tu vena mitómana es algo que pienso te quita puntos en casos como éste
Ropit, pero eso de cuestionar las opiniones de todo el mundo en base a algo que no tiene que ver con la percepción en sí, está feo.
Y ojo, lo que denuncio de Ropit yo lo hacía mucho antes. Y es algo que toca los huevos, así que pido perdón por haberme aguantado tantos años.
Pues sí, a mí empieza a tocarme un pelín los cojones. Como broma vale, pero dejar a los demás como zombies (y mira que he "peleado" con Magno veces, sobre todo por DePalmadas), por enésima vez, pues mira, ya cansa.
Argumentos de peso (tanto como tu nuevo avatar) en contra se han dado, otra cosa es que no te interese leerlos.
En fin.
... pero mi duda reside en por qué es incapaz de estrecharle la mano a Candie. Es porque el teatrillo ha terminado al ser desenmascarados y le toca por fin mojarse, ser él mismo? O porque él tambien está secretamente enamorado de Brumhilda y prefiere renunciar a ella por no comprometer su amistad con Django y salvar de paso a los dos?
la creación del superhéroe nigger a partir de la mirada externa.
El guión no vale una puta mierda si luego la película no funciona. Es una herramienta mas. Ahora, que si lo que sois es lectores de guiones, pues puede colar. Pero nunca he entendido eso de leerte el guión antes de ver la película...
Lo subrayado en negrita por qué lo dices, por la secuencia post-créditos? Uy, me la perdí...
Ya me dio toda la impresión la primera vez que la vi que la película tiene una cantidad de capas y lecturas fascinantes, y todavía no he encontrado la crítica definitiva que abarque el subtexto de la leyenda de Sigfrido y Brunilda, porque hay muchas más analogías de las que nos cuenta Schultz.Una vez Django está bajo el ala protectora del Dr Schultz y comienzan su andadura juntos como cazarrecompensas, su primera misión es encontrar a los Hermanos Brittle, tres negreros de la plantación propiedad de un recuperado Don Johnson. Ahí surge la primera ficción: Para poder entrar sin levantar demasiadas sospechas, Schultz pide a Django que finja ser su mayordomo, que interprete un papel, que se presente como quien no es: No como esclavo, sino como criado dispuesto. En ese punto Django es todavía un niño, porque la esclavitud, como cualquier forma intensa de control social, provoca la infantilización de quien la sufre. Django no conoce expresiones y palabras, como no las conoce un niño de ocho años. Y cuando se le ofrece elegir ropa, elige la ropa brillante y colorida, esa que eligen los niños sin mediacion de padres ni de la moda ni del sentido del ridiculo. Simplemente porque mola. Y así llegan a la plantación, como amo y criado, fingiendo querer comprar un esclavo. Cuando cumplen la misión, la orden de detención en el bolsillo de Schultz pone punto final a la representación teatral.
El plan de rescate de la esposa de Django, esclava en Candyland, es la segunda farsa. Presentandose como esclavistas interesados en luchadores mandingo, Djano y Schultz abordan all malvado Calvin Candie, un colosal Leonardo Di Caprio. Para ello Django cambia de nuevo sus ropajes. Ahora es un tipo duro de espuelas y cartucheras, un vaquero icónico, un Boss Nigger, hasta el punto de que su nuevo disfraz le hace ser despreciado por otros negros. El plan es de nuevo representar una pieza teatral para evitar la negativa de Candie a vender la esclava. La ficciónse rompe cuando Stephen lee a través de ella. Pero lo que viene después es otra pieza de dramaturgia. Candie vuelve de la cocina con un martillo y una calavera. Y comienza un discurso sobre las razas y la frenología. Esta dilatación de los tiempos mediante dialogos tan bellos como imposibles es marca de la casa Tarantino, lo sé. Pero resulta divertidismo imaginar al personaje de Di Caprio pensando en cómo desenmascarar a los impostores sentados en su mesa, agarrando la calavera del viejo esclavo, componiendo poco a poco su monólogo, diseñando las inflexiones de voz, planeando el uso del martillo para conseguir el máximo efecto dramático. Sin embargo, el baño de sangre siguiente se desencadena cuando las ficciones se caen y Schultz se niega a entrar en la farsa del “pacto de caballeros” y dar la mano al odioso Candie.
