Bueno, después de dos intentos fallidos, ayer corrí mi tercer Soplao.
Hago la crónica.
Voy con mi hijo. Nos hace ilusión compartir esta aventura y el objetivo es acabar la ruta larga: 150 km y 4700 mt de desnivel. También hay una ruta "corta" de 110 km y 3200 m, pero vamos muy entrenados.
A las 8, AC/DC nos da la salida.
Desde el año pasado han cambiado el recorrido y ya no hace falta madrugar para pillar sitio para evitar los tapones. Ahora se empieza subiendo El Moral por una buena pista, y el grupo se estira. Además, antes éramos casi 4000 ciclistas, y ahora apenas llegamos a 1500.
La idea es acabar la ruta en 12-13 horas, para poder llegar con luz natural, aunque llevamos linternas por si acaso.
El tiempo en la salida es ideal: Unos 8 grados y soleado, aunque anuncian lluvia a partir del medio día, y en cotas altas hará frío.
Subimos y bajamos El Moral y Cruz de Fuentes a buen ritmo. Ya llevamos 1800 metros de desnivel y 50 km a una media de 15, reservando energías. Si la mantenemos podemos acabar El Soplao en menos de once horas.
Encaramos el tercer puerto del dia: Ozcava. Al llegar a la cima empiezan los problemas: lluvia, niebla y un frío del carajo. Nos ponemos los impermeables, aunque pronto no iban a servir de nada.
Además, empiezan los problemas técnicos: El tornillito que sujeta la maneta del cambio está muy flojo y no puedo cambiar. Miro las herramientas y no tengo ninguna llave para apretarlo. Llego como puedo hasta arriba y empezamos la bajada hasta Los Tojos. La lluvia y el barro te empaña las gafas, por lo que al final, resulta mejor ir sin ellas. En esas condiciones, con piedras resbaladizas y la visión mermada, el descenso se vuelve superpeligroso. Además, la lluvia ha desconfigurado el GPS y no veo nada. Ni altimetría, ni cardio, ni nada. Las gotas actúan como si fuesen dedos. Paso de mirar al GPS.
Llegamos hasta el pueblo del Los Tojos totalmente empapados. Ahí consigo una llave con la que soluciono el problema del cambio.
Perfecto, ya puedo seguir.
Pues no: un rato más adelante escucho un clac-clac-clac en la rueda de detrás.
Paramos y veo que tengo un hierrajo clavado en la rueda. Saco el hierro y veo que ha hecho un tajo de 1 cm. El látex puede parar un pinchazo, pero esa raja es imposible. Pruebo solucionarlo con varias mechas, pero tampoco.
Entonces le digo a mi hijo que continue. Me jodería mucho que él no pudiese acabar el Soplao después de haberlo preparado desde Enero. Después de convencerlo, se va y me quedo solo.
Estoy empapado, tiritando, y con una bici pinchada en medio de la nada. Si viese a alguien de la organización me retiraba. Decido meter una cámara, algo que tiritando me lleva un buen rato, creo que media hora. Joder, maldigo mi mala suerte. Ya solo falta que venga un oso y me dé por el culo.
Continúo el descenso temblando de frío, bastante acojonado porque necesito las manos para frenar y apenas las noto. Solo espero que empiece una subida para volver a calentar el cuerpo.
Al final llego a Correpoco, donde veo a muchos ciclistas que abandonan, tomando la carretera hacia Cabezón de la Sal. Yo toco la rueda trasera y veo que aguanta. Entonces decido seguir, qué cojones. Hemos venido a jugar. Le meto caña en el sendero de Correpoco para entrar en calor y empiezo a adelantar a unos cuantos ciclistas.
Llego al pie del temible Negreo. Es un puertaco que empieza con rampas de hormigón, que tienes que subir zigzagueando y con el cuerpo adelantado para que no se levante la bici. Más adelante desaparece el hormigón y disminuye un poco la pendiente, aunque con las piedras y el agua tienes que negociar cada pedalada para no quedarte clavado.
Voy subiendo de cota y la lluvia cada vez es más fría. Aparece la niebla y el viento.
Después de mucho sufrimiento, llego a la cima, donde hay un avituallamiento. Se agradecería algo calentito, pero solo tienen refrescos fríos. Parece que los organizadores solo piensan en los patrocinadores y no en los ciclistas.
Entonces decido tomar el desvío para la ruta "corta" de 110 km. Ya estoy harto de condiciones infernales.
Al cabo de una hora más o menos de pista, con alguna subidilla y algún descenso peligroso, por fin llego a Ruente. Ya solo quedan unos 8 km por carretera hasta la meta. Encuentro a otro tipo que tira y hacemos relevos a 35-40 kmh adelantando a bastante gente. Todavía me quedan fuerzas, y además, ya tengo ganas de llegar.
Finalmente llego a la meta de Cabezón de la Sal. Recojo la medalla de finisher y voy directo al servicio médico para que me quiten el barro de los ojos. Ahí veo a varios tipos temblando, envueltos en mantas térmicas.
Paso de ir a comer nada en la meta porque estoy helado. Sé que si me paro y me enfrío empezaré a temblar, y todavía tengo que llegar a la posada, que está a 6 km.
Cuando llego a la posada, me meto vestido bajo la ducha caliente, para quitar el barro. Después de ducharme bien duchado, me pongo toda la ropa de abrigo que tengo, más un anorak de plumas y me meto en la cama, con un par de mantas encima. Así paso una hora entera, hasta que empiezo a entrar en calor.
A las 21h me entero que mi hijo ha acabado la ruta larga. Joder, vaya crack.
Lo celebramos comiendo un chuletón con los otros cinco que fuimos. Cuatro de ellos también pudieron acabar la larga.
Miro las clasificaciones, y de los 1300 tipos inscritos en la ruta larga, apenas acabaron 500.
Capítulo aparte merece la organización. Un completo desastre.
No puedes tener a más de mil tios pedaleando por la montaña sin un mínimo de control. Pasé por zonas peligrosas y solitarias donde no había nadie. No ví ninguna moto, ni ningún quad, ni nadie controlando nada. Vale que casi todos vamos con GPS, pero te pierdes por las montañas, entre la niebla, y la puedes liar parda. O tienes un problema mecánico y te pilla una hipotermia fijo. Lo raro es que entre tanta gente no haya palmao nadie. Aparte, avituallamientos inadecuados e insuficientes.
Fatal, pero fatal. Conmigo que no cuenten más.
Pero bueno, tú, otra más a la saca!