El cine nos ofrece un bastión artístico ineludible: Inglourious Basterds / Malditos Bastardos

Respuesta: Inglourious Basterds

Y no sé, tal vez, por lo que leo, no sé yo si sus seguidores le perdonarían que dejase de hacerlo. ¿Cómo se recibiría hoy una película de Tarantino donde la violencia sucediese fuera de campo, donde los personajes funcionasen como personajes reales y no como esperpentos de sí mismos, donde no existiese ningún guiño o cita cinéfila a un título de “cine pulp”? ¿Cómo seriamos capaces de afrontarlo?

Jackie Brown, por ejemplo? Maravillosa, hasta ayer para mí era su mejor película. Estas generalizaciones nunca las he entendido.

Y dejo algunas preguntas:
¿Qué ha pasado entre el paneo que apartaba la mirada del desorejamiento de Reservoir Dogs y el inserto de planos detalle para el corte de cabelleras en ésta (o aplastamiento de cabeza con bate?
¿Por qué ha cambiado tanto el cuento?

Si no muestra violencia explícita en esta película se pierde totalmente su reflexión sobre ella y la identificación entre los nazis espectadores de Stolz der Nation y nosotros como espectadores de Inglourious Basterds
 
Respuesta: Inglourious Basterds

Por cierto, lo de Antonio Margheriti, como gran fan, casi de despoponcia...

Hace un mes escaso, vi varias del fichaje. En todas la proyecciones pensé: el quentin lo conoce.

La secuela putativa de los patos salvajes, apabullante. Rodada en Suramérica, con el kinski con la cara desencajada por sabe dios qué, maquetuelas entrañables, violenta violenta su contemporáneas de la era reagan parecen disney. Tiene varias de comandos en misiones suicidas pero me quedo con otra de kinski "leopardo" donde tira por el "realismo" hasta construye una historia donde la acción no es lo importante mirandola psicología de los personajes. Metiendo caña a los sistemas bananeros y de paso al clero con martíres para la causa revolucionaria.
 
Respuesta: Inglourious Basterds

Cierttamente. Margeriti tiene mierda rodada para llenar un estadio (por Dios, si hay una pelicula que tiene como titulo Apocalipsis Mañana :lol) , pero en lso sesenta rodó una casi-obra maestra del cien con La Danza Macabra (terror gotico) y una gran pelicula con Los Largos Cabellos DE La Muerte, del mismo género, y una peli estimable como La Virgen de Nuremberg. Además, con el seudonimo de Anthony Dawson rodó uno de mis spag-westerns favoritos; Y Dios Dijo A Cain, con un soberbio KInski y una ambientacion sublime.

Las pelis de comando pues..eh.... hay cositas. Pero si. Seguro que a QT le encantan. Tanto como para esto.
 
Respuesta: Inglourious Basterds

Para explicar mejor lo que me ha parecido la película os voy a contar un cuento infantil que siempre me ha gustado mucho.En concreto es "El traje nuevo del emperador" de Hans Christian Andersen.




