Un año después de que Doce del patíbulo (1967) de Robert Aldrich demostrase que se le podía perder el respeto a la Segunda Guerra Mundial, el italiano Armando Crispino colocaba, con Commandos (1968), la primera piedra de un subgénero que los japoneses bautizarían como Macaroni Combat. El cine norteamericano siguió explotando las posibilidades lúdicas de la contienda en títulos como El desafío de las águilas (1968) y Los violentos de Kelly (1970), pero nunca llegó a alcanzar la dionisíaca desvergüenza del subgénero italiano: soluciones visuales y narrativas adaptadas del coetáneo spaghetti western, desconcertantes notas de humor mediterráneo y una sensacionalista retórica de la violencia marcaban la diferencia. Llegaría el día en que a toda película sobre ese periodo se le exigiría su correspondiente carga de responsabilidad: lo que se ganó en corrección (política, entre otras cosas) se perdió en placer (culpable, como casi siempre).
El Macaroni Combat tuvo su título de oro en Aquel maldito tren blindado (1978) de Enzo G. Castellari, rebautizado para su distribución americana como The Inglorious Bastards. Los deliberados errores ortográficos que ha introducido Tarantino en el título original de sus Malditos bastardos aportan una clave para entender su propuesta, que no es exactamente una puesta al día del Macaroni Combat, ni un remake (ni siquiera una lectura) del clásico (pongan las cursivas que su ortodoxia cinéfila considere oportunas) de Castellari: una invitación a aparcar la corrección (histórica, ortográfica, formal) para rescatar, remozar y reivindicar ese placer que el director lleva tiempo considerando principio rector de la experiencia cinematográfica. Sus Inglourious Basterds son, pues, una interiorización de los Inglorious Bastards de Castellari, entendidos como metonimia de ese goce que puede proporcionar el medio cuando un cineasta ejerce a fondo su libertad creativa, con su propio placer y el del respetable como metas prioritarias.
Todas las líneas narrativas de Malditos bastardos confluyen en un climático estreno cinematográfico organizado por la cúpula nazi. De modo parecido, en el último trabajo de Tarantino parecen desembocar todos los tarantinos posibles: el exquisito orfebre del diálogo digresivo y el remezclador de una memoria cinéfila anti-jerárquica. No es una película sobre la Segunda Guerra Mundial, sino una doble declaración de amor al lenguaje como instrumento de ocultación, acoso y supervivencia y al cine como herramienta de revelación, afirmación y catarsis. En la particular visión del mundo de Tarantino, el verbo es máscara y la imagen, identidad; aunque, en una modulación aparentemente paradójica, sus diálogos recorren con el fuego de la originalidad un universo visual de segunda mano.
Malditos bastardos, primera película de la historia que presenta a un crítico de cine como figura heroica, no es precisamente un lección de equilibrio narrativo: su gloria está en el exceso, en lograr que brille tanto un actor en estado de gracia (Christoph Waltz) como una estrella en registro chusco (Brad Pitt), en mezclar diálogos perfectos y recursos visuales deliberadamente estridentes y, por supuesto, en atreverse a proponer una realidad alternativa donde el cine es un arma cargada de futuro... para reescribir el pasado.
Ojala supiese tanto de cine como algunos de vosotros, ojala supiese distinguir tanto y tanto dentro de una película como esta. Y aun así... ¡Qué Obra Maestra!
Y es que no entiendo como algunos críticos tienen los huevos de ser fríos ante la lección de cine (que una vez más y aún así cada vez más redonda) nos da el maestro Quentin en dos horas y media de orgía cinematográfica. Y aún así no se postran ante su creador, y aun así parecen exigirle algo más a lo que sencillamente es insuperable.
Cada segundo, cada minuto, cada pieza de diálogo debería despertar gemidos entre el respetable más preparado. Puede ser que entre las masas que esperaban ver una especie de "Tropic Thunder 2: Una guerra muy cochina" algunos saliesen con sus espectativas insatisfechas, pero todos aquellos que gozamos de la planificación, el ritmo, los diálogos y la maestría tras la cámara sin duda alguna estamos de dicha ante otra de las grandes películas del puto genio loco de Texas.
Tiene momentos geniales, como todo ese momento que adorna David Bawie o el conocido y reventado final. Tiene momentos muy cómicos que la verdad no se como habrán sabido resolver en el doblaje si acaso lo han podido hacer... Pero creo que lo que consigue la voz de Brad Pitt en un momento partícular no lo consigue Daniel García.
Christopher Waltz esta tremendo en su papel. Es un claro papel para un Oscar que nunca le será entregado ni por el cual ni tan siquiera estará nominado en favor de algún actor secundario que pase los sesenta en cualquier producción independiente chupi.
Melanie Laurent sencillamente espectacular, dando una apariencia de fragil princesa asesina.
Y por detrás de todo ello Tarantino, uno de los pocos directores actuales que será indispensable dentro de varios lustros para saborear el cine actual.
Sencillamente Inglourious Basterds es otra POM de su creador. Alabemosla como se merece.
Es que los basterds escupimos fuerte y con ganas cuendo nos ponemos, ¿nadie se ha percatado de que Eli Roth es igual que el gañan del cuqui de "la que se avecina"?