Y finalmente, la última fantasía: la que sirve a Django para emanciparse. Una vez muerto Schultz, sólo, esclavizado de nuevo, de camino a una muerte cierta pero ya habiendo aprendido los trucos del oficio, Django declara su independencia creando una ficción propia e improbable que le permite vencer los últimos obstáculos y rescatar a su amada. La historia que relata a sus captores, la narración que magustralmente maneja, es tan imposible como apasionante. En ese sentido, Tarantino propone lo opuesto a Hitchcock en Los 39 escalones (1935), cuando el protagonista, para librarse de los espías que le persiguen para matarle, consigue convencer a un lechero para que le preste su ropa contándole una falsa historia sobre infidelidades en vez de la verdad. Django demuestra que una ficción absurda puede ser tan poderosa como una mentira cotidiana.
La fantasía. En último término tanto Inglorious Basterds como Django unchained son dos intentos de exorcisar la Historia mediante la ficción. El plan de los bastardos también se basaba en una impostación, cojitranca y risible. La aventura de Django es toda ella una secuencia de representaciones. Pero al contrario de lo que afirman sus críticos, el propósito de Tarantino no es frivolizar con la Historia. Al contrario. Sus fantasías de retribución y venganza nos hacen capaces de acabar con Hitler, nazis malvados, el Ku Kux Klan y esclavistas crueles que merecerían haber muerto entre sufrimientos. La ficción pone puntos y aparte. La ficción purifica nuestros fracasos como especie. La ficción es capaz de liberarnos. Como a Django.
Y esto ya es una sobrada importante, ni he tildado a nadie de zombie, ni he sido irrespetuoso, y lo único que he hecho es contestar a Magnolia en una alusión personal en la que parecía que solo había soltado chorradas mitómanas durante todo el hilo.
Pero vamos, os perdono.
¿Qué necesita, en fin, un héroe para construirse? Un némesis. Y aquí hay, de nuevo, dos brillantes, para los dos héroes precisamente. Waltz, europeo políglota, de educación y cultura exquisita, se construye en base al personaje de Di Caprio, un petulante noble sureño que desconoce los idiomas, es poco astuto, endogámico y está controlado por su avaricia (además del rollo homoerótico de ver a dos negros mazados frotándose en el suelo). Pero la sorpresa, el personaje más brillante, es ese Samuel L. Jackson como happy negro, ver Bamboozled de Spike Lee, que acepta la opresión y domina a través de sus mentiras a su dueño, en una posición cómoda. Este arquetipo es BRILLANTE si conocéis la literatura sureña apologista, los primeros film con negros, y cómo se mitifica esta vida idílica del patrón - maestro. Antes de la guerra de secesión, en el Sur, había panfletos que defendía la esclavitud como más humana y social que la propia proletización del negro en el norte (!!!!!!!!!!!!!!!)
Este es el particular dragón que sólo puede matarse para que Django se convierta en el heroico suppa-nigga, y no es otro que su reinversión: un locuaz negro parlanchín que ha renunciado a su libertad; Django no habla, no acepta casi nunca el patronazgo de Waltz , y sólo actúa.
Os vais a ir todos a tomar por culo. Veinte páginas desde que decidió salir el ripeo de los cojones
Os vais a ir todos a tomar por culo. Veinte páginas desde que decidió salir el ripeo de los cojones
Pues casualidades de la vida que fui a verla a los cines conde duque de madrid ayer por la noche.
Bueno, tengamos en cuenta que el protagonista es un homenaje directo al Django que encarnó Franco Nero. Un tipo de una pieza, escasamente hablador, violentísimo, definido sólo en su esencia más pura. El escaso desarrollo del personaje forma parte del propio icono arquetípico que representa. El Django de Tarantino, por lo tanto, es un personaje "simple" en el sentido de que pone las cartas sobre la mesa desde muy pronto y persigue un objetivo directo. Y ya está. No hay sorpresas. Sabemos adónde va y el porqué. En cambio, con esos otros secundarios que citas Tarantino tiene cancha para ir desarrollándolos, "escribiéndolos" más a fondo, usándolos como peones de su inventiva.Porque puede que la menor entidad del personaje protagonista sea el único gesto de menosprecio inconsciente a la raza negra por parte del escritor, pero ese trío de secundarios, por blancos y/o racistas que sean, me parecen creaciones extraordinarias. Analizándolas una por una, imaginando cómo han llegado a ser como son (un brillante y honorable cazarrecompensas, un perverso y pervertido niño mimado, un voraz y dominante hijo de puta), pero también por cómo funcionan en ese engranaje que empieza a montarse en el club Cleopatra y queda perfectamente engrasado en el portentoso segmento de Candieland. Django no tiene más entidad que ellos, eso es cierto, pero es el motor que hace funcionar todo.