Hace muchos años había un Emperador tan aficionado a los trajes nuevos, que gastaba todas sus rentas en vestir con la máxima elegancia. No se interesaba por sus soldados ni por el teatro, ni le gustaba salir de paseo por el campo, a menos que fuera para lucir sus trajes nuevos. Tenía un vestido distinto para cada hora del día, y de la misma manera que se dice de un rey: “Está en el Consejo”, de nuestro hombre se decía: “El Emperador está en el vestuario”.
La ciudad en que vivía el Emperador era muy alegre y bulliciosa. Todos los días llegaban a ella muchísimos extranjeros, y una vez se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida.
-¡Deben ser vestidos magníficos! -pensó el Emperador-. Si los tuviese, podría averiguar qué funcionarios del reino son ineptos para el cargo que ocupan. Podría distinguir entre los inteligentes y los tontos. Nada, que se pongan enseguida a tejer la tela-. Y mandó abonar a los dos pícaros un buen adelanto en metálico, para que pusieran manos a la obra cuanto antes.
Ellos montaron un telar y simularon que trabajaban; pero no tenían nada en la máquina. A pesar de ello, se hicieron suministrar las sedas más finas y el oro de mejor calidad, que se embolsaron bonitamente, mientras seguían haciendo como que trabajaban en los telares vacíos hasta muy entrada la noche.
«Me gustaría saber si avanzan con la tela»-, pensó el Emperador. Pero había una cuestión que lo tenía un tanto cohibido, a saber, que un hombre que fuera estúpido o inepto para su cargo no podría ver lo que estaban tejiendo. No es que temiera por sí mismo; sobre este punto estaba tranquilo; pero, por si acaso, prefería enviar primero a otro, para cerciorarse de cómo andaban las cosas. Todos los habitantes de la ciudad estaban informados de la particular virtud de aquella tela, y todos estaban impacientes por ver hasta qué punto su vecino era estúpido o incapaz.
«Enviaré a mi viejo ministro a que visite a los tejedores -pensó el Emperador-. Es un hombre honrado y el más indicado para juzgar de las cualidades de la tela, pues tiene talento, y no hay quien desempeñe el cargo como él».
El viejo y digno ministro se presentó, pues, en la sala ocupada por los dos embaucadores, los cuales seguían trabajando en los telares vacíos. «¡Dios nos ampare! -pensó el ministro para sus adentros, abriendo unos ojos como naranjas-. ¡Pero si no veo nada!». Sin embargo, no soltó palabra.
Los dos fulleros le rogaron que se acercase y le preguntaron si no encontraba magníficos el color y el dibujo. Le señalaban el telar vacío, y el pobre hombre seguía con los ojos desencajados, pero sin ver nada, puesto que nada había. «¡Dios santo! -pensó-. ¿Seré tonto acaso? Jamás lo hubiera creído, y nadie tiene que saberlo. ¿Es posible que sea inútil para el cargo? No, desde luego no puedo decir que no he visto la tela».
-¿Qué? ¿No dice Vuecencia nada del tejido? -preguntó uno de los tejedores.
-¡Oh, precioso, maravilloso! -respondió el viejo ministro mirando a través de los lentes-. ¡Qué dibujo y qué colores! Desde luego, diré al Emperador que me ha gustado extraordinariamente.
-Nos da una buena alegría -respondieron los dos tejedores, dándole los nombres de los colores y describiéndole el raro dibujo. El viejo tuvo buen cuidado de quedarse las explicaciones en la memoria para poder repetirlas al Emperador; y así lo hizo.

Los estafadores pidieron entonces más dinero, seda y oro, ya que lo necesitaban para seguir tejiendo. Todo fue a parar a sus bolsillos, pues ni una hebra se empleó en el telar, y ellos continuaron, como antes, trabajando en las máquinas vacías.

Poco después el Emperador envió a otro funcionario de su confianza a inspeccionar el estado de la tela e informarse de si quedaría pronto lista. Al segundo le ocurrió lo que al primero; miró y miró, pero como en el telar no había nada, nada pudo ver.
-¿Verdad que es una tela bonita? -preguntaron los dos tramposos, señalando y explicando el precioso dibujo que no existía.
«Yo no soy tonto -pensó el hombre-, y el empleo que tengo no lo suelto. Sería muy fastidioso. Es preciso que nadie se dé cuenta». Y se deshizo en alabanzas de la tela que no veía, y ponderó su entusiasmo por aquellos hermosos colores y aquel soberbio dibujo.
-¡Es digno de admiración! -dijo al Emperador.
Todos los moradores de la capital hablaban de la magnífica tela, tanto, que el Emperador quiso verla con sus propios ojos antes de que la sacasen del telar. Seguido de una multitud de personajes escogidos, entre los cuales figuraban los dos probos funcionarios de marras, se encaminó a la casa donde paraban los pícaros, los cuales continuaban tejiendo con todas sus fuerzas, aunque sin hebras ni hilados.
-¿Verdad que es admirable? -preguntaron los dos honrados dignatarios-. Fíjese Vuestra Majestad en estos colores y estos dibujos -y señalaban el telar vacío, creyendo que los demás veían la tela.
«¡Cómo! -pensó el Emperador-. ¡Yo no veo nada! ¡Esto es terrible! ¿Seré tan tonto? ¿Acaso no sirvo para emperador? Sería espantoso».
-¡Oh, sí, es muy bonita! -dijo-. Me gusta, la apruebo-. Y con un gesto de agrado miraba el telar vacío; no quería confesar que no veía nada.

