El Megapost de los 80: Repasando a Richard Franklin

Respuesta: El Megapost de los Ochenta (Parte 8: El pescador pescado

La Cosa bebe de Lovekraf más que de Alien, lo único en que se parecen es que sale un marciano cabrón.

No está de más comentar que en 1982 en el telediario de las 3 de la tarde se dedicaron a poner un greatest hits de los momentos más repulsivos de la cinta con motivo de su aterrizaje en sigtes, que provocó vomitos, abortos, mareos y cefaleas en los españolitos de a pie, que a esas horas estaban mojando los churros con el café.

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Braulio llama al 091, que nos invaden!!
 
Respuesta: El Megapost de los Ochenta (Parte 8: El pescador pescado

Que empieze ya, que el público se va!!


Grande Henry!!
 
Respuesta: El Megapost de los Ochenta (Parte 9: La naturaleza ya no nos ajunta)

Esto ya está terminado :) Teniendo en cuenta la GIGANTESCA cantidad de títulos a reseñar, creo que la espera ha sido bastante breve. El próximo megapost tardará BASTANTE MÁS, y es que será difícil de preparar... será la tercera parte del súper megapost "MONSTRUOS", Y allí estarán todos los monstruos, salvo los acuáticos, los monstruos "reales" (bichos y animales agresivos) y los venidos del espacio. Es decir, monstruos mágicos, seres de otras dimensiones estilo Hellraiser, muñecos asesinos... os suplico paciencia, y si tenéis algún título que aportar, mandadme un privado, por favor :hola

IX: Monstruos, Segunda parte: La Naturaleza ya no nos ajunta:
La Naturaleza nos odia. Es un hecho reconocido, innegable: nos odia. Y sus criaturas nos atacan, como el post de los bichos marinos ha dejado demostrado. Claro está, no son las únicas armas que Mamá Tierra puede lanzar contra nosotros, en cualquier momento. La historia del cine así lo ha atestiguado, casi siempre, con toneladas de dramatismo y exageración en cuanto a los ataques. El origen de este tipo de cine podría establecerse más o menos, con El mundo perdido, o King Kong, y ya más recientemente, las hormigas y arañas agigantadas por los experimentos del mad doctor de turno, en aquellas cincuenteras películas de ciencia ficción, o en los ataques a la capital de Tokio por parte del lagarto radioactivo Godzilla. En los años setenta, era cuestión de tiempo que a alguien se le ocurriese mezclar las grandes películas de catástrofes de Irwin Allen con películas como Tiburón. Y ya en los ochenta, los productores debieron pensar que, si el público se tragaba continuamente secuelas e imitaciones de la película de bicho marino de Spielberg, también podrían gastarse la pasta en ver a sus primos, los animales terrestres, comiéndose a los humanos.

Sobre todo, debido a la zafiedad de la mayoría de estas películas, no habrá sección de Caspa en este megapost, porque casi todo lo que vamos a tratar es ya de por si, lo bastante casposo. Dividiré el megapost en dos partes: Animales terrestres por un lado, e insectos por el otro. También tengo que aclarar que muchas de estas películas caen en la segunda mitad de los setenta, más que en los ochenta, aunque la mayoría tuvieron su momento de gloria en vídeo, o en pases televisivos, así que nunca está de más repasarlo todo. Disfrutadlo, y que no os piquen las chinches…:juas

Animales terrestres: El referente más moderno en cuanto a ataques animales antes de los años setenta es, claro, Los pájaros, del gordo del suspense, aunque también quiero pasar de puntillas sobre Tierra de Alimañas, un western de 1966, donde el protagonista, además del villano de turno, tenía que enfrentarse con un oso con muy malas pulgas que rondaba por su comunidad, uno de nuestros primeros animales agresivos que ataca en solitario. Como ni la temática en si, ni la fecha del film no nos quedan cerca, paso de puntillas.
En cuanto a osos asesinos, hay dos películas más por reseñar (Grizzly y Grizzly 2). La primera, si no recuerdo mal, es de 1979, y la segunda, de 1987. La primera parte es un clásico ejemplo de libro de la influencia que tuvo el esquema Tiburón: una reserva natural que espera a numerosos excursionistas, un jefe con intereses económicos y malas pulgas, ataques del oso asesino mostrados sin demasiados resultados explícitos y sin enseñar completamente al bicho, y la presencia del protagonista y su amigo, un biólogo que se lleva bien con los osos, y conoce la región. Se supone que el oso es un grizzly, mucho más grande y mortífero de lo corriente, especie en grave peligro de extinción, aunque al final solo se una garra, un plano del ojo, y luego, un oso correteando por aquí y por allá, mordisqueando humanos. En general, un plagio no muy encubierto de Tiburón, entretenida y poco más. La secuela, Grizzly 2: El depredador, me encantaría verla. Transcurre durante un concierto de rock, y en ella encontraremos caretos más o menos reconocibles, como George Clooney, Laura Dern, Louise Fletcher, Deborah Foreman (toda una reina del cine ochentero cutre) John Rhys-Davis, y el mismísimo Charlie Sheen. Su título original, por si a alguien le interesa buscarla, es Predator: The Concert. Promete ser una bizarrada importante de finales de los ochenta.

En 1972, tenemos esa delirante obra oscura titulada Night of Lepus, lo que vendría a ser “La noche de los conejos”. Mis investigaciones para encontrar esta película en castellano han sido en vano, sé que aquí se tituló “Una noche infernal” pero da la casualidad de que hay otra película, del mismo año, de igual título en castellano, ¡pero que no tiene nada que ver! Al final, la vi en VO a pelo, en youtube está disponible, por si a alguien le interesa. De todas formas, no hace falta saber inglés para “comprender” la película, porque en si, no es nada complicada: conejos gigantes comiendo humanos. La cosa es más o menos así: la población está preocupada. Hay superpoblación humana, y hay miedo a que se nos acabe la comida, el agua, y las comodidades occidentales, en general. De todo esto nos vamos enterando a través de los noticiarios narrados por el Matías Prats de turno. Por si la superpoblación y los problemas derivados de ella no fueran suficiente, los conejos, animales atrevidos e infernales, se comen nuestras exiguas cosechas. Obviamente, los humanos, alarmados por tal desfachatez, comenzamos a matar conejos, y a experimentar con ellos para que no se coman NUESTRA comida. Un conejo al que le habían inyectado no sé que hormonas (perdonen mi inglés) para que no coma comida de humanos, se escapa, y no se sabe muy bien como, acaba criando conejos gigantes en una cueva, o algo así. A partir de ahí, los conejos gigantes irán devorando humanos… aunque donde dije “conejos gigantes” léase en realidad extras enfundados en alfombras de peluche, donde dije “devorando” léase el uso de témpera roja, bien roja, sobre cuerpos inertes, o maniquíes. ¿Qué esperaban, de una película titulada Night of the lepus?
La amenaza de los conejos gigantes se extiende incluso a la ciudad, causando destrozos varios (hay una escena en un autocine que debe verse para creerse) y los científicos y militares urden un plan para librarse de ellos, por medio de la electricidad, o algo similar. En youtube, repito, está para ver, en inglés a pelo. No se lo aconsejo a nadie: la paella de conejo nunca será lo mismo.

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Necesito tus botas, tu ropa, y tus zanahor... ¡eh, eh, no te rias! Voy en serio, soy un conejo asesino... ¡me comeré a tus hijos!

