¿Qué tiene que pasar para que el presidente del Gobierno comparezca ante los ciudadanos para dar explicaciones?
¿No es suficiente que la Unión Europea haya tenido que acudir al rescate de los bancos españoles con una cantidad de dinero que se convertirá en deuda pública y nos endeudará durante años?
¿Está justificado que el presidente del Gobierno haga su primera aparición pública después del rescate en el palco de un estadio de fútbol en Polonia?
¿Entenderán los ciudadanos que en esa situación quien tiene que liderar el país esté desaparecido y disfrute de un partido de fútbol?
La noticia la da Luis de Guindos y el presidente del Gobierno se ha quedado en La Moncloa sin dar la cara y, salvo que aparezca en la Moncloa un gramo de cordura, Rajoy asistirá al partido de la Eurocopa de fútbol. Para eso sí está.
De Guindos no era el candidato en las elecciones, fue designado ministro por Rajoy, que fue quien pidió el voto hace solo dos meses apelando a la confianza y lo previsible.
En Italia, un primer ministro tecnócrata compareció para explicar los duros recortes y a su lado la ministra de Empleo no pudo evitar las lágrimas cuando lo anunciaba. En España, el presidente del Gobierno se niega a comparecer en el Pleno del Congreso, no explica ante los ciudadanos un histórico rescate europeo, pero sí disfruta de un buen partido de fútbol.
Los 10.000 millones de recorte en sanidad y educación se anunciaron en una fría nota de prensa y se debatieron una hora en el Congreso.
Tiene mayoría absoluta suficiente para hacer eso y casi lo que quiera, pero parte de la situación política y económica tiene que ver con la falta de liderazgo y la ausencia de confianza por mensajes claros desde el Gobierno. Y desde la oposición.
"Aquí hay un presidente del Gobierno que va a dar la cara y no se va a esconder", dijo Rajoy el pasado 10 de enero a la agencia Efe, en la primera y única entrevista que ha concedido desde que está en el cargo.
En la primera y única rueda de prensa en solitario dijo:
“No va a haber ningún rescate de la banca española”. Lo ha habido y Rajoy no ha explicado por qué dijo eso, por qué ha ocurrido lo contrario y qué más va a ocurrir.
La encuesta de Metroscopia para EL PAÍS de mañana refleja esa idea de falta de liderazgo que costará mucho recuperar. El tren avanza a toda velocidad y no parece que haya nadie al volante.
La forma en la que se anuncian las medidas dolorosas y traumáticas influye decisivamente sobre el grado de aceptación del fondo. A Rajoy le siguen faltando las formas. Se trata de dar la cara aunque te la partan.
Cabría esperar que Rajoy pida la comparecencia ante el Pleno del Congreso esta misma semana, pero los antecedentes no apuntan en esa dirección.
(Menos mal que De Guindos en la rueda de prensa ha aclarado que "el presidente del Gobierno está involucrado".
Al ministro de Economía le ha perdido la impostura de intentar vender como algo positivo lo que no lo es. Es cierto que podía haber sido peor si hubiera sido una intervención, pero la impostura se nota y de ahí a vender el rescate como si nos hubiera tocado la lotería va un trecho largo).