Todos los componentes de su séquito miraban y remiraban, pero ninguno sacaba nada en limpio; no obstante, todo era exclamar, como el Emperador: -¡oh, qué bonito!-, y le aconsejaron que estrenase los vestidos confeccionados con aquella tela en la procesión que debía celebrarse próximamente. -¡Es preciosa, elegantísima, estupenda!- corría de boca en boca, y todo el mundo parecía extasiado con ella.
El Emperador concedió una condecoración a cada uno de los dos bribones para que se las prendieran en el ojal, y los nombró tejedores imperiales.
Durante toda la noche que precedió al día de la fiesta, los dos embaucadores estuvieron levantados, con dieciséis lámparas encendidas, para que la gente viese que trabajaban activamente en la confección de los nuevos vestidos del Soberano. Simularon quitar la tela del telar, cortarla con grandes tijeras y coserla con agujas sin hebra; finalmente, dijeron: -¡Por fin, el vestido está listo!
Llegó el Emperador en compañía de sus caballeros principales, y los dos truhanes, levantando los brazos como si sostuviesen algo, dijeron:
-Esto son los pantalones. Ahí está la casaca. -Aquí tienen el manto... Las prendas son ligeras como si fuesen de telaraña; uno creería no llevar nada sobre el cuerpo, mas precisamente esto es lo bueno de la tela.
-¡Sí! -asintieron todos los cortesanos, a pesar de que no veían nada, pues nada había.
-¿Quiere dignarse Vuestra Majestad quitarse el traje que lleva -dijeron los dos bribones- para que podamos vestirle el nuevo delante del espejo?

Quitose el Emperador sus prendas, y los dos simularon ponerle las diversas piezas del vestido nuevo, que pretendían haber terminado poco antes. Y cogiendo al Emperador por la cintura, hicieron como si le atasen algo, la cola seguramente; y el Monarca todo era dar vueltas ante el espejo.

-¡Dios, y qué bien le sienta, le va estupendamente! -exclamaban todos-. ¡Vaya dibujo y vaya colores! ¡Es un traje precioso!
-El palio bajo el cual irá Vuestra Majestad durante la procesión, aguarda ya en la calle - anunció el maestro de Ceremonias.
-Muy bien, estoy a punto -dijo el Emperador-. ¿Verdad que me sienta bien? - y volviose una vez más de cara al espejo, para que todos creyeran que veía el vestido.

Los ayudas de cámara encargados de sostener la cola bajaron las manos al suelo como para levantarla, y avanzaron con ademán de sostener algo en el aire; por nada del mundo hubieran confesado que no veían nada. Y de este modo echó a andar el Emperador bajo el magnífico palio, mientras el gentío, desde la calle y las ventanas, decía:
-¡Qué preciosos son los vestidos nuevos del Emperador! ¡Qué magnífica cola! ¡Qué hermoso es todo!
Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.

-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.
-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.
-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!
-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.

En éste caso,yo soy el que no ve una buena película,si no una patraña sin sentido gracias a la cual Tarantino se ha reido de mi porque yo he pagado una entrada por verla.:mosqueo





 
Respuesta: Inglourious Basterds

como habria quedado un score ORIGINAL de Morricone, como estuvo a punto de suceder? funcionaria?

esta claro que el italiano no le haria esa musica como hace 30-40 años... En cambio creo que la peli cohesivamente ganaria (a veces tanto parcheo me "saca"). Pero claro, ese es el juego de QT, el rollo autoconscientepostmodernocool. Nah, en realidad creo que acabarian a hostias. Y yo pagaria por verlo!
 