Hay un par de películas en las cuales, la naturaleza ataca a saco, entre muy diversas especies. Una de ellas es El día de los animales, de 1977. Mis esfuerzos por encontrarla han sido inútiles; tal vez en el futuro encuentre alguna copia en VHS, o la saquen en DVD, o la pongan en el ciberespacio… hoy por hoy, verla en castellano, me ha sido imposible. La película, por lo que he leído, es un alegato ecologista, según el cual, si agujereásemos la capa de ozono, creando un agujero demasiado grande, el clima se resentiría y todos los animales enloquecerían, atacando a los humanos (e imagino, atacándose entre si). Como nota interesante, sale Leslie Nielsen, y al parecer, en serio.

Otra película similar que si he podido ver, es El alimento de los dioses. Ya en los primeros minutos, el protagonista reflexiona, recordando como su padre le decía que, si el hombre se aprovechaba de la Naturaleza de forma destructiva, la Naturaleza se vengaría del Hombre. El protagonista es un deportista, de vacaciones con dos amigos, en un lugar “donde el hombre no ha destrozado la Naturaleza”. Uno de sus amigos es asesinado por un insecto de gigantescas proporciones, y cuando vaya a pedir ayuda a una granja cercana, el protagonista se encontrará con una anciana histérica, y unos pollos y gallinas de tamaño descomunal e imposible en el granero… resultará que el matrimonio granjero ha descubierto una sustancia que brota de la tierra, y que dada de comer a los animales, aumenta el tamaño de los mismos. Un insensible empresario y su sensible asistenta acudirán a la granja para comprar el invento, que acabaría con el hambre en el mundo. En la granja se reúnen el protagonista y su amigo superviviente, el empresario y su secretaria, y un matrimonio que pasaba por allí (ella está embarazada). Pronto se hará evidente que, además de las gallinas y los polluelos, otros animales menos recomendables han bebido de la sustancia. Así, tenemos asquerosos gusanos enormes, ratas voraces del tamaño de perros, y avispas que parecen gaviotas. Os garantizo que os picará todo el cuerpo durante el visionado. El director, Bert I. Gordon, es un realizador de múltiples películas de bichos o personas aumentados de tamaño, y en tal cometido volveremos a encontrárnoslo más tarde en este mismo post, en otra de sus películas. Sin duda se trata de una jugarreta del destino, que un tipo cuyas iniciales son BIG se dedicara toda su vida a hacer películas sobre seres gigantes :lol
La película es muy poco creíble, pues los efectos especiales son viejos y muy poco convincentes, dudo que convencieran ni siquiera en la época del estreno. Gusanos animados, ratas correteando entre maquetas, y la primera aparición de una avispa gigante, se nota a la legua que es un bicho de plástico, por no hablar de la pelea del protagonista con los pollos y gallinas gigantes, parece sacado de las peleas de Padre de familia, entre Peter y el pollo, pero más cutre. Todo muy falso, lo más desagradable, los gusanos (realmente repugnantes) y las ratas. Las muertes están muy bien, duras y sin escatimar elementos sangrientos y desagradables. La moraleja final es que no le toquemos las narices a la Madre Naturaleza, porque nunca sabemos por donde va a devolvernos el golpe. Para ilustrarlo, ahí está el personaje del empresario, insensible, pomposo, altanero y extremadamente codicioso, no le importan las muertes, ni el peligro que pueda correr su propia vida, solo hacerse rico con el producto que le deparará teneros gigantes y vacas gigantes para vender al Tercer Mundo. Por aquí, la película la editó Video Diversión, sino recuerdo mal, una filial de Video Movies Internacional.

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A finales de los ochenta/ principios de los noventa, podías hablar de la película que trataba de un jabalí gigante asesino, y todo el mundo sabía de qué estabas hablando, aunque casi nadie podía decirte el título. Fue una de las películas por las que más se preguntaba en los foros, en los comienzos de Internet, por lo menos aquí en España. Hoy, sabemos que se trata de Razorback: Los colmillos del Infierno. Producción australiana, ópera prima del sosainas de Russell Mulcahy, y protagonizada por Gregory Harrison, actor que será desconocido para muchos que vosotros, pero que actuó en gran número de películas para el mercado de vídeo, y que, lejos de ser un gran actor, tenía una presencia de honestidad y “normalidad” muy de agradecer en estos tiempos, en los que en todas las películas todos son físicamente perfectos. La historia cuenta como una mujer llega a Australia para hacer un reportaje, y allí será asediada por una pandilla de subnormales profundos (calcados de los de Perros de paja) mientras investiga en una sociedad y una cultura principalmente machista. Finalmente, desaparecerá, y su marido se trasladará a Australia en su busca, y allí descubrirá tanto a los pandilleros de la Australia profunda, como la leyenda de un jabalí gigante que mora por el gran desierto australiano… un anciano que perdió a su familia (bebé incluido) en las fauces del jabalí, ayudará a nuestro protagonista a cobrarse venganza.
Lo cierto es que Razorback es una monster movie ochentera la mar de simpática, los ataques con el jabalí están muy bien resueltos, y tras el excelente prólogo, que nos pone en situación, la primera mitad de la película está algo coja, con la mujer dando vueltas por la región australiana, molestada primero, asediada después por la pandilla (que insisto, es copiada directamente de la peli de Sam). Cuando el marido llega al continente australiano, la cosa se anima considerablemente, hasta alcanzar su clímax en el enfrentamiento entre hombre y bestia, en una vieja fábrica abandonada, donde también irá a parar el nuevo interés romántico del protagonista. La banda sonora, en esos minutos finales en la fábrica, es realmente buena y muy pegadiza y épica. La editó la Cannon, pero no a través de Izaro Films, sino de Thorn EMI, y la carátula es realmente mítica y habitual en los videoclubs de la época. La compré hace años, en un videoclub que liquidaba sus VHS, y durante bastantes años, estuvo muy buscada, aunque creo que hace relativamente poco, salió por fin en DVD (ignoro en qué condiciones). Una imprescindible de monstruos ochenteros.

