gobierno usaba en el hilo en el que instaba a sus feligreses a denunciar a los difusores de (presuntos) bulos.
La imagen rápidamente se ha compartido en las redes sociales y como era de esperar, ha recibido multitud de crítica al considerarse que “incita al odio”contra las mujeres.
La cosa es que Shackel detectó que mucha gente hoy defiende sus ideas (a menudo, inconsistentes ideas) justo del mismo modo que nuestros antepasados defendían sus motas castrales. Es un procedimiento que gusta en especial a los posmodernos, a ciertas feministas y a algunos teóricos “de género”.
Saray continúa su cruzada contra MasterChef, iniciada tras su expulsión previamente grabada, y emitida la semana pasada. En una entrevista al Diario...
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