Respuesta: Inglourious Basterds

magneto menos mal que has puesto el resumen final, porque menudo tocho como para leerselo :D:D

me gustaria que desarrollaras mas eso de patraña sin sentido, veo que cada dia estamos mas alejados en esto del cine:D:p
 
Respuesta: Inglourious Basterds

Me estáis dando mucho hype, y esto es malo. Si la veo y no me gusta me dará un telele :lol :lol
Espero que sea muy buena como decís.
 
Respuesta: Inglourious Basterds

Cierttamente. Margeriti tiene mierda rodada para llenar un estadio (por Dios, si hay una pelicula que tiene como titulo Apocalipsis Mañana :lol) , pero en lso sesenta rodó una casi-obra maestra del cien con La Danza Macabra (terror gotico) y una gran pelicula con Los Largos Cabellos DE La Muerte, del mismo género, y una peli estimable como La Virgen de Nuremberg. Además, con el seudonimo de Anthony Dawson rodó uno de mis spag-westerns favoritos; Y Dios Dijo A Cain, con un soberbio KInski y una ambientacion sublime.

Las pelis de comando pues..eh.... hay cositas. Pero si. Seguro que a QT le encantan. Tanto como para esto.


Tomo nota, si señor, sólo vi las bélicas ochenteras y una de john saxon con zombies. Todas me prestaron lo suyo.
 
Respuesta: Inglourious Basterds

Para explicar mejor lo que me ha parecido la película os voy a contar un cuento infantil que siempre me ha gustado mucho.En concreto es "El traje nuevo del emperador" de Hans Christian Andersen.




Hace muchos años había un Emperador tan aficionado a los trajes nuevos, que gastaba todas sus rentas en vestir con la máxima elegancia. No se interesaba por sus soldados ni por el teatro, ni le gustaba salir de paseo por el campo, a menos que fuera para lucir sus trajes nuevos. Tenía un vestido distinto para cada hora del día, y de la misma manera que se dice de un rey: “Está en el Consejo”, de nuestro hombre se decía: “El Emperador está en el vestuario”.
La ciudad en que vivía el Emperador era muy alegre y bulliciosa. Todos los días llegaban a ella muchísimos extranjeros, y una vez se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida.
-¡Deben ser vestidos magníficos! -pensó el Emperador-. Si los tuviese, podría averiguar qué funcionarios del reino son ineptos para el cargo que ocupan. Podría distinguir entre los inteligentes y los tontos. Nada, que se pongan enseguida a tejer la tela-. Y mandó abonar a los dos pícaros un buen adelanto en metálico, para que pusieran manos a la obra cuanto antes.
Ellos montaron un telar y simularon que trabajaban; pero no tenían nada en la máquina. A pesar de ello, se hicieron suministrar las sedas más finas y el oro de mejor calidad, que se embolsaron bonitamente, mientras seguían haciendo como que trabajaban en los telares vacíos hasta muy entrada la noche.
«Me gustaría saber si avanzan con la tela»-, pensó el Emperador. Pero había una cuestión que lo tenía un tanto cohibido, a saber, que un hombre que fuera estúpido o inepto para su cargo no podría ver lo que estaban tejiendo. No es que temiera por sí mismo; sobre este punto estaba tranquilo; pero, por si acaso, prefería enviar primero a otro, para cerciorarse de cómo andaban las cosas. Todos los habitantes de la ciudad estaban informados de la particular virtud de aquella tela, y todos estaban impacientes por ver hasta qué punto su vecino era estúpido o incapaz.
«Enviaré a mi viejo ministro a que visite a los tejedores -pensó el Emperador-. Es un hombre honrado y el más indicado para juzgar de las cualidades de la tela, pues tiene talento, y no hay quien desempeñe el cargo como él».
El viejo y digno ministro se presentó, pues, en la sala ocupada por los dos embaucadores, los cuales seguían trabajando en los telares vacíos. «¡Dios nos ampare! -pensó el ministro para sus adentros, abriendo unos ojos como naranjas-. ¡Pero si no veo nada!». Sin embargo, no soltó palabra.
Los dos fulleros le rogaron que se acercase y le preguntaron si no encontraba magníficos el color y el dibujo. Le señalaban el telar vacío, y el pobre hombre seguía con los ojos desencajados, pero sin ver nada, puesto que nada había. «¡Dios santo! -pensó-. ¿Seré tonto acaso? Jamás lo hubiera creído, y nadie tiene que saberlo. ¿Es posible que sea inútil para el cargo? No, desde luego no puedo decir que no he visto la tela».
-¿Qué? ¿No dice Vuecencia nada del tejido? -preguntó uno de los tejedores.
-¡Oh, precioso, maravilloso! -respondió el viejo ministro mirando a través de los lentes-. ¡Qué dibujo y qué colores! Desde luego, diré al Emperador que me ha gustado extraordinariamente.
-Nos da una buena alegría -respondieron los dos tejedores, dándole los nombres de los colores y describiéndole el raro dibujo. El viejo tuvo buen cuidado de quedarse las explicaciones en la memoria para poder repetirlas al Emperador; y así lo hizo.