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Los anfibios, cocodrilos aparte, también dieron una sugerente muestra de este tipo de cine, una película llamada Frogs, Ranas. Curioso producto de una AIP setentera, pasados ya los días de Corman/Poe, con Ray Milland y Sam Elliot en la función. Hace tiempo que me la agencié en VHS, pareciéndome interesante, ya que en su día se me pasó por completo. La pregunta que todos estaréis haciendo es: ¿Cómo pueden unos individuos lograr que esos bichos verdosos y enanos puedan ser considerados una amenaza? ¿Resultan creíbles como devora humanos? Veámoslo.
Milland es el anticuado y gruñón patriarca de una familia de clase alta más bien elitista. Cuando sus dos nietos arrollen la canoa de un joven arisco que se dedica a tomar fotos de la fauna contaminada (Elliot) se verán en la obligación social de invitarlo a comer en su finca, donde poco a poco, al principio mediante detalles, nos vamos percatando de que algo raro ocurre en la finca pantanosa que rodea la mansión… ausencia de línea telefónica, o un vasallo del patriarca que había ido al pantano y no ha regresado, son pequeñas señales de lo que acontecerá, un auténtico infierno en la Tierra, con multitud de ranas, serpientes y otros bichos de pantano, algunos de tamaño mayor al normal, que convertirán la mansión en su buffet particular. Mientras que el personaje de Elliot es un fotógrafo ecologista que desaconseja al anciano más fumigaciones, las cuales son, aparentemente, culpable de lo sucedido, el personaje de Milland se convertirá prácticamente en villano, por encima de los bichos: un anciano orgulloso, irreflexivo y medio loco, que mientras sus familiares se amontonan en la lista de asesinados, se niega a abandonar su hogar ancestral, y prohíbe a sus parientes hacer lo mismo, creyendo, hasta el último momento (cuando, claro, ya será tarde) que pueden defenderse de la agresión desde la comodidad de su hogar, prácticamente sin mover un dedo.
Es de agradecer el toque ecologista que, por lo que voy viendo, suelen aparecer en estas películas. El enfrentamiento entre la explotación y comercialización de la Naturaleza, haciendo oídos sordos a las posibles consecuencias (tanto para la misma Naturaleza como para nosotros mismos) enfrentado a la actitud ecológica, que aconseja no meter la mano en lo que ya estaba creado cuando nosotros aparecimos en el planeta, que aporta a estas películas un toque muy setentero, curiosamente, para nada envejecido hoy en día, que el discurso todavía no se ha resuelto. Ray Milland está espléndido como el viejo arrogante y mandamás (que parece ser su rol habitual en muchas películas y series) y un joven Sam Elliot cumple con la papeleta de héroe ecologista. Tópica (al menos me lo parece a mi, aunque quizás sea porque llevo días viendo películas de bichos) pero entretenida. Los ataques se resuelven con bichos danzando sobre los cuerpos, pero sobre todo, planos de cerca a las ranas, con los ojos fijos en la cámara mientras se les mueve la garganta, o de las fauces de las serpientes. Algunas imágenes llegan a ser algo ridículas (como la de las ranas apoyando las patas en la ventana para intentar abrirla) pero en general, no sale del todo malparado, aunque nunca llega a provocar terror real.

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Pasando ahora a los animales domésticos, empezaré con los gatos, porque la verdad, hay más bien poco de qué hablar. Una producción llamada Strays (Garras Asesinas, en España) que me ha sido imposible ver. Mencionar Cementerio Viviente, donde el padre de la familia Creed enterrará a Church, el gato familiar fallecido, en el antiguo cementerio micmac, para que este regrese, según decía el anuncio de Tele5 de cuando fue emitida hace años “cargado de maldad”. Más que de maldad, vuelve convertido en un muñeco de trapo con bombillas en los ojos, y apestando a muerto… y es que Cementerio Viviente es un señor bodrio de tres pares.
Otra de King, que paso de puntillas, es Los ojos del gato. Siendo honestos, el gato en cuestión no mata a nadie, es más, es el héroe de la función. Sirve para unificar los sketches de la película, de Lewis Teague (entrañable director al que volveremos a mencionar en breve) basada en relatos de Stephen King (los dos primeros sacados de su antología El umbral de la noche, el tercero escrito específicamente para la película). La película mezcla humor con terror (más bien poco) en tres sketches. En el primero, un fumador intenta abandonar el vicio, para lo cual, acudirá a una compañía cuyos radicales métodos incluyen someterle a vigilancia constante, y si fuma, torturar a su familia. James Woods protagoniza el sketch más humorístico de todos. En la segunda, un profesor de tenis enamorado de la esposa de un magnate es secuestrado por los gorilas del citado magnate, que le propondrá una apuesta: se quedará con su mujer, y con una gran suma de dinero, si da la vuelta al rascacielos sobre la exigua cornisa que lo rodea, a un paso del vacío. Bastante agobiante y conseguido. El más terrorífico es el tercero, donde un bicho repugnante, una especie de duende con malas pulgas, secuestra a Drew Barrymore (lo que demuestra que el bicho tenía visión de futuro). El gato acudirá al rescate. Una serie B realmente deliciosa, simple, modesta, divertida y honrada con el espectador, con una buena caterva de actores secundarios entrañables, más o menos reconocibles hoy día.

Otra sobre la que paso de puntillas, por estar ya muy alejada de nuestra década, es Sonámbulos. El primer guión de un largometraje escrito por Stephen King para el cine, sin ser antes un relato o una novela, es prácticamente un telefilm, de ideas realmente fascinantes y hasta novedosas… pero el desarrollo es el peor posible. Una madre soltera y aún joven, y su hijo adolescente, se trasladan a un pueblecito. Resultan ser sonámbulos, seres ancestrales medio felinos, medio humanos, que viven ocultándose en disfraces humanos y sobreviven alimentándose de la fuerza vital de jóvenes vírgenes. Precisamente debido a su origen felino, los gatos son los únicos que detectan a estos sonámbulos como seres monstruosos, y tienen tendencia a atacarles (especialmente a las hembras de la especie). Me repito, ideas muy curiosas, concepto fascinante, pero todo muy mal llevado, entre la comedia chusca y el terror pasado de moda… Mick Garris nunca tuvo el más mínimo arte cinematográfico. Me imagino esto filmado por Darabont, y estaríamos hablando de un clásico del fantástico moderno. Y es que hay directores que han repetido adaptando a King, y han conseguido grandes logros (Darabont, o Rob Reiner) pero también hay otros, como este Garris, que dan la impresión de estar ahí para firmar, y tener a King detrás, como director (malo, muy malo) en la sombra.

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En cuanto a chuchos, si que tenemos unos cuantos ejemplos aceptables de cine ochentero. El primero, que duda cabe, es Cujo, Como podemos ver, Stephen King fue prácticamente ubicuo en el cine fantástico ochenteroCujo está dirigido por nuestro viejo amigo, Lewis Teague, un tipo discreto, pero muy presente en el cine comercial de los ochenta. Hoy anda bastante perdido en labores televisivas. Cujo le dio un prestigio enorme, y es que, aunque no sé cómo de envejecida estará para los ojos de un espectador actual, en su estreno fue una película bastante terrorífica y ponía nervioso a más de uno y de dos, con el dichoso San Bernardo. Personalmente, la novela de King en la que se basa me parece de las peores (el propio King admite que la escribió en su época de drogadicto total, y literalmente, asegura no recordar haberla escrito, o sea que ya podéis imaginar…). En base a ese material literario, la película es el típico producto de la década, que no sobresaldría demasiado de no ser por la tensión que se crea en ciertas escenas, y que la convirtió en una referencia inolvidable para toda una generación. Justo al lado del edificio donde viví con mi familia, más o menos entre 1982 y 1987, había un taller mecánico, donde tenían a una perra constantemente encerrada, porque era muy dada a ladrar a cualquiera que pasara junto a sus dominios. Boya, se llamaba, un pedazo de chucho enorme, con el pelaje marrón canela, pelo muy corto, se quedaba a veces atada cerca de la entrada, y no veáis con que mala hostia les aullaba a los críos… y con qué mala leche solía mi hermano meterme miedo, a mi y a mis amigos del colegio, recordándonos la existencia de Cujo, y jurándo que entre Cujo y “nuestra” Boya, había parentesco seguro. Cosas de la infancia…
La película tiene como protagonista a la ochentera a más no poder Dee Wallace Stone, auténtica MILF de la época, como madre de familia. Su marido diseña líneas de cereales para una importante marca, y ella es una sufrida ama de casa que se dedica a ponerle los cuernos a su marido, en sus ratos libres. No falta el hijo, claro, con sus constantes temores a monstruos inexistentes viviendo en las sombras de su habitación. Al padre se le juntan varias cosas en un día, desde un problema laboral (sus cereales provocan hemorragias internas) a la confirmación de sus sospechas acerca de su condición de cornudo. Sale corriendo para solucionar el primer problema, y huir temporalmente del segundo, y poco después su mujer y su hijo se quedarán atrapados en el interior de su coche estropeado, con el enorme San Bernardo, Cujo, al que han contagiado la rabia, rondando por el exterior, después de haber masticado a un par de humanos por el camino. La tensión en el coche se va disparando, y el dichoso chucho consigue darnos pena (al menos a quienes somos amantes de los animales) y terror a la vez, creando un clima realmente asfixiante, a lo que contribuyen la banda sonora y el ambiente cada vez más cálido y pegajoso que se respira en el interior del coche.
Por aquí nos la editó Video Movies Internacional, como tantas otras, en una edición bastante antigua, que tengo la suerte de poseer. Luego, que yo sepa, salió una edición ya en los noventa, por parte de Manga Films, que fue incluida también en una colección de quiosco sobre Stephen King. Hace poco salió en DVD en España, una edición, curiosamente sin doblaje alguno. Habrá que guardar el VHS como oro en paño, igual que el de Ojos de fuego