Yo me atrevo a decir sin que me tiemble el pulso que Malditos Bastardo para Tarantino es el Padrino de Coppola, el Toro Salvaje de Scorsese, el Sin Perdón de Eastwood o el Manhattan de Woody Allen, la cima de su carrera con todo lo brillantes que son las anteriores y lo que lo puedan ser las que vengan, no creo que ninguna llegue a la grandeza, a la complejidad a todos los niveles de esta obra.
joer ropit, ayer estaba yo también en los Renoir de Palma, en la sesión de las 19:00
Casi me muero cuando en los primeros minutos fluctuaba el enfoque del proyector. Algo mal tenían al principio también con el volumen. Ir al cine me da cada vez más asco. Menos mal que tenemos la HD.
Qué casualidad, seguramente nos vimos, éramos 3 amigos (los pocos que se atrevieron con el VOS) sentados más menos por enmedio en la parte izquierda. Recuerdo que hubo aplausos.
lo de poner una cancion anacronicamente no es nuevo, verdad? Ahora no me vienen ejemplos... Solo se me ocurre lo de LADY HALCON, pero claro, ahi era toda la bso (y original).
Tengo las mismas sensaciones que Elliot. La sensación de que es una película que puedes disfrutar si te fijas o das prioridad a unas cosas, o cansarte si te fijas en otras.
En general, me parece superior a Death Proof (lo cual tampoco es decir mucho a favor) simplemente porque se me cuentan más cosas y situaciones que en aquella que me despiertan más interés (aquí, cada capítulo y diálogo consigue mantener la tensión del momento sin saber qué va a pasar a continuación, allí era algo insoportable de estúpido y vacío).
No es, ni de lejos, la obra maestra que el propio Tarantino nos dicta en boca de Brad Pitt, por mucho que lo suelte literalmente. Es entretenida, y eso ya es mucho, pero peca demasiado de juego de artificio, de gamberrismo y de brindis al palco. Sus referencias al cine en sí mismo resultan, para mí gusto, demasiado subrayadas, creo que Tarantino debería apuntar más alto y no hacer de sus películas un ejercicio referencial del propio cine porque si no hay nada más allá acaba resultando un Scary movie de mejor nivel, más trabajado, …pero un Scary movie.
Y no sé, tal vez, por lo que leo, no sé yo si sus seguidores le perdonarían que dejase de hacerlo. ¿Cómo se recibiría hoy una película de Tarantino donde la violencia sucediese fuera de campo, donde los personajes funcionasen como personajes reales y no como esperpentos de sí mismos, donde no existiese ningún guiño o cita cinéfila a un título de “cine pulp”? ¿Cómo seriamos capaces de afrontarlo?
Pienso, también, que la película sube cuando Christopher Waltz (extraordinario) está presente, y que baja, bastante, cuando no lo está.
Y dejo algunas preguntas:
¿Qué ha pasado entre el paneo que apartaba la mirada del desorejamiento de Reservoir Dogs y el inserto de planos detalle para el corte de cabelleras en ésta (o aplastamiento de cabeza con bate?
¿Por qué ha cambiado tanto el cuento?
¿Y porque aumenta la “tarantinitis” en la misma proporción que aumenta la violencia explícita en su cine?
Acertadísima reflexión Sailor, no puedo estar más de acuerdo.
Esta película es muy divertida si uno se propone pasárselo bien con ella, está llena de detalles y momentos adrenalíticos, e incluso me arrancó aplausos. Pero sigo prefiriendo el cine más maduro de Quentin, que irónicamente fue su primer cine.
Me ha hecho gracia saber que a Tarantino debe gustarle la estupenda Revolver, de Sergio Sollima. Su tema principal Un Amico (un ami). de Ennio Morricone sirve de fondo para el último momento entre Shosanna Dreyfus y Fredrick Zoller.
Podéis escucharlo en los créditos iniciales de Revolver, en la parte final de este video:
La acabo de ver en el cine de Manoteras que comentais últimamente, juraría que Magnolia estaba 3 filas mas adelante pero ha salido antes del final de los créditos...
Me lo he pasado teta con la peli, luego os cuento con mas detalle... Arruivederchi (léase con el acento de Aldo Rayne)
Vengo de verla y no me he corrido, incluso se me ha hecho un pelín larga...
Yo hago una pregunta, la he visto en v.o... a los que la habeis visto doblada como han resuelto lo del "multidioma"? han doblado solo las escenas en ingles y han dejado el aleman y frances? Gracias.
Lo he explicado un poco más atrás, pero lo que han hecho ha sido un poco de todo.
El inglés está enteramente doblado.
Las frases en italiano se han dejado.
El francés se conserva en la historia primera pero se dobla el resto de la película (según creo, toda la historia de Shosanna es en este idioma).
El alemán se conserva en algunos momentos (Hitler y alguna escena de Landa) y en otros se dobla (toda la escena del bar con los bastardos haciéndose pasar por nazis).
a todo esto, decir que QT nos ha escamoteado el que decia que iba a ser el monólogo mejor escrito de su carrera. En una entrevista que le hicieron con motivo del estreno de Death proof dijo que iba a ser uno recitado por el campesino francés... y al final no.
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