Los estafadores pidieron entonces más dinero, seda y oro, ya que lo necesitaban para seguir tejiendo. Todo fue a parar a sus bolsillos, pues ni una hebra se empleó en el telar, y ellos continuaron, como antes, trabajando en las máquinas vacías.

Poco después el Emperador envió a otro funcionario de su confianza a inspeccionar el estado de la tela e informarse de si quedaría pronto lista. Al segundo le ocurrió lo que al primero; miró y miró, pero como en el telar no había nada, nada pudo ver.
-¿Verdad que es una tela bonita? -preguntaron los dos tramposos, señalando y explicando el precioso dibujo que no existía.
«Yo no soy tonto -pensó el hombre-, y el empleo que tengo no lo suelto. Sería muy fastidioso. Es preciso que nadie se dé cuenta». Y se deshizo en alabanzas de la tela que no veía, y ponderó su entusiasmo por aquellos hermosos colores y aquel soberbio dibujo.
-¡Es digno de admiración! -dijo al Emperador.
Todos los moradores de la capital hablaban de la magnífica tela, tanto, que el Emperador quiso verla con sus propios ojos antes de que la sacasen del telar. Seguido de una multitud de personajes escogidos, entre los cuales figuraban los dos probos funcionarios de marras, se encaminó a la casa donde paraban los pícaros, los cuales continuaban tejiendo con todas sus fuerzas, aunque sin hebras ni hilados.
-¿Verdad que es admirable? -preguntaron los dos honrados dignatarios-. Fíjese Vuestra Majestad en estos colores y estos dibujos -y señalaban el telar vacío, creyendo que los demás veían la tela.
«¡Cómo! -pensó el Emperador-. ¡Yo no veo nada! ¡Esto es terrible! ¿Seré tan tonto? ¿Acaso no sirvo para emperador? Sería espantoso».
-¡Oh, sí, es muy bonita! -dijo-. Me gusta, la apruebo-. Y con un gesto de agrado miraba el telar vacío; no quería confesar que no veía nada.