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No quería quedarme sin mencionar una curiosidad, The Pack (ignoro totalmente el título en castellano, sospecho que no se estrenó, o se estrenó con el título sin traducir). Mis intentos por encontrarla han sido inútiles, nuevamente. Probablemente sea una bazofia (o quizás no) pero siento un gran amor y respeto por estas producciones añejas, olvidadas por el mundo, casi ilocalizables. El forero Sorel (quien si no) fue quien me la recomendó; espero que nos pueda contar algo de ella:disimulo
Y es que, ese es el gran problema. Todas esas producciones que salieron a las estanterías de videoclub, y murieron allí. Algunas (quiero creer que muchas) han sido descubiertas por coleccionistas, que han tenido el detalle de ripearlas, y ponerlas al servicio de una legión de fanáticos de la nostalgia ochentera. Pero puedo aseguraros que tantas otras permanecen en el más absoluto olvido, ilocalizables. Quizá sea mejor así. Una de ellas se titula “El perro” a secas. No he encontrado referencia de ella en ninguna parte, y solo puedo hablar de su terrorífica carátula, teniendo en primer plano un ser cánido de fauces exageradas. No llegué a verla, pero en cambio, si llegué a ver Monster Dog, de la que hay más referencias en la red (probablemente por el protagonismo de Alice Cooper). Según he leído, aquí se estrenó como “Los perros de la muerte” pero yo recuerdo perfectamente ver la carátula del videoclub, con el título original “Monster Dog” perfectamente visible. Resulta ser una coproducción entre los Estados Unidos, Puerto Rico… ¡Y España! La película trata sobre una banda de rock que se enfrentará al chucho sobrenatural, números musicales por cortesía de Cooper incluídos, con transformaciones y efectos especiales ultra-cutres. No la he vuelto a ver desde aquellos días, pero es una de esas películas que se graban en la memoria, más por lo que representan que por lo que son. Y es que, seguro que si la veo ahora, es un bodrio del quince. Pero seguro.

Para terminar con los perruelos (puede que más de uno deje a su perro fuera de la habitación después de este post) una pequeña serie B de principios de los noventa, titulada ingeniosamente El amigo del hombre (nótese que el título original, El mejor amigo del hombre, está mal traducido al castellano). Dirigida por John Lafia (coguionista del primer Muñeco Diabólico, y director de la primera secuela de Chucky) se trata de un serie B al servicio de los secundarios Lance Henriksen y Ally Sheedy (señora ochentera por excelencia).
Los títulos de crédito nos muestran una serie de ilustraciones antiguas con perros o lobos en posturas más o menos agresivas, o amenazadoras e inquietantes. Se nos presenta a la Sheedy, la típica periodista con ganas de meterse donde no la han llamado, para triunfar laboralmente. “Los derechos de los animales están de moda, es un tema comercial”, así se mete la señora en este embrollo, acudiendo a unos laboratorios donde se efectúan experimentos con animales. Allí, ella y su cámara son descubiertos y salen por patas, acaban llevándose a un perro, Max, pese a los intentos del doctor por retenerlo… “Max no es amigo del hombre”, soltará Henriksen, quedándose tan pancho.
Aunque me miréis raro, siempre he dicho que en el estilo visual y narrativo de la serie B se puede contemplar perfectamente el paso de los ochenta a los noventa, como si hubiese una serie de cambios que me son difíciles de enumerar y explicar, pero que veo perfectamente cuando me pongo a ver una de estas. Fueron unos tiempos de indefinición para el fantástico de la serie B, todo parecían películas de la Full Moon, tan insulsas como inofensivas, y solo de vez en cuando brillaba una joyita entre tanta mediocridad. Finalmente, en 1996, el género decidió dar la vuelta sobre si mismo, darse la vuelta para mostrar lo de siempre de forma distinta, y Viernes 13 o Halloween pasaron testigo a Scream y sus subproductos (y las secuelas de sagas ochentenas perdieron sus rasgos para amoldarse a la nueva tónica). En fin, fue una pena que la cosa no pudiese salir por otro sitio

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Pasamos ya al final de esta parte del megapost. Y qué mejor para terminar que poner un par de ejemplos de cine de naturaleza agresiva protagonizados por nuestros primos más cercanos, los monos. Más allá de la saga del planeta de los simios, en los ochenta hubo un par de series B muy interesantes, ambos muy parecidos: uno de estos animales se encariña con su dueño, hasta llegar al extremo de MATAR…
Atracción diabólica, marca la salida de George A. Romero del panorama del cine fantástico, porque lo que hizo después no le llega a la suela de los zapatos a su trilogía zombi, a Martin, Creepshow, o Los caballeros de la moto… se trata de una historia de suspense muy correcta, sin grandes alardes, simple y honesta con el espectador. Allan Mann es un joven deportista que una mañana, sale a hacer footing y resulta atropellado, quedando inválido. Mientras su vida se derrumba (su novia le deja por su médico, y pierde todas sus esperanzas de ser una figura del deporte) un amigo suyo científico, que está experimentando con monos, añadiendo hormonas humanas a su sistema, decide regalarse una simpática mona, Ella, adiestrada para ayudar al inválido a hacerse a su nueva vida. Mejor le podía haber regalado un loro, y se hubieran ahorrado todos una masacre, pero claro, así no hay película...
Las hormonas usadas por el científico son femeninas, por lo que la relación entre Ella y su dueño enseguida se vicia: él tiene espantosas pesadillas en las que aquellos que le han hecho daño sufren un castigo, y luego, lo que ha soñado sucede. ¿Interpreta Ella sus deseos, y los lleva a cabo, en una especie de relación simbiótica? Nadie puede interponerse entre el hombre y la monita, hasta que Allan se enamora de su fisioterapeuta, y descubre que su lesión pueda tener cura, entonces querrá deshacerse de su siniestro lazarillo particular… solo que la otra parte de la “relación” no lo verá con buenos ojos.
La verdad es que, dentro de su corrección, la película resulta regular (tanto para bien como para mal) quiero decir, se trata de la típica película correcta de ver, disfrutar, y olvidar, no marca ninguna cumbre en el género, pero sí se hace recordable por un par de puntos a remarcar, especialmente en la relación entre el protagonista (que tras su accidente, abandono de su novia, e intento de suicidio, en su relación con Ella se irá volviendo algo cada vez más inhumano) y la mona, una relación totalmente zoofílica y viciada. Al final, el protagonista querrá librarse de su compañera, y cuando ella aísle al protagonista en su casa, este le dirá “Eras mi cuerpo y ahora quieres ser también el cerebro, ¿no?”. Una buena idea que, sin embargo, queda totalmente desaprovechada y obvia, al ponerla en boca del protagonista. También dan bastante mal rollo las escenas en el laboratorio del que proviene Ella, donde el científico amigo del protagonista lleva a cabo sus experimentos (en alguna Fangoria sacaron fotos de una escena descartada donde le abrían el cerebro al cadáver de una mujer para sacarle trozos de cerebro y ponérselos a los monos… en fin). Las escenas finales con la monita, el protagonista y unas cerillas, son bastante asfixiantes y conseguidas.

