Eraserhead (1976)
Descomunal opera prima de David Lynch, toda una inmersión en una experiencia audovisual al límite del visionado de un espectador de cine normal, que no solo supone un desafio a diferentes niveles de lógica y percepción.
Resulta increible comprobar como casi cuarenta años después la película mantiene intacta su capacidad para impactar, su frescura rompedora, su natural encanto, su asombrosa insolencia debutante, todo ello redondeado por la excepcional calidad de imagen y sonido restaurada para su edición bluray.
Desde su arranque comprobamos la habilidad y cuidado con el que ha dirigido su atención hacia las texturas: el travelling ascendente por el planeta sorprende por su iluminacion, sonido y perfeccion tecnica.
Se ha escrito mucho de las interpretaciones a las que da lugar sobre el miedo a la paternidad, misoginia, etc. emparentandolas con la experiencia personal que Lynch sufrió antes y durante el rodaje ( fue padre y se divorció ) .
Personalmente creo que todo es mucho mas esencial y no tan concreto. Henry, su protagonista, sufre un infierno existencial, al tener que afrontar un cambio vital que amenaza su estabilidad. El miedo a las responsabilidades adquiridas planea sobre una angustia mucho mayor: la pérdida del juicio. De ahí que la cabeza, como símbolo visual, pero sobre todo formal, sea el eje sobre el que gravita toda la película, ya desde su concepción ( título ), arranque en el maravilloso plano de apertura con la sobreexposición de Henry sobre un planeta ( su conciencia? ) , fisonomías ( del bebé mutante a la chica del radiador ), fragilidades ( el cuello que lo sustenta suele ser delgado y alargado) y secuencias ( la que da nombre y ¿sentido?, ser una fuente primaria de gomas de borrar )
Una secuencia que fue la idea de la que surgió todo, y donde no tenemos muy claro si es una alucinación, pesadilla, presentemiento, evocación o sencillamente el único momento que sucede en el mundo real, siendo todo lo demas vestigios captados por el tiempo en forma de ese polvo nebulosa...
No podemos dejar pasar por alto varios detalles, apreciados mucho mejor en su conjunto gracias al blu-ray: así la puesta en escena y dirección artística es impecable y demuestra una seguridad y aplomo increíbles en un debutante. Mas allá del fascinante skyline industrial, destacan escenarios como el hall del apartahotel donde Heny reside ( y donde ya aparece el suelo de lineas quebradas de la habitación roja de Twin Peaks ), así como su habitación, donde ojo al dato, tiene nada menos que una formación de tierra de donde brotan algunas ramas sin tiesto en su mesilla de noche (!?), un caldero con agua en un cajón ( a donde arroja en un acto tan espontáneo como bello una moneda , pura lógica lynchina del non sense ) , un montón de pelo o arbusto encima de un armario...
Aspectos todos que contribuyen a formar un mundo personalísimo e intransferible, ilógico racionalmente pero puramente armónico a nivel estético/visual. Y es que el obnubilado Henry ( en una inolvidable interpretación de Jack Nance ) lo es tanto por su genuino lenguaje corporal como por su peinado, por su vestimenta ( que a día de hoy sería copiada por miles de hipsters-nerds , rotuladores y boligrafos envueltos en un salvabolsillos ) por su mirada, desviada y eternamente angustiada.
Con momentos tan antológicos como el de la cena en casa de sus suegros, Lynch deconstruye con una malevosía admirable un lugar común en el cine estadounidense de comedias light 60´s como era ese, el de la presentación en sociedad de los padres de tu novia. Una idea genial resuelta con un arrojo incontestable: nadie podrá jamas quejarse de tener que pasar una velada más incómoda y desagradable que la que le toca en suerte al pobre Henry; una suegra lasciva, un suegro imbécil, una abuela inmóvil, una pollo viviente como cena y como guinda final una acusación que terminará por llevarle al infierno de la paternidad.
No existen convencionalismos sociales, todos los personajes interactuan con Henry directamente, sin cortapisas ni presentaciones, lo que nos acerca a la idea de que nos hallamos ante una historia narrada desde el propio subconsciente o instinto animal. La multitud de actos aberrantes ( casi como ritos para exorcizar fobias, como el ataque psicoepilépitco de su novia o el orgasmo durante la cena de su suegra ) parecen indicar esa dirección: aquí no se rigen por las normas conductuales de civismo comunmente aceptadas.
Ante ese panorama, no es raro que Henry se refugie en el ultimo reducto donde encontrar la tranquilidad, el interior de un radiador donde reposa un teatro-cabaret en el que una extraña pero encantadora dama le proporciona un escape de satisfacción, destruyendo y alejando aquello que le hace sufrir ( gusanos-esparmatozoides ) y entonando una canción tan sencilla como tranquilizadora, un deseo y una invitación, pese a su aspecto facial ( unas paperas horribles que no ocultan su sonrisa )
En definitiva, no tratéis de analizarla a través de la lógica: abandonaros con Henry en sus vicisitudes.