Todos los componentes de su séquito miraban y remiraban, pero ninguno sacaba nada en limpio; no obstante, todo era exclamar, como el Emperador: -¡oh, qué bonito!-, y le aconsejaron que estrenase los vestidos confeccionados con aquella tela en la procesión que debía celebrarse próximamente. -¡Es preciosa, elegantísima, estupenda!- corría de boca en boca, y todo el mundo parecía extasiado con ella.
El Emperador concedió una condecoración a cada uno de los dos bribones para que se las prendieran en el ojal, y los nombró tejedores imperiales.
Durante toda la noche que precedió al día de la fiesta, los dos embaucadores estuvieron levantados, con dieciséis lámparas encendidas, para que la gente viese que trabajaban activamente en la confección de los nuevos vestidos del Soberano. Simularon quitar la tela del telar, cortarla con grandes tijeras y coserla con agujas sin hebra; finalmente, dijeron: -¡Por fin, el vestido está listo!
Llegó el Emperador en compañía de sus caballeros principales, y los dos truhanes, levantando los brazos como si sostuviesen algo, dijeron:
-Esto son los pantalones. Ahí está la casaca. -Aquí tienen el manto... Las prendas son ligeras como si fuesen de telaraña; uno creería no llevar nada sobre el cuerpo, mas precisamente esto es lo bueno de la tela.
-¡Sí! -asintieron todos los cortesanos, a pesar de que no veían nada, pues nada había.
-¿Quiere dignarse Vuestra Majestad quitarse el traje que lleva -dijeron los dos bribones- para que podamos vestirle el nuevo delante del espejo?

Quitose el Emperador sus prendas, y los dos simularon ponerle las diversas piezas del vestido nuevo, que pretendían haber terminado poco antes. Y cogiendo al Emperador por la cintura, hicieron como si le atasen algo, la cola seguramente; y el Monarca todo era dar vueltas ante el espejo.

-¡Dios, y qué bien le sienta, le va estupendamente! -exclamaban todos-. ¡Vaya dibujo y vaya colores! ¡Es un traje precioso!
-El palio bajo el cual irá Vuestra Majestad durante la procesión, aguarda ya en la calle - anunció el maestro de Ceremonias.
-Muy bien, estoy a punto -dijo el Emperador-. ¿Verdad que me sienta bien? - y volviose una vez más de cara al espejo, para que todos creyeran que veía el vestido.

Los ayudas de cámara encargados de sostener la cola bajaron las manos al suelo como para levantarla, y avanzaron con ademán de sostener algo en el aire; por nada del mundo hubieran confesado que no veían nada. Y de este modo echó a andar el Emperador bajo el magnífico palio, mientras el gentío, desde la calle y las ventanas, decía:
-¡Qué preciosos son los vestidos nuevos del Emperador! ¡Qué magnífica cola! ¡Qué hermoso es todo!
Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.

-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.
-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.
-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!
-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.

En éste caso,yo soy el que no ve una buena película,si no una patraña sin sentido gracias a la cual Tarantino se ha reido de mi porque yo he pagado una entrada por verla.:mosqueo

Estoy un poco de acuerdo pero creo que tarantino no se rie de nosotros, viendo sus gustos cinéfilos me parece sincera. Estoy seguro que elabora la peli que le gustaría hacer, lo demás se la refanflinfa. Él no tiene culpa de ser un ícono de la modernidad, o que cierto sector de la critica se corra con su nombre. Nunca ví en spain tanta unaminidad en cuestiones críticas, sólo los más conservadores y no todos, le ponen a caldo.
 
Última edición:
Respuesta: Inglourious Basterds

Porqué no he podido dormir hoy?

Porqué no me la puedo quitar de la cabeza?

Cada minutos que pasa me gusta más y la encuentra más grande.

Enorme, Tarantino que ha vuelto loco.

El inicio es lo más bello y el mejor cine que recuerdo haber visto en muchos años.

GRANDE.

Un saludo.
 
Respuesta: Inglourious Basterds

Pues a mí tanto baboseo hiperbólico e hipertrofiado no solo no me crea "hype" sino que me echa para atrás. Y mucho, oiga.
 
Respuesta: Inglourious Basterds

En un momento en que la industria del cine se gasta 150 millones de dolares en financiar subproductos donde el guión lo escribe los efectos especiales, sin un mínimo atisbo de creatividad (aspecto importante en un arte como el cine) y ¿dirigidas? por realizadores de encargo; creo que poder ver en pantalla grande un clásico como Inglorious Basterds es además de un milagro, un privilegio.

Y es que hasta los que no habéis caído embrujados ante la nueva muestra de Tarantino, sabéis que una sola secuencia de esta película tiene mucho más sentido y valor cinematográfico que todo el cine que habéis visto en pantalla grande en todo este año.
 