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Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, quería aprovechar esta película para hablar de algo relativamente común, aunque hoy parezca imposible… ¡EL PIRATEO!
Mucha gente pensará, especialmente los pescaditos frescos de tierna edad, que el pirateo en la era de las cintas magníficas (digo, magnéticas) era casi imposible, engorroso, sucio, incómodo, oscuro, subterráneo, underground… y quizá lo era, pero solía ser mucho más habitual de lo que se piensa hoy en día. En una era en la que, con hacer clic en un botón, o entrar en una página web, puedes tener cualquier película o serie, mucho antes de que llegue a España, es una consecuencia natural del pirateo de aquellos días, la evolución, el progreso. Copiarte una cinta del videoclub, grabar de la tele, conseguir copias ilícitas, o importarlas del extranjero. Intentaré explicar todas las opciones…
1) La copia casera. Normalmente consistía en alquilar dos pelis, y comprar una cinta virgen de aquellas de 240 minutos, para grabarte dos “por el precio de una”. Montar toda la pesca con los cables, pedirle el vídeo al vecino, e iniciar el proceso. Y las cintas no valían lo que vale un CD virgen, NI DIOS tocaba el vídeo hasta que había terminado. Mira que si le dabas al stop, o a rebobinar, o… la podías cagar de cualquier forma. El proceso implicaba estar ahí mirando, aburrido, o jugando en la terraza a hacer penes de plastilina para arrancarles un chillido de asco a las chavalas en el colegio el lunes por la mañana. En cualquier caso, tenías que esperar a que pasara la cinta, el tiempo “real” que durasen las películas. Una odisea, como esperar a que cargasen los cartuchos del Spectrum. Luego le ponías la etiqueta, con los nombres, y las metías en su estuche de cartón, y a correr. O si tenías suerte, y tenías la carátula del SuperTele, que coincidía con la peli que habías grabado… pero esas eran las menos de las veces. Y luego a devolver la peli con media sonrisa, casi aguantando las ganas de salir corriendo, no sea que “la calidad del visionado se haya reducido” el dueño se entere, y me meta dos hostias, o le cobre no se cuantas mil pelas a mi padre por la dichosa peliculita… y es que los anuncios antipiratería eran incluso más agresivos en aquellos días. ¡que un niño de siete años se grabase Cariño he encogido a los niños en un pueblo perdido de la España profunda, podía afectar a futuras producciones cinematográficas!

2) Las casas pirata: un raro fenómeno que aún hoy, me resulta inexplicable. En algún almacén de chinos, alguien hacía las copias, pero luego las metía en carátulas más elaboradas, para pasarlas por originales. Pero no hacía una fotocopia de la carátula de “CIC Vídeo” o “Columbia Pictures”, NO. Se inventaba el nombre de una casa videográfica que jamás había existido, y vendía sus pelis bajo ese sello. La verdad, me resulta totalmente incomprensible… ¡y lo más incomprensible, que algunas de esas piraterías acababan en las estanterías de videoclubs legítimos! Recuerdo perfectamente que se olían a la legua, ¿eh? El nombre de la distribuidora no le sonaba ni a Dios. Normalmente la carátula era todo un folio, de colores horrorosos, con la foto delantera de la película, y texto detrás. Y NUNCA llevaban fotos de la peli en la parte trasera de la carátula. Recuerdo sellos como Río Video Films, Gaudi Video… había una que intentaba imitar, y parecer a simple vista, Warner Home Video, pero… ¡no era Warner Home Video! Descaradísimo. Estas casas solían tener dos “líneas de tirada de VHS”, o bien copias de estrenos, de lo más nuevo y solicitado, o bien, copias de marcianazas, de películas que ni yo mismo conocía… imagino que para que el palo fuese mínimo si los cogían, no lo sé. Ojalá supiera de donde salieron aquellas distribuidoras imposibles… ¿fundamos una? ¿NosoloVHS Original Video? Yo pongo las marcianadas :D:D:D

3) La copia extranjera: Este último fenómeno es el equivalente a lo que hoy en día conocemos a “copia que se ve como el trasero de un mandril, y con audio sudamericano, pero la tengo tres meses antes de que salga aquí”. Hay películas que se estrenaban antes en otros países de habla hispana, y si su éxito en el cine era suficientemente apabullante, pues se intentaba traer del otro lado del charco (la espera entre el cine y el videoclub antes, era considerablemente más larga que ahora). Lo divertido, claro, era que muchas veces el título no tenía nada que ver allí con el de aquí, por lo que te podías hacer un auténtico lío. Había catálogos de VHS con sección de “Películas de importación” y recuerdo haber pedido una a México, uno de tantos filmes que se hicieron allí con el mismo equipo de El chavo del Ocho… la película todavía debe estar por casa de mis padres, con veinte años a cuestas. Muy pocas veces, que yo recuerde, se veían estas cintas en videoclubs españoles (seguramente por problemas de derechos, y tal) pero sí que se encontraban en rastros y mercadillos. Hoy día, ignoro si alguien en España las habrá coleccionado…
¿Qué porqué me ha apetecido hablar de esto en un post de animales asesinos? Por una cosa graciosa que vi el otro día… copia argentina de Atracción Diabólica.

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Y por último, está Link. Film de Patrick Franklin, ochentero total, donde un mono se enamora de Elizabeth Shue (científicos estadounidenses rastrean día y noche mi posible parentesco con ese animal). En la película, la Shue es una jovenzuela cuasi adolescente que, para pagarse los estudios, acepta un trabajo en la casa de un zoólogo que trabaja con tres primates, estableciendo hasta donde puede llegar la inteligencia de los animales. Poco después de la llegada de la señorita Shue a la mansión (aislada y rodeada por precipicios y un acantilado, por supuesto) del zoólogo (Terence Stamp) los tres animalitos empezarán a desarrollar un comportamiento sospechoso, especialmente el tal Link…
Vi esta peli de chaval, produce la Cannon, y sale Elizabeth Shue. Hacer un comentario de ella (la peli, no mi Elizabeth) partiendo de esos tres puntos, me resulta difícil. Recuerdo que el cartel siempre me asustaba, ¡un mono con una jodida cerilla en la mano! UF. Una vez alquilada, y llegada la hora del visionado con mi hermano, este resultó mítico. Los títulos de crédito con motivos selváticos, con una melodía casi circense, dan lugar a la historia. Elizabeth es una estudiante de ciencias es una escuela inglesa, que tras asistir a la conferencia del profesor interpretado por Stamp, intenta que este la acepte como ayudante, interesada por el tema. Se desplazará hasta la mansión, donde poco a poco se hace evidente que los monos a cargo del doctor están escapando poco a poco de su control.
La película se toma su tiempo (casi cuarenta minutos) en presentarnos la situación. Stamp resulta bastante carismático, y poco a poco se nos va mostrando la vida en esa mansión aislada, el aprendizaje de los monos… y la obsesión de Link por el fuego, y por su nueva cuidadora. Poco a poco, se van sucediendo situaciones más y más agobiantes (los planos a cámara lenta de los monos rodeando al doctor son bastante angustiosos) y la tensión crece, mientras el novio de la protagonista y sus amigos van a la mansión en su busca, al tener el teléfono desconectado. Vamos, que va el novio a salvarla in extremis, y se lleva un poco de carnaza para los primates.
La película fue editada aquí por Filmayer Home Video, edición que busco y ya encontraré con el tiempo, pero que todavía no he conseguido en VHS :notok Producto entrañable de su época, hoy, olvidado salvo por los aficionados en fase “nostalgia incurable”, pese a todo, sigue siendo muy disfrutable.

