Lerink
The Finch Man
Se habla mucho estos días en el foro sobre "generalizar" y hay que entender porqué generalizar es malo: porque nos permite caer en un cinismo y en una aceptación tácita y derrotista de que ciertos grupos no pueden variar ni matizar sus opiniones.
Una cosa que deberíamos entender es que los partidos no son "malos" per se. Los partidos los componen personas y, por tanto, hay de todo, aunque sea por simple estadística. Lo que ocurre es que los que más trepan, los que más ganas tienen de figurar antes que hacer cosas útiles, son los más visibles, y manchan al resto. Como el resto no actúan, pagan justos por pecadores. El problema no es el PP y no es el PSOE: el problema son ciertas personas y subgrupos del PP y el PSOE, que actúan como lo hacen.
Si se exigiese una verdadera reforma, si consiguésemos sacar a la luz a la gente dentro de esos partidos que de verdad tiene un proyecto común para todos y no para sus propios bolsillos, estaría hecho. Pero por desgracia, no solo hay un tapón generacional por arriba (los cargos más altos, que imponen su egoísta manera de actuar) sino también por abajo: lo que hemos comentado de juventudes de partidos que viven constantemente bombardeados por consignas y dogmas del partido que, si desobedecen o se desvían o critican, acaban desplazados de la línea de salida.
Hay más partidos que los cuatro nombrados. Hay más proyectos. Incluso uno mismo puede crearse su proyecto (con dificultades, gracias a los grandes partidos que han puesto todos los obstáculos posibles, pero no es imposible).
Que creamos que todos los políticos son iguales es lo que quieren los corruptos para seguir perpetuándose. Que desconfiemos de la política, que clamemos contra la política, así, en bloque, es lo que la clase dominante quiere: que les ahorremos la democracia.
Lo importante es que la gente se informe. Que la gente entienda la responsabilidad de votar y entienda a quien le da el voto. Y que entiendan que, votando, no tienen que mirar solo por sus propios intereses, sino por lo más beneficioso para todos.
La regeneración de nuestra política tiene que venir de abajo, porque de arriba, donde siguen las mismas familias que en casi todo el siglo XX, os aseguro yo que no va a venir.
Una cosa que deberíamos entender es que los partidos no son "malos" per se. Los partidos los componen personas y, por tanto, hay de todo, aunque sea por simple estadística. Lo que ocurre es que los que más trepan, los que más ganas tienen de figurar antes que hacer cosas útiles, son los más visibles, y manchan al resto. Como el resto no actúan, pagan justos por pecadores. El problema no es el PP y no es el PSOE: el problema son ciertas personas y subgrupos del PP y el PSOE, que actúan como lo hacen.
Si se exigiese una verdadera reforma, si consiguésemos sacar a la luz a la gente dentro de esos partidos que de verdad tiene un proyecto común para todos y no para sus propios bolsillos, estaría hecho. Pero por desgracia, no solo hay un tapón generacional por arriba (los cargos más altos, que imponen su egoísta manera de actuar) sino también por abajo: lo que hemos comentado de juventudes de partidos que viven constantemente bombardeados por consignas y dogmas del partido que, si desobedecen o se desvían o critican, acaban desplazados de la línea de salida.
Hay más partidos que los cuatro nombrados. Hay más proyectos. Incluso uno mismo puede crearse su proyecto (con dificultades, gracias a los grandes partidos que han puesto todos los obstáculos posibles, pero no es imposible).
Que creamos que todos los políticos son iguales es lo que quieren los corruptos para seguir perpetuándose. Que desconfiemos de la política, que clamemos contra la política, así, en bloque, es lo que la clase dominante quiere: que les ahorremos la democracia.
Lo importante es que la gente se informe. Que la gente entienda la responsabilidad de votar y entienda a quien le da el voto. Y que entiendan que, votando, no tienen que mirar solo por sus propios intereses, sino por lo más beneficioso para todos.
La regeneración de nuestra política tiene que venir de abajo, porque de arriba, donde siguen las mismas familias que en casi todo el siglo XX, os aseguro yo que no va a venir.