Respuesta: Inglourious Basterds

El colega se ha marcado la película del año. Mil referencias que ya te esperas y que en ningún momento se intentan ocultar.

Una tensión in cresendo a lo largo de cada capítulo que culmina en un climax soberbio en un cine abarrotado.

Dialogos y conversaciones de 20 minutos con sustancia y perfectamente aplicables a cada momento (ya pueden estar hablando de la leche de las vacas, que su sentido tiene).

Una de las pocas veces en las que voy al cine de estreno, con la sala abarrotada y con una peli en la que la gente no hace mas que HABLAR y toda la platea bien callada y pendiente de lo que se está mascando en pantalla. Yo creo que viene a describir bien claro que aunque la peli no fuera lo que la gente pensaba en un momento (esa campaña de promoción) el cabrón no te deja mirar a otro sitio.

Lo dicho, deliciosa, y seguro que en revisionados se digiere aún mejor.

Ganas de tener el BR oiga.
 
Respuesta: Inglourious Basterds

No te falta razón, es que esto ya parece un concurso para ver a quien le ha gustado más la película y cuales son las palabras más adecuadas para describirlo.
A mi por ahora la que más me gusta es cuando se hace ilusión al semen y a la eyaculación...

La del coño húmedo es difícil de superar.
 
Respuesta: Inglourious Basterds

pues yo pensaba verla en unos meses.. pero los comentarios de varios foreros con quienes tengo más afinidad me han animado a ir al cine.


yo apuesto a que a dawson no le va a gustar, bueno, hará algun comentario de Melissa Laurent :juas
 
Respuesta: Inglourious Basterds

Me chocó bastante la película que se proyecta en el cine, al final. No parece una película rodada en los años 40. Ni su montaje, ni sus escenas de tiros (¿desde cuándo se han visto nunca impactos de disparos en los cuerpos y salpicando la sangre en algo rodado en 1945?) son propios de algo de esa época sino algo más contemporáneo.
No, espera, ya me lo digo yo: toda la película en sí es una fantasía, un cuento, un ajuste de cuentas.
Seguramente esa licencia, como todas, es intencionada, pero choca, Tal vez es también metacine, tal vez es que una película bélica alemana, real, no sería disfrutable para el fan de Quentin No sé, se podría explicar de tantas maneras.

Luego he leído que varias de esas escenas pertenecen a “Quel maledetto treno blindato (The Inglorious Bastards)”, así que se entiende mejor .
 
Respuesta: Inglourious Basterds

A mi lo que me deja descolocado y creo que ya se ha dicho aqui, la historia, el protagonista sobre el que gira todo, no son los bastardos... sino shosanna. Estos quedan en un segundo plano durante casi toda la pelicula.

Eso si con masterpieces como el momento bate o el sotano :palmasa mi ya me tiene conquistado porque es lo que esperaba de Tarantino: dialogos. No me direis que con la sangre se ha moderado esta vez :juas
 
Respuesta: Inglourious Basterds

Me chocó bastante la película que se proyecta en el cine, al final. No parece una película rodada en los años 40. Ni su montaje, ni sus escenas de tiros (¿desde cuándo se han visto nunca impactos de disparos en los cuerpos y salpicando la sangre en algo rodado en 1945?) son propios de algo de esa época sino algo más contemporáneo.
No, espera, ya me lo digo yo: toda la película en sí es una fantasía, un cuento, un ajuste de cuentas.
Seguramente esa licencia, como todas, es intencionada, pero choca, Tal vez es también metacine, tal vez es que una película bélica alemana, real, no sería disfrutable para el fan de Quentin No sé, se podría explicar de tantas maneras.

Luego he leído que varias de esas escenas pertenecen a “Quel maledetto treno blindato (The Inglorious Bastards)”, así que se entiende mejor .


Es un corto de 7 minutos rodado por Eli Roth y su hermano, y sí, incluye algunos planos de Inglorious bastards.
 
Arriba Pie