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Ahora viene la segunda parte del Megapost (si, si, lo que habéis leído hasta ahora era solo, aproximadamente, la mitad). Los que sufráis de insectofobia, relajaos en la medida de lo posible: no habrá fotos desagradables (no es mi estilo, tampoco) pero aún así, os va a picar…

Insectos: Desde películas de los años cincuenta con animales agigantados por la radiación, o por científicos locos con propósitos poco agradables, hasta que todo el subgénero resurgió en los setenta, lo que más cambió fueron los efectos especiales, pues el fondo seguía siendo el mismo. Empezaremos por las reinas del subgénero, las arañas. Bichos asquerosos, peludos y con más patas de las que cualquier ser vivo necesita, que tuvo su primera aparición reseñable en nuestro post en 1975: La invasión de las arañas gigantes. En un pequeño pueblo de Wisconsin, unas arañas que parecen moverse sobre cuatro ruedas saldrán de su madriguera para acometer todo tipo de tropelías. Ilocalizable en castellano, he visto trozos en youtube. Aquel que tenga ganas de reírse un ratito, que me siga allí, pues le espera una serie Z que descubrir… viendo el trailer, me estaba preguntando, una vez más, si acaso no estaré contradiciendo las leyes divinas al hablar de estas películas. Porque estoy seguro de que, de no mencionarlas, el foro seguiría tranquilamente su existencia, con los foreros desconociendo estas películas de por vida… ¿No es mejor la ignorancia para según que cosas? ¿Tienen valor sentimental estas pelis? ¿Es mi VHS de ROTOR un arma de destrucción masiva?

Hay un film muy apreciado y apreciable, dirigido por John Bud Cardos (el nombre, a priori, promete) y protagonizado por William Shatner, titulado aquí ¡Tarántula! (como la peli cincuentera, pero con signo de exlamación). Ya al principio suena una melodía añeja y uno no sabe qué pensar... ¿tarantulas asesinas al ritmo de folk? Bueno, ¿porque no? Se nos pone en situacion rapidamente: Shatner vive con la viuda de su hermano en un rancho, un veterinario especialista en caballos. Varios caballos de la zona son atacados por unas agresivas tarantulas, y Shatner empezará a investigar el tema, acompañado de una recién llegada a la zona, con la que, como mandan los cánones, ligará, como Dios manda. Al parecer, el abuso de insecticida en la zona ha acabado con las especies de insectos menores, fuente de alimentación de las tarantulas, que pasarán a comer lo que se les eche, convirtiendose en una jerarquizada y agresiva plaga asesina. Básicamente, se trata de un plagio de Los pájaros, cambiando obviamente aves por arañas, donde una pequeña población tradicional sufrirá un auténtico infierno por el cual pagará cumplidamente su ignorancia. El plano final, por otra parte, es de los que te hace subir un auténtico escalofrío por la espalda, por poco que te hayas tomado la peli en serio :sudor

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Y desde luego… está Aracnophobia. No es exactamente una película, aunque lo parezca. Es un ejemplo perfectamente aceptable de lo que fueron los ochenta, y también de cómo los ochenta violaron a los noventa, pues hubo unos años en los que parecía que la década del ocho, simplemente, no se había terminado. Una línea marcada por películas que seguían aquel viejo código del cine de entretenimiento ochentero, aunque estaban ya fuera de época. La dichosa Aracnophobia (se tradujo a Aracnofobia, aunque en diversas revistas se la mencionaba por su título original) fue un fenómeno social, algo así como Parque Jurásico, pero en pequeña escala. La recuerdo como de las más alquiladas de la época en el videoclub, y con bastante merchandising alrededor: posters, fotocromos, incluso el forero Sorel asegura que sacaron cómic, aunque eso no lo recuerdo… si me acuerdo que en la fachada del videoclub donde trabajaba, se ponían dos posters de estrenos, y cuando pasaba el tiempo, los cambiaban. El de Aracnofobia tenía algo atractivo para mi, así que me lo pedí para ponerlo en mi habitación (junto los posters de Robocop y Comando que tenía por mis paredes…) pero un par de días antes de que lo retiraran de la fachada, algún hijo de la gran puta lo robó, arrancándolo de la pared. Desde entonces, se puso fuera una vitrina de cristal para los posters, pero la amargura no me la quitó nadie, aún hoy me siento resentido por aquello. La película (que gracias a su edición en vídeo, y su emisión en TVE1 semana si, semana no, conocerá casi todo el mundo, me imagino) parida por la Amblin, bajo el amparo del gran Steven Spielberg, y dirigida por un primerizo Frank Marshall (como productor tenía olfato, pero como director, viendo Congo, o la presente… en fin) y tiene un reparto de lo más corriente para la época: John Goodman, Jeff Daniels, Julian “Warlock el brujo” Sands, y algún secundario también muy de la época, como el carpenteriano Peter Jason. El argumento, más simple, no puede ser: un puñado de arañas venenosas provenientes de las selvas de Brasil van a parar por accidente a una pacífica comunidad americana (pacífica, y tópica de cojones). Un biólogo súper especialista en arácnidos acude al rescate (Sands) aunque sus conocimientos no le sirven de gran cosa… los que hayáis visto la peli, me entenderéis. En fin, típico producto cuasi familiar de la época, tan entretenido como insulso. Llegaba el tiempo de los noventa.

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Despachadas las arañas, nos acercaremos a otros simpáticos bichejos, las hormigas. De niño, en una casa de campo de unos familiares, las había a cientos. Solía jugar con ellas, de maneras no demasiado amables, metiéndolas en botellas de agua con trozos de comida en la superficie para que se agarraran a ellas, o intentando localizar sus hormigueros. Estas películas que vamos a comentar son pues, hechas para adorables engendros infantiles de mente sucia, como un servidor.
Sucesos en la cuarta fase es quizás la más famosa o "prestigiosa" de todas ellas. Tras una serie de cambios astronómicos, un científico asegura que las hormigas se han visto afectadas, y pueden suponer una amenaza para la Humanidad. Se traslada a una base científica en el desierto, junto con un criptógrafo (Michael Murphy) para descifrar el lenguaje de las hormigas, averiguar lo que traman, y si es menester, destruirlas. En todo momento se pone de manifiesto que son una especie socialmente similar a la nuestra, aunque mucho mejor organizada: no hay individuos, se trata de una masa social, que trabaja y se sacrifica por un bien común (la protección y el bienestar de la reina). Poco a poco, la pareja, acompañados de una joven que ha acudido a refugiarse allí tras el ataque de las hormigas a su casa, intentarán comunicarse con los bichos, aparentemente con éxito, aunque con la incertidumbre de si las hormigas quieren destruirles, o comunicarse realmente con los humanos, aumentada su inteligencia. Incluso tras un ataque químico, los bichos adaptarán su biología para sobrevivir al ataque. Adaptarse o morir, que dice la carátula del VHS.
El final es jodidamente raro y alucinógeno. Tras cierta tensión entre el científico, más bien chalado, y el criptógrafo, un tipo normal que se ha visto envuelto en el asunto sin realmente involucrarse o interesarse, llegará un extraño mensaje: AHORA SOIS LIBRES. Y poco después... lo dejo a visionado de cada uno, y realmente, merece la pena. Una joyita que me era desconocida, ciencia ficción, mensaje a entendimiento de cada uno, film apocalíptico como pocos, con un airecillo a tecno thriller (palabreja que se inventó para definir películas de ciencia ficción con abundantes elementos técnicos)... no se me ocurre nada más que decir. VEDLA. Luego, me comentáis. Una grande :palmas:palmas:palmas

