Respuesta: El Hobbit: Un Viaje Inesperado -CRÍTICAS-
Yo me iba temiendo ese comienzo alargado en Bolsón Cerrado, pero esperaba disfrutar como el resto de esa adrenalítica hora final que alaba todo el mundo. Pues raro que soy, me ha pasado justo al contrario.
Diría que tiene tres problemas en general: la falta del elemento sorpresa de descubrir esa Tierra Media; Peter Jackson y coguionistas pajeando a millones de fans a través de una pantalla, y los defectos habituales de Peter Jackson.
De lo primero no hay rastro en el comienzo, porque el prólogo es inmejorable en este sentido, mostrando la maravilla de Ciudad del Valle y el reino enano, prometiendo territorio fresco y más diseños geniales de los que te transportan de lleno a la preciosa Tierra Media creada por el equipo de Jackson. Es cuando la aventura comienza y te vas dando cuenta de que solo vas a ver orcos y trasgos y huargos y más orcos y más trasgos y más huargos cuando entiendes que la falta del elemento sorpresa está desgraciadamente potenciada por la decisión de estirar la historia en tres películas, y de inventarse hordas de enemigos impersonales liderados en uno de los casos por una auténtica mierda de antagonista, ese Kratos Voldemort que aburre solo con verlo.
Si el prólogo me gusta por lo que cuenta y por lo que muestra, no me gusta tanto por cómo encaja. Porque es muy bonito situar la historia dentro de ESDLA (y a este respecto guiños como los chichones de Gandalf, los gritos de Gandalf o el tratamiento del anillo a mí no me molestan), pero está claro que choca lateralmente con el hecho de que esa historia debe explicarse también en Bolsón Cerrado al Bilbo joven. Ese es el lugar natural del flashback, y sin embargo cinematográficamente es difícil hacer que funcione ahí. Queda mucho mejor al principio del todo y reservar Bolsón Cerrado para forjar las relaciones y las motivaciones. Por ello nada mejor que echar mano de Frodo y las vísperas del cumpleaños, aunque a expensas de que luego la escena en que se saca el mapa y parece que va a contarse la historia de nuevo produzca auténtico vértigo.
Pero el pum-pum no se acaba con los lazos con ESDLA. Tenemos otro en la canción del trailer, bonita pero innecesaria, y sobre todo introducida por un corte de montaje para la posteridad; un montador que planta una escena como quien planta un pino. Plof. Hay otro dame-dame en la estiradíiisima secuencia de los trolls, regodeándose Jackson y cía en...no sé bien el qué, porque el humor culinario de los trolls no es para tanto y el de Bilbo queda mejor expuesto en otras partes. El siguiente oh,sí-oh,sí es el pegotazo de Radagast, absolutamente innecesario así, y otro en el concilio de Rivendel. Bueno, en realidad el problema de la larguísima estancia en Rivendel es el ritmo de cada escena, desde ese espantoso tempo, por incoherente, en el plano que descubre la ciudad ("Hola, ¿cuándo cortas?"), pasando por la presentación de Elrond con Howard Shore desbocado hasta el punto de ridiculizar la escena, o los flashes humorísticos de los enanos, o la solemne lectura del código lunar (WTF), hasta la reunión final con una Galadriel a 12fps espantosamente colocada por Jackson (en sus planos algo tiene que moverse por cojones, además de la cámara) o un Saruman al que hay que ignorar porque sesenta años después es el malo.
Así que paso a los defectos habituales de Jackson: su humor bufonesco, su sentido cursi de lo bonito y, en definitiva, sus excesos. El humor me ha sorprendido porque me lo esperaba peor; hay cosas que trago menos como los platos voladores o las patatas fritas, y cosas que me gustan como el tono general en Bolsón Cerrado, las coñas entre enanos cuando proceden
o, sobre todo, un fantástico Martin Freeman. Lo peor de la estética de la película es su limpieza, no solo en la nitidez sino en la paleta de colores, con amaneceres rosáceos y fuegos abrasadores, todo un orange-blue sintético y artificial que no me gusta nada. Y culpo de esto al digital, sin duda, y al sobeteo con el Digital Intermediate. Hay un plano nocturno milagroso en Lesnie, y porque el decorado tenía que ser exterior por cojones: uno de la puerta de Bolsón Cerrado al principio. Y ahí reconozco que se lo agradezco al digital, porque sabe Dios qué foco habría plantado si no tuviera esa sensiblilidad a su disposición. Pero vamos, que la culpa no es tanto de Lesnie como de Jackson.
Jackson, que aquí se atreve con varios "¡Noooo!" de
que matan la heroicidad del momento, o la matarían si antes sintieras algo por los personajes. Porque en el torrente hiperbólico de acción por un tubo planificada como el culo, o al menos visible para algunas persecuciones imposibles, en ese despendole que desata esa pelea de gigantes de piedra (QUÉ COÑO ES ESO), uno ya ha entendido que Jackson quiere ofrecer un divertimento ligero, pero no es óbice para conservar la credibilidad de que alguien puede morir en algún momento. Tal es esa despreocupación por su parte, que me importan una mierda las cabriolas que hagan para salir del agujero, o los árboles que tengan que escalar al borde del precipicio para ser rescatados cuando Gandalf pide el comodín de las águilas.
Que lo que me ha encantado o me ha gustado mucho durante la primera hora, introduciendo personajes que me gustan, un protagonista con carisma, una salida emocionante (el mejor momento de la película), se lo carga del todo el señor Jackson, con la complicidad sumisa de su temible montador. Al menos me queda entre medias ese extraordinario Serkis como Gollum, y la impagable sensación, justo antes del descalabro con el flashback de Azog, de que esta iba a ser una película de aventuras de verdad, de las que te hacen sentir y sufrir con los personajes. No una película noble y elegante, porque su director no lo es, pero al menos una buena película.