Respuesta: Inglourious Basterds
Pues eso, la vi anoche, y me lo pasé en grande.
Inglorious Basterds es mas un spaghetti western que una película de guerra, y, sin embargo, juega con todos los tópicos del cine bélico con habilidad asombrosa, o mas bien, con todos los tópicos del subgénero bélico de "comando de especialistas que van a cambiar el curso de la guerra" a lo Doce del patíbulo o Los cañones de Navarone.
Se trata de un cómic, de un ejercicio de estilo casi metacinematografico, una película consciente de que es una película y que continuamente busca la complicidad del espectador; los referentes cinefilos de Tarantino son muy parejos a los míos, y por tanto he disfrutado como un enano con todos los homenajes a Sin perdón, El bueno, el feo y el malo, al cine de Cluzot y Melville, a los clásicos bélicos e incluso a la parodia como Ser o no ser...
La película es, abiertamente, una sucesión de set pieces que funcionan de forma milimetrica por separado, con algunos momentos de rizar e rizo (la secuencia del bar en el sótano, top ten del cine moderno desde ya) y unos personajes tan exagerados y paródicos como excelentemente perfilados y conseguidos, en un estilo que el mismísimo Leone hubiera firmado; Hans von Landa es un malo para la historia que se puede codear en cuestión de carisma con Tuco y Sentenza de tu a tu.
A parte de esto, agradezco enormemente el espíritu gamberro de Tarantino, con secuencias despitorrantes como la conversación en italiano entre los basterds y Landa, en la que no podía parar de reirme y daba gracias al cielo de estar viendo la película en V.O. ("maaaargareeeteee", "arruivederchi"
)
A muchos se les puede indigestar semejante propuesta que, de tan consciente que es de ser una película, se atreve a reescribir la historia sin ningún rubor, pero yo agradezco la personalidad de Tarantino, que demuestra un conocimiento cinematográfico y cinefilo tremendamente superior, sin que por ello tenga que mantenerse académicamente respetuoso con sus referentes... Muy al contrario, Tarantino plantea un cocktail de mezclas desopilantes, como los buenos músicos de jazz, que en un mismo tema pueden meter a Sacarlatti y a Thelonius Monk y además demostrar que son unos virtuosos en lo que hacen.
Por otra parte, es curioso el clasicismo de Tarantino a la hora de planificar y mover la cámara, con composiciones estáticas, movimientos pausados e incluso algunos planos larguísimos de escuela; la violencia estalla, sin embargo, de forma rápida y contundente tras su pausado crescendo, muy Kurosawa, muy Leone. También se atreve a romper el clasicismo de la imagen con una BSO totalmente ecléctica en la que suenan desde el tema de El Álamo hasta David Bowie, y sin despeinarse...
Lo mejor de todo es que, a su manera, la visión de la guerra de Tarantino es mucho mas cínica, agria y aguda que la de otros realizadores que se toman demasiado en serio a si mismos; Tarantino, como hiciera Leone en El bueno, el feo y el malo, ha conseguido hacer una película que pone en evidencia las miserias de la guerra y la demagogia del discurso nazi sin necesidad de graves discursos, sino tomandosela a cuchufleta.
En defintiva, que me ha encantado, que hacia tiempo que no lo pasaba tan bien en el cine, y que hay que darle un Óscar a Christoph Waltz por hacer de Landa un personaje tan glorioso.
Sobre la sala de Manoteras, estaba bastante bien, aunque el centro comercial en el que se encuentra es bastante desangelado e impersonal, y la zona es lo mas aburrido, solitario y feo que uno pueda echarse a la cara; iba a ir a la sesión de las 6 y media pero llegué tarde y me tuve que esperar 2 horas y pico por allí... Ni una triste tienda, ni un triste bar con gente, todo bloques de viviendas impersonales y oficinas vacías. Además el parking es bastante carete... Es el típico sitio para ir, ver la peli y marcharte.