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También tenemos una ejem, curiosidad, titulada El imperio de las hormigas (de nuestro amigo BIG, antes mencionado) con Joan Collins. De nuevo, un sano tufillo ecologista recorre toda la cinta, producción de la AIP basada supuestamente en una novela de HG Wells (no la he leído). Joan Collins es una señorita de buen ver, con pinta de zorrón prepotente, intenta embaucar a una serie de ricachones para que compren una casa en su complejo paradisiaco "Costas de ensueño". Por desgracia, en la misma zona se han estado realizando vertidos tóxicos en el mar, y las hormigas han acudido a remojarse en ellos. A consecuencia de dicho baño, se convierten en hormigas gigantes que además, poseen el poder de controlar la mente de los humanos. Toma, castaña :inaudito:inaudito Por supuesto, los pijos incautos que han acudido a comprar un trozo del paraíso que les ofrece la Collins, se verán metidos en medio del fregado, entre miraditas, amoríos, canapés, conversaciones vacuas e insultantes para la raza humana, y con mucha, mucha casquería. Siempre es de agradecer. Abundan los planos de "Hormiga-Visión" y cuando estas salen de lejos son bichejos movidos por medio del stop motion, y si las vemos atacar en directo de cerca, son muñecos más o menos bien resueltos. Si en El alimento de los dioses, las ratas devoradoras de hombres daban mucha grima, aquí da incluso más. Y es que, ¿hay algo peor que morir comido por una puta hormiga? La música de este film setentero, por cierto, podría ir derecha a Falcon Crest, o cualquier serial parecido. Música setentera más bien cutre. La editó por aquí Video Movies Internacional (una más...) aunque nunca llegué a verla, hasta ahora, pero recuerdo la carátula (dibuajada, que gusto :yes) con una hormiga saliendo de una boca humana...

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También es reseñable un telefilm llamado Hormigas. Cuando me fue recomendada, no tenía ni puñetera idea, pensaba que era una incunable que nunca había visto. Pero cuando me puse a revisarla... ¡ea! Me suena, me suena... ¡SI, bingo! Y es que hay una peli sobre hormigas que vi de chaval, y que me dejó acojonadísimo. Desde ese día intenté encontrarla, sin éxito, casi todo el mundo me remitía a "El imperio..." o no sabían que existía. Recordaba perfectamente la escena final, donde los protagonistas atrapados descubren que si se inmovilizan, las hormigas no atacarán. Para poder respirar mejor sin que se note tanto su presencia, arrancan trozos del empapelado de la pared, formando tubos a través de los cuales respiran, escena que siempre usaba yo para preguntar por ella por ahí, ya que era lo que más recordaba. Curiosamente, la copia a la que he accedido está retitulada, y se llama "Intrusos letales" :inaudito:inaudito:inaudito Aunque no cabe duda que se trata del original Hormigas. Además, dicha copia, grabada de ONO, está redoblada, sin ninguna duda. Unos recientes arreglos en el lujoso hotel Lakewood Manor provocan la aparición de una plaga de hormigas con deficiencia nutricional, que por supuesto, paliarán comiendo visitantes del hotel. Muy telefilmesca, con el gran Robert Foxworth (el Charles Giovverti de Falcon Crest) como jefe de los albañiles, y Brian Denehy como poli al cargo del rescate de los visitantes del hotel. Telefilmesco y setentero a más no poder, a mi me ha tenido con una sonrisa de oreja a oreja todo el rato, porque en si, el film no es absolutamente nada, un telefilm, pero por otro lado, se echan de menos aquellos telefilms, con actores esforzados y profesionales, simpáticos para el espectador, y buenas intenciones (que no pretensiones).

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Perdonen el tamaño (de la foto, no de las...)

En cuanto a abejas, muy poco voy a poder reseñar, ya que la mayoría de productos sobre estos picantes bichos son telefilmes antenatreseros de los de ver y olvidar. Si que sería imperdonable no sacar esa delicia catastrofista que es El enjambre, y que nos sirvió el gran Irwin Allen. Digámoslo ya, la película es bastante floja, aunque su reparto de lujo y su inolvidable banda sonora la salvan a ratos Y es que ver en pantalla a Michael Cane, Richard Widmark, Henry Fonda, Richard Chamberlain o Ben Johnson, bajo la batuta musical del enorme Jerry Goldsmith, tiene que ser bueno, por narices. La historia es muy típica, es La aventura del Poseidón, pero cambiando barco sumergido por una plaga de abejas africanas que asolan los Estados Unidos. Un entomólogo (Caine) liderará un equipo científico que habrá de colaborar estrechamente con los militares para poner fin a la situación. No estamos ante el típico producto de serie B/Z de la productora AIP, sino ante una verdadera superproducción de la Warner Bros, que después de ganar un pastizal con los filmes catastrofistas de Allen, le dieron carta blanca (el presupuesto es de 21 millones). El desastre económico (10 millones recaudados en EEUU) acabó con la confianza de la Warner en Allen. Y es que, que el guionista de esta película fuera el mismo que puso guión a Yo, el halcón :cuniao no fue buena señal. En general, es la típica película que con menos medios, muchas menos pretensiones y unos actores menos conocidos y más curtidos en la serie B, habría dado resultados discretos pero entrañables. Así, solo tenemos una castaña mayúscula (aunque incido en la espléndida Banda sonora de Goldsmith) que, pese a ser lo que es, siendo yo el patrón de las películas caídas en el fango, me veo obligado a salvarla. Editada con toda lógica por Warner Home Vídeo, recuerdo perfectamente verla por los videoclubs, y en un pase de tv la vi a trozos hace muchos años.

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En cuanto a garrapatas, cucarachas y demás seres que suelen dar mucho asco, imperdonable sería no hablar del segmento final de Creepshow de Romero, donde un empresario viejo, cascarrabias e inmisericorde, obsesionado con la higiene, vive en su pulcro y enfermizo apartamento, en constante guerra contra gérmenes y humanos, se verá asediado por una plaga de bichos al más puro estilo "de parte de la Naturaleza, ¡jodete, cabrón!". El final, dudo que se les haya olvidado a quienes hayan visto la simpática cinta, el entrañable Mister Srooge con fobia a insectos acaba, literalmente, hasta el cuello de los mismos. Asqueroso y eficiente, a la hora de hacer que todo Dios que ha visto el film, hable de ese segmento.
También hay algún producto menor, mucho menos reseñable y que ni siquiera voy a pasar de mencionarlo, como Nido Subterráneo, un direct to video que por la epoca se podía ver con frecuencia en estanterías de videoclub. Ni siquiera recuerdo haberla visto, pero la carátula siempre me dio escalofríos :sudor

El megapost de bichos marinos lo terminé con una joya nacional, La grieta. Qué menos que hacer lo mismo aquí, y mencionar la gloriosa Slugs, Muerte viscosa. Editada por la casa Dister Video, trata sobre una repugnante especie de babosas que se alimentan de cuerpos humanos, en una pequeña ciudad norteamericana. Típica producción que mezcla actores americanos desconocidos con actores de su país de origen, España en este caso (entre ellos tenemos a nuestra boticaria favorita, Concha Cuetos). Extremadamente popular en la época, entre buscadores de casquería dura, adolescentes alienados que pululaban por los videoclubs intentando encontrar algo fuerte para ver con los amigos, con risas y cervezas a granel. La peli presente no es, ni mucho menos, tan mala como lo fue La grieta (pese a que ambas son del mismo director, Juan Piquer Simon). El inicio se parece a Piraña un poco, con pareja cachonda dirimiendo si se bañan o no en unas aguas sospechosas, él acabará devorado por las babosas en el tipico prólogo tiburonesco. Además hay una escena subidita de tono que, según he leído, le valió a Slugs la calificación X en los Estados Unidos (estos yankees blandengues... les llevamos la filmografía completa de Pajares y Esteso y a la mierda la primera potencia mundial) :garrulo


Fin, por hoy. Espero que lo disfruteis y os echéis unas risas... y un poco de paciencia quiero, para elaborar el próximo Megapost, y si se os ocurre algun titulo que recomendarme, mandadme un privi. Y como es costumbre, si en el presente megapost echais a faltad algo, añadirlo, por favor. Por mi parte, juro no volver a ver peliculas de bichos en una decada por lo menos, me he tragao tantas y TANTAS estos dias :sudor:sudor:sudor

¡No lo olviden! ¡Manténganse alerta! Porque un imperio de conejos gigantes han venido a colonizar el mundo... y ahora te quieren a TI
:alien

 
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JAJAJJAJJJAJAJJAJJJA MARAVlLLOSO EL CAMEO DE BROCKMAN

Una de ellas se titula “El perro” a secas. No he encontrado referencia de ella en ninguna parte, y solo puedo hablar de su terrorífica carátula, teniendo en primer plano un ser cánido de fauces exageradas.

¿Puedes poner la carátula? ¿Es posible que sea la semi-española El perro, protagonizada por Jason Miller, el padre Karras de El exorcista?
 
Última edición:
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:palmas:palmas:palmas:palmas:palmas

Como siempre. Solo una cosilla, no te sienta mal, pero estaría bien que subrayaras que Phase IV la dirigio el gran Saul Bass. Más de un cinefilo te lo agradecerá... :ok

Tambien me gustraía recomendar una cosa (no soporto que me hagan sombra;quiero atencion, y si con mi teclado no lo consigo...) En 1976, Nigel Kneale (of Quatermass fame) realizó una serie por el escrita de seis episodios llamado Beasts. En él, cada capitulo versaría sobre alguna que otra forma de animal. Hay uno, especificamente, llamado
During Barty's Party

Que retrata con auyentica maestria cómo una pareja de ancianos que vive en el campo puede acavar siendo devorada por una jauria de ratas mutantes.Sin enseñar un solo vicho, solo con sonido, y con dos actores rodados en video en una casa, un crescendo de tensión, de ingenio, de puro terror psicologico y un final terrorifico que te deja la piel como escarpias, buscadlo. Vedlo si podeis. Una obra maestra y una denostración, junto a Tiburon y Los Pajaros, que si el subgenero no dio tantas veces más que para serie b o z es porque no hubo empeño suficienye.
 
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También hay algún producto menor, mucho menos reseñable y que ni siquiera voy a pasar de mencionarlo, como Nido Subterráneo, un direct to video que por la epoca se podía ver con frecuencia en estanterías de videoclub. Ni siquiera recuerdo haberla visto, pero la carátula siempre me dio escalofríos :sudor

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:inaudito :inaudito :inaudito

Una película que JAMÁS veré.

Por cierto, ¿es cosa mía o en la car´tula de Link sale un gorila CON UNA PUTA GABARDINA? :lol
 
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Pues vosotros os la perdeis, porque es incluso mejor que algunas que reseñas, Henry... :yes
 
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No, si digo que jamás la veré porque odio las cucarachas con toda mi alma, me dan un asco tremendo...
 
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es RICHARD Franklin, no Patrick (titulo de peli que dirigio, igual de ahi viene tu lapsus).

si, Duss, el orangutan en la peli va vestido (restos de su numerito circense de epocas pasadas).

de las que citas, me gustan bastante RAZORBACK, MONKEY SHINES y la misma LINK. Desde luego, monos dan mas juego que.... ¿¡ranas?! Y ARACHNOPHOBIA no esta nada mal, hombre, aunque Marshall & Spielberg eliminen cualquier atisbo de caspa y por eso te ira menos. :p

THE SWARM es infame, pero te puedes reir bastante. En DVD la sacaron con media hora mas de gritos de Michael Caine y ataques de abejas en camara lenta.

la de Saul Bass la tenia grabada del C+, pero nucna la llegue a ver...
 
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Grandioso post, de verdad. Leído con parsimonia recuerdo la de la mona de Romero y Aracnofobia la tengo en mi estantería (en DVD, claro está) como oro en paño. Una fricada tan deliciosa como entretenida (2 pavines me costó en un videoclub de 2ª mano).
 
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Yo tengo por ahí el comic de Aracnofobia, ahora que me acuerdo.
 
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Lo compre en un kiosko en un barrio de Garcia Noblejas, en Madrid. El kiosco ya no está. Tenía además como portada la version del poster con la arañotarecortada contra la luna.
 
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Henry la caratula de Link que recuerdo acojonaba más que esa que has puesto, por cierto ¿no estaba nada mal no?
 
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grande Henry, como siempre :palmas

una pequeña reseña respecto a lo de los carteles en los videoclubs: no sé si en vuestras ciudades continuarán las antiguas marquesinas que anuncian películas, no me refiero a las de los autobuses, sino a otras que tenían el tamaño del cartel y en la parte de arriba, el nombre del cine en el que se proyectaba. Solían estar por el centro urbano, y claro, en aquellos tiempos eran una verdadera arma de marketing, ya que era raro que en el periódico salieran carteles de todas las películas. En Valladolid ya no las tenemos, y es una lástima, porque era un elemento urbano que me encantaba, y a lo que voy, algunos videoclubs también las tenían en la fachada exterior!
 
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Creo que había otra con el mono al final de una escalera que ascenía, mirando para abajo ¿alguien la recuerda?

Y una que no he vuelto a ver, con un pozo al fondo. ¿tambien la recuerad alguien?
 
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Yo la única que recuerdo es la que ha puesto Valek, que es la de la edición VHS de aquellos tiempos... pero en aquellos tiempos, se curraban posters en paises extranjeros que eran LA HOSTIA (me vienen a la mente los posters de Lifeforce de Hooper...)

Lo que comenta Nogales lo recuerdo perfectamente, recuerdo que cuando veraneaba en Torrevieja, veía esas marquesinas anunciado Muñeco Diabolico, Mi amigo Mac... y en pelis españolas de la época se veían de vez en cuando. Como esto:

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Marquesinas para Mi Amigo Mac... Torrevieja is diferent. :p

Joder, había peliculas que tenian 700 carteles, y la verdad, muchos de ellos, mejores que los bodtios que cubrían. ;)
 
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En el centro de Madrid se siguen viendo, con ese efecto del cartelón pintado a mano (que no se si será a estas alturas pintado a mano de verdad).
 
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Que maravilla, no sabeis la suerte que teneis, adoro todo eso.
 
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